QUIOSCOS DESAPARECIDOS DE PORTUGALETE

 


 



Continuamos con el tema de los quioscos, y antes de comenzar, conviene recordar que si bien en los actuales se venden fundamentalmente prensa, golosinas y tabaco, eran otros los productos que se vendían en los quioscos de mediados del siglo XX, los cuales actuaban como pequeños ultramarinos, vendiendo casi toda clase de comestibles y bebidas.

- Empezamos por la Plazuela del Cristo, en cuyo entorno hubo muchos. El actual quiosco de la parte alta de la calle del Medio sustituye a otro que se levantaba cerca de ese mismo sitio que vendía pan y otros comestibles. Había otro, junto al desaparecido Cuartelón que fue derribado en 1943 al demoler este. Tras levantar el nuevo edificio encontramos nuevamente otro frente a la entrada del Banco Vizcaya, que luego lo llegó a explotar Sierra (en una foto de la plaza se ven sus carros de helados).

- En la parte alta junto a la parada de autobuses a Gallarta, hubo dos quioscos muy juntos en los años 20 del siglo pasado. El actual, que data de 1999 y pertenece al Ayuntamiento, sustituye a otro en el mismo sitio, que fue regentado por Sofi Elosua.

- En la Plaza del Solar junto a las escaleras de bajada al paseo de la Canilla, hubo dos quioscos. En el lado de la ría lo explotó Florencio Villar “el Negus” y su mujer Isabel, enfrente, junto al estanco, hubo otro que también vendía lotería, regentado por una mujer, de quien quizá nuestros lectores puedan aportar alguna información.

- Junto a la estación de tren explotó el suyo la abuela de la conocida presentadora Mari Cruz Soriano.

- En la Plaza de la Ranchería junto al Cine Mar, estuvo Juana Ayuda, más conocida como Juanita, o la gorda, y en menor medida como la caramelera; este quiosco era idéntico al que aún se conserva, ya cerrado, en la calle Axular y desapareció en los años 80 del siglo XX, mientras muy cerca, en Atarazanas, hubo un quiosquito de madera de color verde, que como otros muchos coronaba su tejado con un puntiagudo pináculo, regentado por las hermanas Gabriela y Emilia Egusquiza.

- Frente a la entrada de las piscinas del Muelle de Churruca, existió uno idéntico al de la calle Axular. Debió desaparecer a principios de los 90.

- En la parte alta del Ojillo, hubo dos separados apenas 20 metros el uno del otro, desaparecidos en 2009. El de arriba lo llevaba Mertxe y su marido, y el de más abajo estaba regentado por el afable Bustamante.

- En la parte alta de General Castaños, hacia los números 101-102, hubo también dos: uno de ellos pintado de verde, que para acceder a él había que subir unas escalerillas, y en la acera de en frente, el otro, regentado por un hombre de apodo el cojito.

- En 1953 Mertxe Ortega y su madre Benita tuvieron un quiosquito –apenas una caseta, como muchos otros- en la confluencia de Carlos VII con el arranque de Doctor José Zaldúa. Aparte de comestibles vendía golosinas y tebeos, y luego fue estanco. Fue derribado hacia 1956, cuando empezó a construirse el grupo de casas Genaro Riestra. Entonces le construyeron uno nuevo en la esquina de Gregorio Uzquiano junto a la ermita de San Roque.

- Otro pequeño existió en la Plaza 8 de Mayo, donde se vendía prensa, bebidas, golosinas y cigarrillos. Regentado por una mujer, desapareció hacia 2008.

- En el grupo El Progreso hubo otro, al que ya le dedicamos un artículo, construido en 1931 y derribado en noviembre de 2023. Antes de venderse en él periódicos y golosinas, funcionó como tienda de ultramarinos del barrio

- En un diminuto parquecito al principio de la calle Abatxolo, entre el n.º 3 de dicha calle y el chalecito llamado Villa Nonue, hubo otro, que debió desaparecer hacia 2013 aproximadamente.

Así, hasta el momento contabilizamos 21 quioscos desaparecidos, algunos muy recientemente. Y estamos seguros que no hemos acabado con la nómina de estos queridos y pintorescos establecimientos.

Aitor González Gato.

 

martes, 30 de enero de 2024

NOTICIAS DE PORTUGALETE EN LA PRENSA DE 1929

Karla Llanos nos envía todas las noticias que sobre la Villa encuentra en su búsqueda por las hemerotecas y hoy ofrecemos la portada del periódico LA TARDE del 29 de noviembre de 1929 con una foto de la entrega de diplomas a los alumnos y alumnas, que eran ya un numero importante en aquella época, de la Escuela de Artes y Oficios que tenía su sede en el Caserón del Cristo. Lógicamente no disponemos de los nombres de los premiados.

En las notas de sociedad, encontramos como curiosidad la celebración de unas bodas de oro, que en aquellos años no eran muy habituales, que celebraron el matrimonio de José de la Hormaza e Isabela Calvo, el funeral de Andresa Martínez, la madre de los Astondoa, Jesús y José “socio de la Coral de Portugalete” y la noticia de la misa funeral celebrada en la capilla de Santo Tomás de Villanueva, en el Muelle Nuevo, “por el eterno descanso del perinclito vasco D. Sabino de Arana y Goiri (G.B.) a cuyo acto concurrieron numerosas personalidades de la Villa”.

También encontramos en el interior del periódico el anuncio de una ACADEMIA DE IDIOMAS BASASS, en el nº 37 de General Castaños.

 

lunes, 29 de enero de 2024

RICOS Y POBRES EN PORTUGALETE EN EL SIGLO XVII

  


Presentamos hoy este articulo que nos ofreció Goio Bañales, el 17 de abril de 2008 en su desaparecido blog, dado su interés para conocer la sociedad portugaluja del año 1630. Recogemos en un anexo la relación del vecindario de aquellos años, para los curiosos o estudiosos en esa época.


En el Archivo Histórico Municipal de Portugalete se halla un documento de valor excepcional desde el punto de vista histórico. Refleja como muy pocos el estatus social de todas y cada una de las familias que habitaban en la villa en el primer cuarto del siglo XVII.

Se trata de un donativo, por valor de 11.000 reales, que Portugalete quiso hacer a la corona. Una cantidad que se recaudó contribuyendo cada familia de forma proporcional a su riqueza. Todos participaron, pobres y privilegiados.

 El conjunto de la población de la villa -se data en 1630- ascendía a 178 vecinos, entendidos estos como cabezas de grupos familiares. Se contaban, incluso, las viudas, que no se libraron de poner la parte que les correspondía. La cantidad media se establecería en cerca de los 62 reales/contribuyente; sin embargo, el desfase en el reparto de la riqueza era tan enorme que en el documento encontramos terratenientes capaces de aportar 400 reales (el preboste Pedro de Salazar, el general Martín de Vallecilla y Domingo Martinez de Guisasa) y pobres a los que se les ha rebajado su aportación a 12 reales como fue el caso de María “la Balluso”.

 Es decir, una desproporción de más del 33:1.

En aquel tiempo la categoría social de una persona, su estatus, su capacidad de acceder a puestos de representación pública, etc. estaba en relación a su riqueza (poco más o menos como hoy día). Por tanto, no deben perderse de vista documentos como este, pues nos informan como ningún otro del contexto social en el que aquellos vivían y de la posición que ocupaban en la pirámide social. Puede haber, claro está, alguna persona que por algún motivo tuviese menor contribución que la que su verdadero poder adquisitivo exigiría, pero esto resulta difícil de discernir. Por ejemplo, cabe pensar que se tuviese un cierto miramiento con las viudas, o que gente que tuviese el grueso de sus propiedades en los concejos y gozase de doble vecindad no cotizase en función de su nivel sino en la parte que le correspondiese por sus propiedades en la villa. En fin, cierta casuística que, con todo, no desvirtuaría mucho -supongo- el resultado final del análisis.

Una sociedad con ricos muy ricos y algún pobre de solemnidad, en el que las grandes fortunas se fueron agrupando en ciertas familias y luego, mediante los vínculos y mayorazgos, en individuos concretos, pero con una característica que ya apunté en el libro de los "Mayorazgos de Portugalete", en la que me reafirmo, y es que no se trataba de una sociedad cerrada sino que, por el contrario, durante los siglos XVI y comienzos del XVII estuvo muy abierta al cambio y permitió que se creasen nuevas fortunas y el enlace de unas familias con otras. Otra cosa bien distinta es la lectura que ofrece en este aspecto la sociedad del resto del XVII y de siglos posteriores.

Otra de las lecturas que se me ocurre para cerrar este artículo es que la gran cantidad de viudas que aparecen reflejadas no es casual. Un pueblo abierto al mar como Portugalete, donde la mayor parte de los hombres desempeñaba sus labores en la marina de guerra o en la mercante, con el alto precio de vidas humanas que esto supuso en aquellos años de guerras constantes, no podían ofrecer otro resultado. Y lo más dramático es que estaban próximos a llegar años aún peores en ese sentido.


++++++++++++++

  

ANEXO


En dicho documento las cantidades recogidas se desglosaban así:

Con 400 reales:
Pedro de Salazar, el alférez y preboste mayor,  
Martín de Vallecilla, general y
Domingo Martínez de Guisasa.


Con 300 reales:
Francisco de Vallecilla, hermano del general,
Pedro del Manzanal, capitán.


Con 264 reales:
Martín Pérez de Coscojales,
Cristóbal de Torreblanca,
Domingo de Vallecilla (en algunos documentos se apunta con este nombre a Domingo Martín de Vallecilla, hijo del general, aunque posteriormente a esta fecha -año 1630- es más frecuente hallarlo simplemente como "Martín"), Aparicio de Hormaeche,
Pedro de Bilbao Leguizamón,
Juan del Casal Martiartu y
Santiago del Río.

Con 200 reales:
 Antonio de Larrea y su madre (entendidos como una sola unidad familiar),
y Antonio de Bilbao.


Con 160 reales:
Pedro de Gordón,
Marcos de Llano, capitán
Juan de Peredo, capitán
Pedro de Avellaneda Salazar,
Lope de Montaño Salazar,
Pedro de Montaño,
Pedro de la Pedriza,
Juan de Pucheta
,
Ochoa de Otañes y
Cristóbal de Torreblanca, el menor.


Con 132 reales:
Juan de Sobrado, que era alcalde aquel año,
Pedro del Casal Salazar y
Fernando de Tavorga.


Con 100 reales:
Pedro de San Martín,
Gregorio de Coscojales,
Juan de Echeburu, almirante
Pedro de Rasines,
Martín de Mendívil,
Gregorio de Aranguren,
Martín Pérez de Zabala, capitan
Pedro de la Torre,
Juan Ochoa de las Muñecas,
Domingo Sánchez de la Cueva,
Teresa Sánchez de Capetillo, viuda,
Juan de Goicoechea y
Santiago del Meillo


Hasta aquí podría considerarse el grupo de los más privilegiados, en el que podíamos incluir, tal vez, a algunos que pagaban unas cantidades que se salían de las comunes, como Miguel de Vera Salazar, con 80 reales, Toribio Calderón, 60 reales, Joan de Badillo, 70 reales, Francisco de Boo, 80 reales, y Juan de Castaños, que pagó 90 reales.


Con 48 reales, ya por debajo de lo que un reparto indiscriminado hubiese exigido, contribuyeron:
Antonio de San Martín, licenciado
Andrés de la Quintana,
Isabel de Revilla
, viuda,
Lope de Sertucha Villela,
María Sáenz de Musques, viuda,
Mateo de Cuevas,
María Sáez del Azebal e hijos,
Mariana de Engola y
Joan de Cauto.

 

El mayor grupo -en el que llama la atención el elevado número de mujeres que encabezan un conjunto familiar, normalmente viudas- fue el siguiente:

Con 36 reales:
Sebastián de Chavarri,
Teresa Pérez de la Sierra,
 
María Lucas de Ruibañes,
Andrés de Baracaldo,
Sebastián de la Llosa, el menor,
Sancho de Echavarri,
Juan de Zaldivar,
María de Barzenilla,
Juan de Otañes
,
María Sáenz de Vallecilla, viuda,
María de Ybarra y sus yernos,
María Santos de Galíndez, viuda,
Miguel de Ugarte,
Domingo de Amezaga,
Pedro de Elguero,
Domingo de Avellaneda,
María de Sojo, viuda,
María Hernández de Martiartu
, viuda,
Isabel de Martiartu, viuda,
Juan de Laudio,
Santiago de Urtetegui,
Ana González,
María Urtíz de Zavalla,
Joana de Garita,
Antonia de Villabaso, viuda,
Juan de Flor, su yerno (de la anterior),
María de Revilla,
Juan de Zavala,
Simón de Garay,
María de Pedrosa,
Aparicio de Pucheta,
Martín del Casal,
Martín de Butrón,
Joan de Llano,
Antonia de Elguero
, viuda,
Sebastián de la Llosa,
Pedro de la Ternueva,
Domingo de Gamecho,

María Sáenz de Zuazo, viuda,
 
Antonio de Larragoiti,
María de Origuen, viuda,
Francisco de Montaño
,
Asensio de Uribe,
Martín de Demosti,

Pedro de Arteaga,

Catalina de Barasueta,

Marcos de Boo,

María Pérez de Landaverde, viuda,

Vicente de Tellaeche,

Ramos de Pucheta,

Mariana de Rasines,

Santiago de Demosti,

Sancha Ortíz de Santurce, viuda,

Pedro de Guerra,

Ana de Gordon, viuda,

Lucía de Revilla, viuda,

 Francisca de Pucheta,

Bartolomé de Avellaneda,

Juan de Llano,

Magdalena de Elguero,

Juan de Llano,

Pedro de Villar,

Juan de Uruxula,

Ochoa Pérez de Basori,

Francisco de Zavalla,

Marcos de Echavarri,

Simón de Capetillo,

Juan Moreno,

Tomás de Elguero,

Fernando de Chavarria y su suegra,

Matías de Goiri,

Francisco de Vallecilla,

Juan de Ubiarnes,

Marta de la Baluga, viuda,

Diego de Laya, preceptor,

Martín Pérez de Arana e Iñigo de Sesto (se citan ambos juntos),

Ana de Ugarte, viuda,

Mariana de Loizaga, viuda,

Sebastián de Lecanda,

María Sáenz de Nalda,

María de Larraondo, viuda,

Juan de Musaurieta,

Juan de Zuazo,

Antonia de Rasines, viuda,

Juan Ramos del Pedregal (como) yerno de Pedro de Villar,

Ramos de Sarabia, viuda,

Gregorio de Nozedal, yerno de "la Morena",

Martín de Lereta, capitán,

Inés de Gordon, viuda,

Pedro de Aresmendi,

María de Sorribas,

Águeda de Romeroso, viuda,

Pedro de Cotillo,

Domingo de Bastereche,

Nicolás Rodríguez,

Pedro de Cotillo (difunto, se cobra de sus bienes),

María Sáenz de Nozedal, viuda, y

Juan García de Palacios.

Con 24 reales

Rodrigo de Flor,

Bartolomé de Aresmendi,

Martín de Goyarzu,

Juan de Las Casas,

Pedro de Gana,

Marcos de Sarantes,

María Alonsa de Ybarra,

Inés de Larrea Salazar,

María Sáenz de Musques, hijas de Francisco de Vallecilla,

Juan de Urcullu y su suegra,

Catalina de Fontuso e hijos,

Felipe de Ochandía.

Con 16 reales:
María de Montellano,
María Juanes de Echavarri, viuda,
Julián de Mazos,
María de Urrutia dicha "Paredes",
Sebastián de Nozedal,
Juan de la Vega
.
 

Con 12 reales:
María "la Balluso".

domingo, 28 de enero de 2024

PRIMER PREMIO DE BALCONES DE LA VIRGEN DE LA GUIA, DE HACE UN SIGLO

Sacábamos ayer a la luz la figura de Regino Urdiain, que nos hacía Jose Benito López Ocariz y hoy bajo el cartel anunciando el concurso de balcones, recogemos la anécdota que contaba en un artículo titulado “El balcón del señor Regino”.


"En uno de aquellos años de la segunda década del siglo pasado, el Ayuntamiento de la Villa dispuso que, entre los festejos programados para la celebración de la Virgen de la Guía, hubiera uno dedicado al concurso de engalanar balcones.
Cuando nuestro amigo Regino se enteró de ello, consideró que tal concurso era un desafío para él y para su balcón y, como hombre que era de firme carácter navarro y recia voluntad portugaluja, decidió participar en el certamen y ganarlo de forma clara, dejando a sus competidores a diez traineras por popa. Para ello mejoró el balcón con más plantas, flores, ramaje, guirnaldas, banderitas y todos esos ornamentos que emplean para tales menesteres. ¡El triunfo no se le podía escapar!
Además, como pincelada original y apabullante de victoria firmada y rubricada, hizo lo que sigue: En tiempo oportunamente cercano al paso por la calle del jurado calificador, subió a un burrito por la escalera, hasta su casa, que bien enjaezado y peripuesto fue instalado en el centro del florido balcón y cuando los señores examinadores miraron hacia arriba para puntuar aquella especie de jardín que, por encima de sus cabezas se asomaba a la calle, el señor Regino tiró suavemente de la cola del burrillo que, ante tal señal, obsequió al jurado con un breve, pero bien orquestado concierto de suaves y melodiosos rebuznos que les dejó ojiboquiabiertos de admiración.
Le dieron el PRIMER PREMIO. Sin discusión. Por unanimidad.
Si alguien me pregunta cómo subió el señor Urdiain el burrito por la escalera, yo le digo que la historia no lo dice pero, dejando aparte que Regino era navarrico, todos sabemos, incluidos los que nunca hemos hecho la prueba de subir un burro por la escalera, que es más fácil subirlo hasta el primer piso que hasta el séptimo. Urdiain vivía en el siguiente al primero. Además, es seguro que el Sr. Regino era buen conocedor de toda clase de caballerías, porque en aquellos tiempos en los cuales desarrollaba su actividad como empleado en el Transbordador de Vizcaya, había pocos coches con motor a gasolina, pero eran muchos los carros que, movidos por cuadrúpedos a poca avena y mucha hierba rumiada gratis en campas libres, utilizaban el transbordador para cruzar la Ría, y es lógico pensar que nuestro activo interventor tuviera buena mano para caballos, burros y mulos y que, además, éstos sintieran por él un fuerte y justificado aprecio por el buen trato que les daba en las operaciones de embarque y desembarque de la barquilla".

Publicado de 30 de junio 2011

sábado, 27 de enero de 2024

D.REGINO URDIAIN Y LA FOTO DE LA BARQUILLA DEL PUENTE COLGANTE


En el primer libro de Portugalete en la fotografía, de la Colección El mareómetro, se recogía esta foto del archivo de José Lecue, que la encuadrábamos en la última década del siglo XX, y que posteriormente se ha generalizado. Concretamente en las instalaciones del Puente en Las Arenas, una copia grande, con la fecha 1891, decora su fachada.
Hoy, organizando todos los artículos sobre tema portugalujo, que nos dejó José Benito López Okariz, con la idea de que sirvan de reconocimiento a su persona, que tiene un puesto obligado en el  Diccionario Biográfico Portugalujo, nos hemos encontrado con un comentario suyo fechando la foto en 1917 y reconociendo al personaje del puente con gorra de visera. La descripción que hace de la foto es la siguiente:

Se trata de un primer plano, bien enmarcado, de uno de los frentes de la primitiva barquilla en movimiento. Se hizo de cerca y permite ver claramente a la mayor parte de las doce personas que van en ella. Si detallamos un poco más vemos que el centro de la barquilla está ocupado por un carro del cual tira, cuando rueda, un caballo (mulo diría yo). En primera fila y detrás de la valla de cierre están, como primeros protagonistas de la fotografía, el dueño del carro y el empleado interventor del Puente que, tocado con gorra de visera y atento a la seguridad de los viajeros, apoya su mano derecha sobre el cierre de la puerta.
Bien, pues ese señor con aspecto de estar bien alimentado y además, ser buena persona (ya se sabe que casi todos los gordos son buenas personas), se llamaba Don Regino Urdiain, de origen navarro, pero que por los muchos años de vivir en Portugalete habían hecho de él un portugalujo de corazón. Residía en el nº 7 de la calle Coscojales y un detalle distinguía a su casa: Su balcón siempre estaba alegre y florido. Tan satisfecho estaba el hombre de su balcón que en él puso un letrerito que decía “SEÑORIO DE VIZCAYA”.

Completaremos el texto en la siguiente entrada.

Publicado el 21 de junio del 2011




viernes, 26 de enero de 2024

FAUSTINO DIEZ GAVIÑO, POETA DE PORTUGALETE


 

Uno de los investigadores mas importantes que conocimos en nuestra etapa con la Colección El Mareómetro, es Goio Bañales, gran amigo del que echamos de menos su desaparecido blog. Revisando una vieja carpeta de mi ordenador he encontrado esta entrada suya de enero de 2008 dedicada a nuestro poeta portugalujo:


Me resulta especialmente agradable poder recoger noticias de nuestros escritores, maestros, exploradores... pero, sobre todo, poder traer referencias de poetas.

No cabe duda de que lo mejor de nosotros mismos despierta con la introspección, cuando alcanzamos ese estado en que buscando la belleza, y alejándonos de lo terreno, alcanzamos lo sublime.

En sus escritos, los poetas nos regalan parte de la experiencia que viven vagando por mundos etéreos, desconocidos para todos salvo para ellos mismos. Y nos la sirven traducida en palabras, abriendo sus más personales e íntimas vivencias, y desnudándose hasta un punto tal que avergonzaría a cualquiera que no fuese tan infinitamente generoso como ellos.

Por eso, entre otras muchas cosas, cuando un poema cae en nuestras manos, estamos obligados a ir más allá de una simple lectura, debemos contemplar el corazón del poeta que late en cada uno de los versos

Faustino Gonzalo Díez Gaviño nació en Portugalete en octubre del año 1852. Era hijo de Luis Díez Sopeña y de doña Rosario Gaviño Calvo. Estudió ingeniería en Barcelona, pero su pasión fue la escritura y, especialmente, la poesía.

En Internet he encontrado una página titulada “Contra los titanes de la rutina”, escrita por Guillermo Lusa Monforte, en la que recoge lo que él llama “un curioso testimonio relativo a la formación del ingeniero”, titulado “Viaje alrededor de un empleo. Historia de un ingeniero industrial (apuntes jocoso-serios)”, que está escrito por Faustino Díez, del que incluye el siguiente extracto:

“A fuerza de trabajo y de paciencia fui logrando meter en la cabeza aquellas raíces cúbicas de polinomios, aquellas ecuaciones trascendentes, aquellas integrales y diferenciales, aquel péndulo cónico, aquel plano tangente a un cuerno de vaca, y esos millares de teoremas y fórmulas cuya digestión es tan pesada y costosa. Y entré en la Escuela.”

En 1880 fundó en Bilbao el periódico Laurac Bat, de ideología carlista, que tuvo muy corta vida. Por razones que desconozco se trasladó a Cuba, donde fundó, en 1886, la revista Laurac Bat de la Habana, de la que fue director, que era secuela del Laurac Bat de Montevideo, primer periódico vasco en tierras indo-hispanoamericanas, que había sido creado en 1877.

Hoy recojo aquí uno de sus versos que se halla entre los editados en su libro "Versos" (año 1899), que contiene alguno de los poemas que publicó en prensa. En este caso lo he hallado publicado en el NOTICIERO BILBAINO, de abril del año 1902.

Y es que, efectivamente, ante estos versos, el lector no puede dejar de ponerse en el lugar de su autor, Faustino Diez Gaviño, quien, en su partida rumbo a La Habana, se despedía de lo que más quería.

Mientras que unos lloran con lágrimas Gaviño lo hizo con versos.




jueves, 25 de enero de 2024

NUEVO EJEMPLAR DE TESOROS PORTUGALUJOS DEDICADO A LA BASILICA

 


Dentro de la Colección Tesoros Portugalujos, editados por el Area de Cultura del Ayuntamiento, se ha presentado el ultimo ejemplar dedicado a la basílica.

Con el título de LA BASILICA DE SANTA MARIA DE PORTUGALETE, fue encomendado a la Asociación de Amigos de la Basílica, corriendo su redacción a cargo de Amaya Alava Ulibarri, con la colaboración de Javier López Isla y Xabier Martínez Bilbao.

Era un ejemplar totalmente obligado dentro de la Colección y que ha sido editado con unas esplendidas fotografías de Natxo Pedrosa y Nieves Lorenzo, que complementan perfectamente el texto totalmente actualizado sobre su historia y su calidad artística, todo ello de una manera muy didáctica y clara dentro de la extensión que obligan estas publicaciones.

La tirada de esta edición es de 1000 ejemplares que se pueden recoger gratuitamente en el Centro Cultura Santa Clara y se ofrece también en formato digital. (PINCHAR)

miércoles, 24 de enero de 2024

LA ESCUELA DE RUPERTO MEDINA EN 1896

  



Esta reseña apareció en el Periódico de Instrucción Publica, EL MAGISTERIO ESPAÑOL, editado en Madrid el 20 de noviembre de 1896, que nos envía Karla Llanos:

La hermosa Villa de Portugalete situada en la desembocadura del Nervión tiene dos escuelas públicas de niños y otras dos de niñas.

Las primeras están instaladas en local magnifico situado en la parte alta del pueblo, con salones espaciosos, luz y ventilación excelentes y dominando desde sus ventanas un soberbio panorama.

Desempeña una de las escuelas de niños D. José Manuel Zubeldia, dignísimo maestro, acreedor a las muestras de distinción que constantemente ha recibido de las autoridades y a las pruebas de respeto y afecto que el pueblo le ha dado.

El otro maestro es D. Ruperto Medina, joven lleno de entusiasmo por su profesión, instruido y trabajador. Va introduciendo en la escuela el método cíclico, aplicándole a la aritmética, lenguaje y geografía principalmente.

Uno de los ejercicios mas originales que hacen los alumnos, consiste en componer un periódico que titulan Crónica semanal. El maestro designa semanalmente dos alumnos para escribir lo que llaman articulo de fondo y que versa sobre alguna explicación anterior o punto de asignaturas ya conocidas; otros dos que recogen noticias y escriben una sección religiosa; otros dos crónica escolar, dos para sección marítima, etc. Los lunes, durante la clase de escritura, cada par de alumnos redacta su sección; el maestro les hace las observaciones que cree pertinentes, los niños copian en limpio sus trabajos corregidos, se elige el mejor de ellos y se pegan (para lo cual van escritos solamente por una cara) sobre hoja de papel al efecto ya dispuesto.

Dos años hace que el Si. Medina sigue en su escuela esta practica con sorprendentes resultados. El dibujo y la construcción de cuerpos sólidos, como ejercicio de trabajo manual, tiene también lugar y con mucho éxito en esta escuela.

El Ayuntamiento concede a los maestros 350 pesetas de gratificación: sostiene una escuela de adultos con otras 500 pesetas; hay dos colegios particulares de párvulos, una escuela dominical y un colegio de primera, segunda y tercera enseñanza (así reza el prospecto).

martes, 23 de enero de 2024

LA CASA DEL FIELATO DE AZETA

 



Como es sabido, un fielato era el lugar, normalmente ubicado en una caseta pequeña, donde los que traían productos de consumo para su venta debían previamente pagar un impuesto que habilitaba al comerciante a vender dichos productos, ya fuera carne, pescado, bebidas… También debían pagarlo los medios de transporte como caballerías de tiro, carruajes... Al principio este pago se denominaba “portazgo”, pues se pagaba en una de las puertas de la muralla; con el tiempo se trasladó a uno o varios locales en el límite jurisdiccional de la villa, como es el caso que nos ocupa. El término fielato proviene del fiel o balanza usado para pesar las mercancías. Este impuesto desapareció en 1963.

En Portugalete tuvimos el fielato del Ojillo junto al bar Kilómetro, otro en las proximidades del Salto, y otro junto a las escaleras que comunican la Plaza del Solar con La Canilla, donde se grababan y pesaban los productos que entraban por nuestro puerto.

Resulta interesante comprobar que aún conservamos la Casa del Fielato justo en el límite con Sestao, en el n.º 24 de la calle Sotera de la Mier, un edificio que parece de principios del siglo XX. Por su estilo, no podemos descartar que se trate de una de las obras de algunos de los arquitectos municipales más prolíficos de aquel tiempo: Emiliano Pagazaurtundúa, Francisco Berriozabal y Santos Zunzunegui.

Todavía los más mayores recuerdan la actividad que tenía lugar aquí, con el funcionario pesando los productos de consumo y cobrando el impuesto. La casa estuvo habitada hasta 1995 aproximadamente, cuando fue abandonada por sus inquilinos. Hoy permanece cerrada, siendo sólo accesible su planta-sótano (si bien no es recomendable entrar debido a su mal estado), que debió servir de carbonera o leñera. Lamentablemente un edificio tan histórico se encuentra en avanzado estado de ruina, por lo que desde aquí hacemos un llamamiento deseando su urgente restauración, antes de que un “providencial” incendio acabe con él.

Como valor añadido, justo al lado del fielato se conserva el último mojón jurisdiccional de nuestra villa, una piedra de sillería arenisca rectangular ligeramente troncocónica (mide en la base 26 x 30 cms, y 24 x 30 cms en la parte alta) que asoma 74 cms de la superficie; podemos suponer que hundirá su base bajo el subsuelo unos 50 cms. Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales en su blog LA VIDA PASA, publicó un artículo titulado Límites de jurisdicción entre Sestao y Portugalete, en el que se narra cómo el 14 de diciembre de 1889 los concejales de ambas localidades se reunieron a fin de renovar los diferentes mojones que delimitaban sus respectivos pueblos. Es posible que de entonces date el mojón que hoy podemos ver.

Creemos que tanto la Casa del Fielato como el mojón jurisdiccional deberían restaurarse y protegerse, como exponentes únicos de nuestra historia.

Aitor González Gato.

 


lunes, 22 de enero de 2024

RECOGIDO DE LA PRENSA: CUANDO SE PROYECTÓ UNA NUEVA BILBAO ENTRE LA PLAYA Y SANTURTZI

  

Con el título, La nueva Bilbao que pudo ser entre Portugalete y Santurtzi, Alberto G. Alonso, publicó ayer en DEIA un articulo sobre el proyecto urbanístico de 1901 que pretendió ampliar la capital en la desembocadura de la ría.

Una magna obra urbanística que se concretó a nivel de planos e infografías de la época un año después de nacer la pasada centuria, en 1901. Pero ahí se quedó. En el cajón.

La iniciativa de uno de los próceres industriales de la época, Carlos Petrement y Laurin, se vio abortada por la Autoridad Portuaria, denominada entonces Junta de Obras del Puerto de Bilbao que se negó en redondo a ceder la gran lámina de agua que se había generado poco antes entre el recién construido muelle de hierro y la costa natural donde se asoman Portugalete y Santurtzi.

Petrement presentó su proyecto el 1 de julio de 1901 tres años después de que Evaristo Churruca concluyera el dique que posibilitó eliminar la gran barra de arena cercana, la cual impedía la navegación fluida de grandes buques en dirección al interior de la ría hacia Bilbao. 

La espectacular estructura de hierro delimitaba una superficie de agua de cerca de 250.000 metros cuadrados que hoy en día ocupan las piscinas municipales de Portugalete, la sede de la Náutica, el extenso polideportivo de Santurtzi, los pantalanes para embarcaciones deportivas y el actual puerto pesquero. Hasta 35 campos de fútbol de San Mamés se podrían colocar uno al lado de otro en esta gran extensión.

El promotor solicitó permiso para desecar toda la zona que componía una marisma rocosa, la cual proporcionaba un fácil saneamiento y suponía una buena base para la creación de la nueva ciudad y su urbanización defendida por baluartes y malecones que el proyecto constructivo contemplaba.

Como se recoge en los planos que ilustran la información, las dos curvas que conformaban el nuevo dique y la costa natural diseñaban un espacio similar a una bacalada extendida en salmuera muy reconocible históricamente por todos los bilbainos. 

El proyecto se llamó Bilbao La Nueva y su desarrollo y pretensiones llegó incluso a que la revista Blanco y Negro publicara en Madrid un reportaje con varias ilustraciones sobre la futura expansión de la pujante capital vizcaina en la que se fijaban entonces otras muchas ciudades del Estado.

El Bilbao de la época necesitaba expandirse como consecuencia del ímpetu comercial, marítimo e industrial que protagonizaba la capital vizcaina. Unos datos demográficos que avalaban ese crecimiento son que en las últimos tres décadas del siglo XIX, desde 1870, el número de los habitantes de la villa se cuadruplicó. 

A la gran ciudad comercial se le unió la actividad minera de tratamiento industrial extrayendo ingentes cantidades de hierro que exportaban principalmente a Inglaterra. Una marea humana acudió a la cada vez más intensa actividad de manera que el actual Casco Viejo, el Bilbao original, estaba atestado de población, con grandes problemas urbanísticos, falta de red viaria y transportes públicos adecuados con el resto de las poblaciones que empezaban a conformar la futura metrópoli entorno a la ría. 

Era la época en la que la jet set local se movía desde la capital a Algorta y Las Arenas, en la margen derecha, y a Portugalete y Santurtzi, en la izquierda, para disfrutar de los baños de mar y sus segundas residencias de alto standing, las cuales ocupaban solares mirando al mar y cerca de playas hoy algunas desaparecidas.

Todo obligaba a la expansión de la capital fuera de sus siete calles y arrabales circundantes. Un crecimiento que miró al otro lado de la ría, al actual Ensanche, que se concretó mucho más a partir de 1890 cuando se produjo la anexión definitiva a la capital vizcaina del municipio colindante de Abando, lo cual supuso una ampliación del proyecto original de la expansión diseñada.

Un crecimiento que según Carlos Petrement y Laurin se quedaba corto sobre todo si se quería liberar de terrenos y usos portuarios a Bilbao y trasladar esas actividades mercantiles e industriales al Abra. 

La idea que rondó su mente durante todo el proyecto fue crear en la desembocadura de la ría una extensión de la villa interior con una población marítimo-comercial que tuviera vida propia y comunicaciones directas tanto con el resto del territorio como de la península.

Así como la vida de la vieja Bilbao se concentró en los muelles entre Deusto y San Antón donde ya no podían atracar buques de gran calado, la vida en Bilbao la Nueva se agruparía en las nuevas líneas de atraque y en las aguas cercanas del Abra, entonces en estado casi virgen, las cuales podrían acoger gran cantidad de embarcaciones fondeadas.

El trazado urbanístico del Bilbao La Nueva era sencillo, con la particular forma de un bacalao abierto referida, e iba a suponer ganar superficie al mar con rellenos de tierra y rocas eliminando las playas de Santurtzi y Portugalete.

La parte ancha de la extensión estaba previsto que fuera ocupada por edificios oficiales, dependientes del Estado como la capitanía de puerto, la aduana y demás oficinas y servicios administrativos. En el centro de toda esta área se dibujaba un gran espacio circular de cien metros de diámetro, bautizado ya antes de nacer como Plaza de Vasconia, con una gran escultura en medio. Como mascarón de proa del terreno estaba previsto levantar un palacio en formato redondo y con una elevada cúpula que esperaba alcanzar los 50 metros de altura. Acogería un casino, un balneario, teatro y otros servicios de ocio. Desde este punto, el diseño recogido en los planos dibuja una gran avenida central, como si fuera la espina del bacalao, que se desarrolla al largo de 700 metros de longitud por 30 de ancho hasta el final del planeamiento pegado al municipio de Portugalete. 

Su nombre iba a ser Gran Avenida de Vizcaya y distribuiría los tráficos de peatones e incipientes vehículos a motor así como el tranvía que ocuparía el centro de la avenida. Curiosamente como se ha definido el mismo transporte los próximos años por la isla de Zorrotzaurre.

Esta arteria central iba a ser atravesada por nueve calles que conectarían con otras dos avenidas laterales, la de Álava y Guipúzcoa, ambas de 780 metros de largo por 20 de ancho. Esta última arteria compondría el límite con el ría a través de dique de Evaristo Churruca mientras que la primera se embebería en tierra haciendo desaparecer la costa natural. Como se observan en las imágenes, el estilo de urbe es muy similar al París de la época e incluso se preveía redactar unas ordenanzas municipales específicas para este espacio. Y otro detalle. Todas las calles y avenidas iban a contar con porches o soportales. Era importante guarecerse del sirimiri mucho más imperante entonces que ahora.

Curiosamente todo este proyecto, en cierta manera, se ha estado ejecutando por la Autoridad Portuaria de Bilbao desde 1992, esta vez en terrenos de Santurtzi y Zierbena, con el traslado de la actividad portuaria desde Bilbao y la creación de nuevos espacios, eso sí, exclusivamente con dedicación portuaria, industrial y comercial. 

 

domingo, 21 de enero de 2024

LAS ROMERIAS DE LOS PORTUGALUJOS DE HACE UN SIGLO




En la entrada anterior trataba de unos años en que el deporte hay que contemplarlo desde la situación que se vivía en la Villa con la recién implantada dictadura tras el fin de la guerra. Sin embargo hubo muchos que no la pudieron vivir por tener que huir de su casa camino del exilio.
Félix Arce que vivía en La Rantxe fue uno de ellos y en la página 209 de Portugalete en la fotografía, la sociedad portugaluja del siglo XX, lo encontramos en la escuela de Zubeldia. El largo exilio lo afincó definitivamente en Francia y al igual que hace unos años nos dejó su hermano Romualdo, hoy también lamentamos su pérdida.
Como a tantos, el paisaje en que se desarrollaron sus años de niñez, marcaron su patria, y su patria era Portugalete. Nos dejó un deseo: que sus cenizas se mezclen con las aguas de la Punta donde de niño fue tantas veces a pescar. Descanse en Paz.

Como salimos hacia Burdeos, adelantamos la entrada en la que presentamos dos fotografías que nos han cedido Karla Llanos Etxabe y Francisco Javier Sánchez, de sus correspondientes álbumes fotográficos de la familia, con grupos familiares que suponemos que corresponderán a principios del siglo pasado.
La superior es de la familia Llanos Sierra, con Aurelio Llanos, con su boina, pañuelo al cuello, faja, reloj de bolsillo, alpargatas… etc. y cantidad de detalles a resaltar tanto en las mujeres como en los niños, de cómo se vestían en aquellos años para acudir a una romería. Porque suponemos que estarían en alguna romería (quizás la de Santa Lucía en San Fuentes) al pie del Serantes.
Por su parte la foto de la familia Sánchez de Alfonso, constituye una verdadera estampa campestre, en torno al mantel con sus platos de comida y jarras de vino, e interesantes formas de vestir, boina, corbata y alpargatas, aunque no conozcamos el lugar como en el caso anterior.
Como se dice al pie de una fotografía de 1920, ante una fila de romeros en el Cristo a la espera del autobús de Gallarta, en Portugalete en la fotografía (1900-1975) página 75, a los portugalujos les gustaba asistir a las romerías de los pueblos de los alrededores, y al regreso por la tarde a la Villa se organizaban verbenas en la plaza hasta media noche.
En las Notas del Diario de un marino portugalujo, de Julián de Salazar, en Miscelánea portugaluja de la Colección el Mareómetro, se dice refiriéndose a los años 60 del siglo XIX que estas romerías venían en el verano una tras otra, Santa Lucía, el Carmen, Santa Ana y San Salvador.

Publicado el 27 octubre 2011

sábado, 20 de enero de 2024

EL DEPORTE PORTUGALUJO TRAS LA GUERRA CIVIL


Karla Llanos Etxabe
nos ha cedido este carnet o licencia federativa de la temporada 1939-1940 de su padre Carlos Llanos Sierra, en el equipo del Portugalete Chiqui, cuando el Portugalete F. C. estaba disuelto y todos sus bienes y enseres habían pasado al Hospital Asilo de San Juan Bautista según estaba previsto en sus estatutos. El Nuevo Club Portugalete se crearía en 1944.
En el carnet aparece el sello de antes de la guerra del Portugalete F.C. con los remos cruzados.
Traemos esto a colación ante la pregunta que se nos hacía sobre el año de fundación del actual Club de Remo de San Nicolás.
En el primer número de la Revista El Abra de 1968, cada sociedad portugaluja respondía a un cuestionario sobre domicilio social, número de socios, etc. y en el caso del Club de Remo San Nicolás, con domicilio social en el bar Ojeda del Muelle Viejo, se dice que se había fundado en 1949 y tenía 125 socios. Quizás esta información la facilitara César Saavedra miembro destacado de la Revista.
El siguiente número de la citada revista recoge un artículo sobre el Club, presidido entonces por Miguel López del Campo, y firmado por Popel, dando el año 1946 como el de su fundación.
Hemos consultado a Miguel, a quien tenemos que agradecer su valiosa colaboración en la redacción de la Historia del remo en Portugalete que aparece en el próximo nº 12 de Cuadernos Portugalujos, y nos dice que se desconoce esta fecha.
Nosotros poco podemos aportar aunque quedan todavía portugalujos mayores que participaron en las actividades deportivas de aquellos años quienes podrían aclarar el tema.
Lo que está claro es que entonces la Falange, partido único de la dictadura, procuraría dar un aire de normalidad a todas las actividades deportivas que se desarrollaban, manejándolas totalmente.
En las fichas que conocemos se mezclan los bogadores de la Deportiva Náutica o la Cofradía de San Nicolás, y su sección de Remo, sin saber en qué momento esta sección toma carta de naturaleza y se constituye en la Federación Española como sociedad deportiva con el nombre de Club de Remo San Nicolás y eso que sus fechas son de los primeros años de la década de los 50.
Dado que tras la fundación en 1948 de la Deportiva Náutica, fue Julián Bayo quien se encargó de formar un batel bajo su cobertura para que compitiera en el campeonato de bateles de Avilés de 1949, es posible que a partir de este triunfo, fuera cuando Luis Alcalde y Alejandro Llanos empezaran a intentar la creación del Club de Remo, que se estrenaría en 1951 en bateles, trainerillas y traineras.

Publicado el 27 de octubre 2011

viernes, 19 de enero de 2024

EL INTERIOR DE LA BASILICA EN LA TARJETA POSTAL

 


Si el libro Portugalete en la tarjeta postal (1988) editado por el Ayuntamiento fue pionero en la recopilación de postales en Bizkaia, Portugalete. El siglo XX en la tarjeta postal (2003) completó el proyecto, incluyendo un capitulo no recogido en el anterior: La Basílica.

En la última presentación en el HOTEL, Irene Fernández, muy ligada con este templo por tema familiar, nos trajo una serie de postales del mismo que aunque ya las conocíamos nos dan pie para esta entrada del blog.

Si la primera vez que el interior de la basílica apareció en una tarjeta postal, recogiendo su retablo mayor, fue en los años 20 del siglo pasado, en una serie de postales locales de J. Bayo, sería luego hacia 1959, tras la declaración del templo como BASILICA, cuando la empresa MANIPEL de San Sebastián editó la serie más completa, de las que mostramos aquí algunas de ellas.

En 1980 con la creación de la Asociación de Amigos de la Basílica, ésta comenzó a editar por fechas navideñas postales con detalles de su interior ya en color que supone la recopilación más completa existe actualmente.