martes, 23 de enero de 2018

LA HERMANDAD DE SAN JOSÉ (1828-1982)





Hace unos días, nuestro buen amigo Loiola Martínez Bilbao nos ha entregado un ejemplar del REGLAMENTO DE LA HERMANDAD DE SAN JOSÉ DE PORTUGALETE, impreso en la Librería Sendagorta en 1947, con el fin de que lo estudiemos, hagamos público en este blog, quedando disponible a todos los seguidores de El Mareómetro en la Biblioteca Digital Portugaluja y finalmente que incremente los fondos del ARCHIVO HISTORICO MUNICIPAL. ¡Eskerrikasko!

El Reglamento dice que: “ha sido discutido y aprobado el 19 de Marzo de 1931 y modificado en la Junta general extraordinaria el 17 de Febrero de 1946”. Está firmado por el Mayordomo: Víctor Aroma y el Secretario: Santos Navarro.
Hace tiempo, ya hablamos en este blog de la cofradía de zapateros de San Crispín y San Crispiniano que existió en la villa desde 1797 y al igual que aquella, existió unaHermandad bajo la advocación de San José desde el 5 de Mayo de 1828, con el fin de agrupar inicialmente a los miembros de los gremios de carpintería y albañilería que así lo deseasen, “llevando la paz al necesitado, practicando el amor y caridad en los Hermanos, proporcionando mutua unión, y socorro mutuo desde el momento en que alguna enfermedad les impida dedicarse a su trabajo cotidiano ordinario, así como también en caso de fallecimiento de un hermano o de su esposa, llevarles algún consuelo ayudando y contribuyendo a este fin, según las necesidades y disponibilidades de la Hermandad”.
Según nos contó César Saavedra en su libro “Origen, vida y costumbres de la Noble Villa de Portugalete” (1967), llegó a contar con 400 hermanos una vez que se abriesen las puertas a otros oficios. Hay que tener en cuenta que hasta 1908 no comenzaron las primeras coberturas de seguridad social, que el franquismo reformó tras la guerra civil creando las Mutualidades Laborales de carácter sectorial y el INP que se encargaba de la Asistencia Sanitaria y de la recaudación de los Seguros Sociales. A pesar de todo, y según César Saavedra, “la disolución, se calcula se llevó a efecto en el año 1982 con el último secretario fallecido Sr. Aurrekoetxea”.
En el Reglamento vemos, que se podía ingresar si “se tenían más de 18 y menos de 40 años, tener buena salud y constitución tan robusta como exija el arte o profesión a que esté dedicado”. “Los hermanos dimisionarios que salieren estando al corriente del pago de las cuotas, podrán ser readmitidos si no han cumplido los 50 años y siempre que anteriormente hubieren pertenecido a la Hermandad durante 10 años consecutivos”.
Cada persona que ingresaba debía abonar en concepto de entrada 50 ptas., más 10 ptas. anuales que se abonaban el día de San José (19 de Marzo). Cada hermano que cayere enfermo después de dos meses de matriculado, disponía de una pensión de 1,50 pesetas diarias hasta un máximo de 60 días. César en 1967 ya hablaba de 3 ptas. diarias y 90 para casos de fallecimiento. Quedaban excluidas de prestación las enfermedades “por accidentes de trabajo”, “por excesos de bebidas y comidas”, “por heridas recibidas en riñas en que haya sido provocador o culpable” y“por dolencia que prueben su mala conducta”.
En caso de fallecimientos, el Sr. Mayordomo notificaba a los hermanos mediante un funcionario llamado “el avisador”, del día, hora y lugar, dando una tarjeta que debía ser devuelta a la puerta del cementerio, ya que la asistencia era obligatoria bajo multa de 3 pesetas. Igualmente y por turnos, deberían asistir a la iglesia a levantar las 24 hachas reglamentarias y a conducir el cadáver.
Esta hermandad, portaba y acompañaba siempre con sus hachas al paso del Santo Entierro durante las Procesiones de Semana Santa, así como al viático hasta la casa del hermano enfermo.
La Hermandad celebraba su asamblea anual el día de su patrón en los locales de las antiguas escuelas del Campo de la Iglesia, “tras haber implorado al Glorioso Patriarca San José durante la misa rezada de las 9 de la mañana en el altar del santo que existe en la Parroquia, tomando después un pequeño ágape consistente en queso de bola, pan y vino blanco”. En otras ocasiones se celebraron en las Escuelas de Zubeldia según me manifiesta mi mujer, que asistió varios años acompañando a su padre.
Por las fotos de los fondos de la Fundación El Abra, podemos apreciar como en alguna época también se debió celebrar algún banquete, ya que los hermanos aparecen posando, acalorados o trajeados y con mucho fuste, pero fumándose un buen puro.



JOSE LUIS GARAIZABAL




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