viernes, 1 de junio de 2018

EL FUERTE DE SAN ROQUE: 1884 LA AMPLIACIÓN



Cómo vimos en la entrada anterior, el proyecto municipal para la construcción de un barracón y acuerdos de Febrero, Marzo y Mayo de 1884, no se llevó a cabo, ya que bajo la dirección del Ingeniero Comandante se estaba fraguando este otro proyecto de fecha 14 de Enero de 1884 referente a la reforma y reparación del Cuartel de San Roque y construcción de un barracón para almacén de artillería (AHMP C95-22).

Este proyecto se redacta en virtud de una comunicación de fecha 3 de Enero de 1884 del Sr. Gobernador Militar de la Provincia, fijándose que las obras serían costeadas por el Ayuntamiento de Portugalete.

Dado el deficiente proyecto anterior de 1874, “se veía la necesidad de cambiar la poca luz y ventilación que ofrecía el aspillerado, válido en tiempos de guerra, pero que en tiempos de paz debía primar la comodidad e higiene del soldado, viéndose la necesidad de dotar de ventanas apaisadas dado que la altura de los muros no permitían hacerlas rectangulares, con antepechos suficientemente elevados para que los camastros queden resguardados de las corrientes de aire”.

Como ya vimos, el tejado de 1875 era de chapa galvanizada y aquel fuerte tenía que ser helador en invierno y un horno en verano. El nuevo proyecto “lo consideraba inadmisible, creyendo que un cielo raso pudiera ser la solución. Además se debería consolidad la cubierta para contrarrestar los efectos de los impetuosos vientos y rudos temporales que reinan con frecuencia”. “Además, aquel viejo tejado provocaba goteras  que dañaban los interiores, sobre todo las construcciones de madera, con daño para la salud del soldado”.

“Desecharon construir el barracón en el foso dada su poca anchura, lo cual generaría que los arrastres tanto de subida como de bajada del material de artillería fueran lentos y penosos. También se desechó construirlo en el terraplén de la luneta, porque quitaría sitio al desahogo de la guarnición, y además, que quedaría muy batido por el viento y siendo más caro”.

Entonces decidieron que dado el carácter provisional de la obra se presentaba otra alternativa que era utilizar para almacén el piso subterráneo, pero la consideraron inadmisible por altura y ventilación y que se utilizaba para almacenaje de carruajes.

La solución fue “adosar el barracón al muro de la izquierda o de la derecha de la puerta de entrada al fuerte y además de ser más económico, quedaba resguardado de los vientos del N.O.no embarazando las obras de reforma del fuerte, cuyo anteproyecto estaba aprobad2o.

Las obras de los nuevos alojamientos requirieron derribos, levantamiento de nuevos tabiques hasta la altura de los tirantes del techo, lo que permitía más capacidad cúbica de aire respirable en los dormitorios, apertura de nuevas ventanas apaisadas, construcción de los camastros con baldas mochileras y armeros, refuerzo del tejado y cambio de chapa a tejas. Según los planos, los camastros estaban inclinados, siendo más altos en la cabecera.

La fachada era de tablas de Francia, que según contó José Mª Areilza, estuvieron pintadas de color rojo, estando tapadas las juntas con latas (sic). Las nuevas obras facilitaban más luz y ventilación en los dormitorios de 52 metros de largo, asignando a cada hombre 0,75 m. lo que generaba 710 m3 de aire respirable, o sea 10 m3 por cada individuo.

La duración de la obra, se fijó en 20 DIAS LABORARIOS (sic). El nuevo edificio es el que se indica en el plano como “Dormitorios 1 y 2”. Ambos estaban a distinto nivel, transformando las fachadas de 150 aspilleras del edificio de 1875 a otras con 30 ventanas más amplias. Esta fachada es la que ha quedado grabada en diferentes fotografías, como la que encabeza estas líneas.

El contratista fue Matías Lasa, al que ya citamos en este blog al hablar de las obras de reconstrucción de la vieja ermita de San Cristóbal (1885).  El 24-7-1884 hay una certificación de 16.350 ptas., estando firmada por el Maestro de Obras Militar, Enrique Rodríguez Urrutia, y por Manuel Otaduy, nombrado por el Comandante de Ingenieros y por el Ayuntamiento de Portugalete, que era quien corrió con los gastos de la obra. Todavía en Noviembre de 1886, se realizó un reconocimiento de faltas y deterioros en el acto de entrega del nuevo fuerte por parte del Teniente Coronel del 2º Bon., del Regimiento Infantería de África nº 7 al Capitán de la 4ª Compañía, D. Miguel Leonardo.


JOSE LUIS GARAIZABAL

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