jueves, 19 de mayo de 2016

HERÁLDICA PORTUGALUJA (27): ESCUDOS JUNTO A ANDRA MARI EN LA BASILICA



La calle central del retablo del Altar Mayor estaba constituida originalmente desde el tercer piso, mostrando la escena de la Anunciación, la Asunción de María, la Trinidad y una figura barbada en el tímpano.
La policromía y dorado de esta calle central, es obra de Francisco de Mendieta, el pintor de los cuadros popularmente conocidos como “El besamanos” (1609) y “La boda en Begoña” (1607). Juan de Pagoeta le atribuyó correctamente el primero a Francisco Vázquez, pero este era uno de los nombres que usaba Mendieta: Francisco Bázquez Retes, Francisco Bázquez de Mendieta, Francisco de Mendieta Retes, Francisco de Mendieta Bázquez y Francisco de Mendieta.
Francisco Bázquez padre, en su testamento de 22-2-1584 dice que su “criado” Francisco de Mendieta le debe doce reales de los quinientos que le prestó cuando pasó a Portugalete a dorar el retablo de la iglesia de Santa María… Por lo tanto, Mendieta doró y estofó el retablo portugalujo en 1582, como también lo fue del de San Jorge en Santurtzi. Sin embargo, doscientos años después se debió volver a dorar y estofar, ya que así aparece en las cuentas de 1749 al citar al pintor y decorador bilbaíno Antonio de Rada y al entallador portugalujo Pedro de Urquiola.
En 1948 se acometió la restauración de la imagen de Andra Mari, que había estado abandonada y retirada del culto, aun siendo la patrona de la Iglesia y de la Villa, hasta que hacia 1930, Eduardo Escárzaga la recuperó y colocó en la sacristía, salvándola de cualquier calentín en las canteras.
En 1950 se acometió una reforma del suntuoso Altar Mayor y se colocó a Andra Mari en la situación actual. Se estofó y policromó la imagen y se construyó un camarín semicilíndrico con un cuarto de esfera en la parte superior que obligó a ocultar la viga dorada donde comenzaba la primitiva calle central. A sus lados se colocaron dos ángeles dorados que sostienen en sus manos los escudos de Bizkaia, con sus lobos y orla con leones rampantes y el de Portugalete, este en la nueva versión que acababa de ser aprobada en 1949.
Para dar más realce a la imagen, se colocó sobre una nueva peana dorada, evitando que quedara oculta tras la parte superior del nuevo altar. Y aquí viene la novedad que seguramente supondrá para muchos portugalujos. En esta peana se pintó o esmaltó el escudo coronado de la Villa, con sus dos leones.


JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO


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