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sábado, 12 de abril de 2025

RECORRIENDO PORTUGALETE DESDE LA APP

  

Este blog sigue la labor desarrollada durante tres décadas por la Fundación El Abra, y en sus pestañas superiores conservamos, y estamos procurando actualizar y poner al día, la Biblioteca Digital Portugaluja, que dispone de unos cuantos cientos de títulos, los Videos de El mareómetro y ahora hemos incluido otra que indica APP TURISMO PORTUGALETE.

Recoge el fruto del trabajo de investigación recopilado y archivado durante esas tres décadas, realizado y apoyado por tanta gente, que se ha considerado que debe ser divulgado como parte del acervo cultural presente y futuro, que sustenta nuestro orgullo jarrillero, por todos los medios posibles.

Por ello con la savia nueva que se nos va incorporando procuramos ampliar los CANALES y FORMATOS de divulgación, buscando llamar la atención de una horquilla más amplia de población. Ahí nuestra apuesta por los CONTENIDOS AUDIOVISUALES, destinados a las redes sociales.

Enmarcado en dicha dinámica, hemos querido dar un salto más allá y conscientes de la gran afluencia de visitantes que semanalmente recorre nuestro casco antiguo y costa, elaborar una herramienta que les facilite la identificación del amplio patrimonio cultural que atesora PORTUGALETE; mayor del estrictamente incluido en las guías de los tour-operadores.

La APP que te presentamos:

1.-Se trata de una APP GRATUITA, SIN necesidad de REGISTRO y sin PUBLICIDAD.
2.-Pensada para SMARTPHONES con sistema operativo ANDROID.
3.-Destaca por su SENCILLEZ estructural y FACILIDAD de manejo.

4.-Incluye contenidos atractivos, generales e incluso jocosos.

5.-Emplea CUATRO IDIOMAS OFICIALES de divulgación: Euskara, Castellano, Francés e Inglés.

6.-Dispone de la función de GEOLOCALIZACIÓN, que te permite conocer exactamente tu ubicación real, así como la referencia y distancia a los tesoros arquitectónicos, artísticos,… de PORTUGALETE.


RECORDANDO LA REPUBLICA DE 1931. DE CONDE-PELAYO A SANCHEZ-VALLEJO

 
Ante la proclamación de la República tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931,  vamos a recordar el hecho desde el punto de vista de las organizaciones republicanas de la Villa, que tuvieron su embrión el 3 de agosto de 1890 cuando José Conde-Pelayo convocó a los republicanos de orillas del Nervión, con “objeto de discutir las bases de organización republicana y nombrar un comité”.
En el libro de Tasio Munarriz, “Republica y Guerra en Portugalete”, se nos señala otra fecha, 1927, con otro personaje importante a tener en cuenta, Félix González Cintora, presidente en aquel momento de la Agrupación Republicana portugaluja.
Y en 1929, tras las escisiones a nivel nacional y la aparición del Partido Republicano Radical Socialista, PRRS, con su propia agrupación de Portugalete, de ideología de izquierdas, anticlerical, defensora del Estado laico y reformista en aspectos fiscales, agrarios y del ejército.
Ya en 1931, con un País Vasco que no era republicano en su globalidad, la población de nuestra Villa si lo era en la mayoría de su población. Tras el pacto de San Sebastián en que se fraguó la república, esta era apoyada totalmente por los citados republicanos del PRRS, el PSOE y ANV.
Tras las elecciones municipales del 12 de abril, que se convirtieron en un plebiscito entre monarquía o república, con los tres citados partidos formando el bloque antimonárquico, frente al de partidos monárquicos de derechas y el PNV al margen de los dos bloques, el día 14, elegido el sistema republicano, en la casa Consistorial y en presencia de los concejales electos, el alcalde saliente hizo entrega de la vara de la alcaldía al republicano Federico Sánchez-Vallejo, propietario del Café La Unión de la Plaza.
El día 20 se constituyó definitivamente la primera corporación municipal republicana con Federico Sánchez-Vallejo (PRRS) de alcalde, y de tenientes de alcalde, Candido Busteros (PSOE), Félix González Cintora (PRRS), Luis Ardanza (ANV) y Manuel Edroso (PSOE-UGT), que aparecen en la foto superior.
Federico Sánchez-Vallejo, una persona muy popular y conocida en el pueblo, aunque pertenecía a un partido minoritario fue elegido por su equilibrada personalidad que daba prestigio a la nueva corporación.
No se olvidó del humanitario “médico de los pobres” fallecido diez años antes, y en julio invitó al vecindario a rendir un homenaje de respeto y cariño a quien “consagró su vida a la educación cultural y socorro de las clases pobres”. También se le dedicó una calle cambiando el nombre de la calle Mier por la de Doctor Conde-Pelayo.
En noviembre dimitió como alcalde, continuando como concejal, alegando que había empezado a dar clases de música. La verdadera causa de su dimisión no se ha llegado a conocer dado que no hay documentos o testimonios que la especifiquen. Tras tres elecciones, le sustituyó como alcalde Cándido Busteros.

El partido republicano desapareció en 1934 al fracasar en las elecciones a cortes de 1933. Su sector más izquierdista se unió al año siguiente con Acción Republicana de Azaña, fundando Izquierda Republicana, a la que se afiliaron la mayoría de los republicanos portugalujos, que tenían su sede en la calle Manuel Calvo.

Publicado el 12 de abril 2014



viernes, 11 de abril de 2025

LAS RAICES DE UN PUEBLO SON SU GENTE: AMIGOS DEL OJILLO

 



Ayer tuvo lugar una de las anuales reuniones de gente de una calle o un barrio portugalujo. En este caso fueron los del Ojillo, la más veterana de todas, que empezaron a hacerlo hace ya más de medio siglo, en 1969, y que aunque la edad inexorablemente va haciendo mella, todavía consiguen reunir a una veintena de ellos.

En un mural con la recordada morera, pintada por F. Sadaba, que ha encargado Marta, recordando a su padre Alfre Palacios, uno de los miembros habituales ya desaparecido, los presentes firmaron a su pie recordando que ellos están en las raíces de esa popular calle jarrillera.

La foto inferior de hace diez años nos recuerda a algunos que se han ido quedando en el camino y a otros que han faltado en esta ocasión por diversos motivos que esperamos que el año próximo no se den y puedan estar entre nosotros.

miércoles, 9 de abril de 2025

FRANCISCO DE BERRIAGA Y BARDECI, (1690-1742) CAPITÁN CORSARIO

 


 

La pujanza económica de la Villa en el siglo XVII, con la recuperación de su flota, propició la llegada de marinos de los cuales solo sabemos a través de la descendencia que dejaron.

Este es el caso de los Berriaga, notorios a partir del último cuarto del siglo y de quien procedía nuestro personaje, considerado el corsario portugalujo más importante del que tenemos noticias. Quizás su primera campaña al corso fuera en 1724, cuando como capitán de la fragata corsaria San Pedro, de un armador de Santoña, capturó nueve presas. Ese mismo año pretendió participar en una campaña ballenera, pero cuando tenía ya el navío listo, dio al traste al salvar la barra.

Casado en 1726 en la parroquia de Santa María, con Mª Antonia de Esparza, en 1732 lo encontramos acusado de agredir a un gabarrero al que él acusaba a su vez de haberle robado un cabo de su barco, en 1735 trabajando durante 44 días en las obras del muelle, “que se ocupó su lancha en uno de los pontones…” y en 1739 al ser encargado por el Ayuntamiento de la defensa de la Villa al frente de las baterías del Solar.

La mayoría de las noticias de su actividad se dieron en 1741. Apresamiento del navío inglés Dartamus, trayendo a puerto a 18 marineros, cargado de barricas de ballena que se condujeron a la cárcel pública del Señorío en Bilbao, o la campaña al frente de la fragata corsaria El Júpiter, armada por empresarios de Bilbao, que regresó a la Villa el 23 de diciembre “con tres presas de consideración, la una de ellas una fragata de 18 cañones, que iba a la América cargada de harinas, y porción de jarcia y aparejos para navíos”.

 Quizás serían los primeros días de 1742 cuando se hallaba en campaña “en donde fallezió”.

lunes, 7 de abril de 2025

LA ESCUELA MAESTRO ZUBELDIA Y SU VINCULACIÓN CON LA BANDA MUNICIPAL

 

La jornada escolar en Maestro Zubeldia había comenzado con la rutina habitual; sociales, “mate”, pretecnología, francés…se sucedían en intervalos de una hora a la espera del ansiado recreo. Las clases de sexto, solo para chicos, se situaban en el tercer piso del edificio grande, atiborrada de unos obsoletos pupitres de madera que aún conservaban el agujero para la tinta y el plumín, destilaban un imborrable olor a madera rancia que presagiaba el declive de un modelo educativo abocado a la extinción. La única nota de color en ese académico mundo gris, la ofrecían dos grandes mapas físico y político de España colgados en la pared, en los cuales, diferenciados en colores, las Vascongadas, Navarra, Castilla la Vieja… y demás provincias, mostraban al alumnado la idea proclamada hasta la saciedad de una nación; Una, Grande y Libre.

Don Antonio, el maestro de nuestra clase, era de los considerados “profes” majos, de los que solo utilizaban la regla de madera en el encerado para su uso didáctico. Junto a “la Cloti”, la profe de música y un reducido grupo de maestros jóvenes que entraron a Zubeldia en los años 70, renegaron de la corriente imperante: “la letra con sangre entra”, marcando el inicio del cambio a una educación más moderna y pedagógica.

Esa mañana entró acompañado a la clase, de un señor de mediana edad, que más tarde supimos que era un músico de la Banda Municipal, lo presentó y nos comentó el propósito de su visita:

Chicos… el ayuntamiento ha puesto en marcha la Academia Municipal de Música. Mi visita es para invitaros a todo el que quiera estudiar música a bajar al local de ensayos de la banda que está en los bajos del Colegio de “los Agustinos”, en la calle Nueva, allí os informaremos más detenidamente y si os interesa haremos la matrícula”.

“Más adelante, continuó, si la instrucción musical es satisfactoria y lo deseáis, os prestaran un instrumento adecuado a vuestras características, con la intención de que sigáis estudiando y entréis como educando en la Banda Municipal

En esos años la agrupación pasaba por un momento delicado. Tras años de éxitos con Don Luis Fernández, un buen número de sus integrantes contaban con una edad avanzada e iban abandonando la práctica musical, quedando instrumentos sin cubrir, afectando notoriamente a la calidad artística.

Para su regeneración el Ayuntamiento bajo la dirección de Don Ángel G. Basoco decidió activar la opción de reclutar alumnos de las escuelas públicas para formarlos en la academia, y así cubrir con ellos las plazas vacantes. Con gran visión de futuro, los regidores de la época, tras la disolución de “Euterpe” por similares razones, fundaron en 1906 la Academia Municipal de Música antes que la propia banda, para convertirla así en la cantera de músicos que la nutrirían.

El ofrecimiento captó la atención del alumnado convirtiéndose en el principal tema de conversación en el recreo de ese día. En una época en la que estudiar música estaba reservado casi exclusivamente a las familias  acomodadas, la propuesta dirigida a hogares de un entorno obrero era muy novedosa y atractiva. En estos años, las actividades culturales o deportivas fuera de la “O.J.E” o de las diferentes casas parroquiales eran casi inexistentes, hacía que esta oferta cultural fuese aún más interesante.

Esa tarde, al terminar la jornada estudiantil, una buena parte de los alumnos de Zubeldia de los cursos altos bajamos al lugar que nos habían señalado. Nos recibió un espacio cúbico enorme, lleno de atriles y fotos antiguas de músicos, con la sorpresa, que en la parte posterior del edificio había un frontón escondido, anteriormente usado como patio de recreo de los “agustinos” y cuyo único acceso era una herrumbrosa puerta interior… la guinda que disipaba las dudas de la matriculación.

La relación de Zubeldia con la Banda Municipal viene de lejos pues en tiempos anteriores había sido el lugar donde esta tenía la sede y su lugar de ensayos hasta 1969 que se desplazó hasta su ubicación actual, quedándose la Banda Municipal de Txistularis con los bajos del colegio hasta su desaparición.

De la escuela a la academia, con la sonrisa ilusionada por la música en busca de la inspiración y con los deberes sin hacer en la cartera, era la rutina que marcaba el curso escolar. Agrupados en torno a unos atriles de madera corridos fabricados por el parque móvil, cantábamos las lecciones que aparecían en los amarillentos libros de “solfeo de los solfeos”, con Don José Luis marcando el compás con una baqueta a modo de metrónomo. A media tarde, el director de la banda llegaba, se sentaba en el piano y comenzaba a tocar, todos nos callábamos con respeto y admiración ante una figura que parecía inaccesible. Al terminar su interpretación, los chicos de mayor nivel se dirigían hacia Él y comenzaban a cantar la lección acompañados por Don Ángel, todos sabían, que el mero hecho de estar allí, dando la clase con el maestro, era la antesala a elegir instrumento y pasar a otro nivel.

Al concluir, los que solo daban solfeo eran libres de irse y el resto ya educando en instrumento hacía una pausa, momento en el que se abría la puerta del edén y salíamos a nuestro frontón particular. Partidos de pelota y futbol interminables, la mayoría de las veces con una botella de plástico a modo de balón. Se sucedieron encuentros fratricidas, mayores contra pequeños, metales contra maderas, Zubeldia contra otros colegíos… el “mach” acababa de forma súbita cuando el maestro llamaba para seguir las clases, con la amenaza recurrente de no volver a abrir esa puerta nunca más.

Entre el alumnado de esos años se hablaba de este ambiente y se animaban unos a otros a bajar a la academia en una dinámica que generó que una mayoría de alumnos fueran procedentes de Zubeldia.

Esas clases iniciadas en esos años 70, comenzaron a dar sus frutos; Gómez, flautista, fue el primer educando de Zubeldia en la Banda Municipal.

En años sucesivos; Alameda, Zorrilla, Villegas, Miranda, Monasterio, Ibáñez, Luzuriaga, Uriarte… les siguieron.

Las generaciones se sucedían; Diego, Patxi, Nekane, Molinero, Ayo, Bueno, Huerga, Sergio, Pereda… llegaron a ser músicos de la Banda Municipal, otros les siguieron hasta la desaparición de la Academia Municipal de música y fueron integrantes de otras agrupaciones musicales… con el vínculo común de haber estudiado en Maestro Zubeldia. Contribuyendo esta generación de músicos, a superar una crisis, en la que estaba inmersa la Banda Municipal y a mantener su actividad durante estos años.

YAGOBA IBÁÑEZ RAMOS

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (5)

 


Esta entrada está dedicada a Tomasa Martinez Simón y a Maria Jesús Alvarez.
La primera de la que ya hablamos en otra entrada dedicada a la tienda de golosinas de Nacho, en la calle Santa María, había nacido en el pueblo burgalés de Sesamón, en 1904 y vino a Bizkaia con 17 años, sirviendo primero como cocinera en Las Arenas. Llegó a la villa hacia 1929, casada en Begoña ese año con el bilbaíno Víctor Álvarez González, vivieron primeramente en Atarazanas y después en General Castaños 11, teniendo cinco hijos, tres chicas y dos chicos. Estos, Nacho y Víctor, así como su hermana Mª Jesús se han prestado gustosos a contarnos sus emotivos recuerdos, que he tratado de resumir en estas líneas.

Víctor trabajó en la B&W al igual que su hijo Víctor. Enfermó, como muchos, durante los tres años de mili y guerra de África, por las largas y húmedas noches durmiendo al raso o bebiendo aguas en malas condiciones. Nacho recuerda la canción que cantaban añorando la vuelta a casa: “Vengan guardias y más guardias, que yo de Melilla me río, si Bilbao vuelvo a pisar”.

Los dos Víctor, aprovechaban los fines de semana para recorrer los pueblos en fiestas con un puesto de tiro con chimberas. Sobre esta faceta escribiré otra historia pues queda fuera del objetivo de este trabajo sobre los puestos de carameleras.

Víctor, además de padecer un reuma crónico y de coger pulmonía todos los inviernos, con 38 ó 40 años contrajo Parkinson, siendo de los primeros portugalujos en sufrir esta enfermedad. Aquella enfermedad le confinó en su casa del cuarto piso, aunque, ocasionalmente, le solían bajar en brazos hasta la calle a dar un paseo apoyado sobre el hombro del acompañante. Volney, el hijo de Conde-Pelayo “el médico de los pobres”, les visitaba mucho en el puesto, regalándole Mª Jesús algunos cigarrillos.

Tomasa tuvo que recurrir a todo tipo de trabajos para salir adelante. Uno de ellos fue la venta de las clásicas golosinas, cigarrillos sueltos, etc. debajo de la marquesina del Cine Ideal, tal y como podemos ver en la fotografía publicada ya. Era un humilde puesto con su bandeja y sus patas fijas y ella, abrigada de la cabeza a los pies, se protegía de aquella nevada de Febrero de 1956 subiéndose al escalón donde se ponían las fotografías con escenas de las películas. Las largas colas para entrar a las sesiones le llevaban los clientes hasta el mismo puesto que colocaban entre el escaparate de Foto Guyma y la cartelera, compartiendo acera con otras vendedoras como fue “Anita, la hija de la rubia” y Octavia. Entre ellas existía una dura competencia y pugnaban por ponerse debajo de la marquesina del cine. En días de lluvia, la que se quedaba fuera tenía que cubrir el puesto con un plástico y claro, bajaba la recaudación al no exponer los artículos.

También atendía el puesto del cine su hija María Jesús (en la foto inferior derecha con unos 12 años, y a la izquierda con “Anita la hija de la rubia” delante del escaparate de Guyma), el día que Tomasa montaba otro puesto en el “teatrillo”, al que bajaba con el puesto apoyado sobre su cabeza, donde era muy querida por las “guardiesas” (mujeres de los carabineros).

Me cuentan la anécdota de uno de los viajes de viernes o sábado a Bilbao para comprar el género para la venta del fin de semana. Resulta que volvían Tomasa y Mª Jesús en el tranvía con el paquetón debajo del asiento y al llegar a Portugalete, se olvidaron de él. Cuando se dieron cuenta, el tranvía había seguido hacia Santurce, y al reclamarlo había desaparecido.

El pluriempleo familiar la llevó a vender castañas asadas en la puerta del cementerio en época de Todos los Santos, a poner el puesto en el Parque, después de estar en el Teatrillo, los días que había verbenas o festivales, en Repélega por fiestas de San Cristóbal o en Santurce por San Jorge, en Sestao por sanpedros, Santa Ana en Las Arenas, San Ignacio en Algorta, a lavar mantas en el lavadero de Zubeldia o a repartir carbón por las casas con un balde sobre la cabeza.

También fue colchonera y al varear la lana en una lonja cerrada de la calle Nueva, tragó mucho polvo, acabando con insuficiencia pulmonar. Toda la familia arrimaba el hombro para salir a flote, mientras, Víctor se apagaba sin apenas poder salir del cuarto piso de la casa familiar, junto al cine en el que Tomasa pasó tantas horas, falleciendo cuando tenía 60 años.

Aquella faena al aire libre, pasando un frío de aúpa, animó a Tomasa a dejar la calle y montar un negocio en Maestro Zubeldia que llevaba Mª Jesús y luego, a instalarse en un pequeño local de 30 metros cuadrados en la calle Santa María, hasta que Nacho lo cogió al volver de la mili el día de los “calentines” de 1962, manteniéndolo en activo hasta el año 2000.

Jose Luis Garaizabal Flaño

domingo, 6 de abril de 2025

CAMPEONATOS DE FUTBOL PARROQUIAL EN EL CAMPO DE SAN ROQUE


Completamos la tercera entrada sobre los campeonatos de fútbol parroquial que nos envió José Luis Garaizabal:
 
Parece ser que la final del torneo de La Tejavana, para que entrasen las hinchadas, se jugó en el campo San Roque, según vemos en la foto cedida por la familia Santacoloma. Estos ya son más mayores y alguno como Chuli, se oxigenaba antes del partido con un buen cigarrillo. A destacar que faltan varios jugadores por el mal ojo del fotógrafo, pero los presentes ahí quedan para la historia. Ojo a las rodilleras de las de antes que lleva el portero y al vendaje de su mano, no sé si por protección para los despejes o porque estuviera lesionado. Desde el punto de vista urbanístico, fijaros que no hay más que unas pocas casas que son las primeras colindantes con el final del Carlos VII.
En los partidos que se jugaban en ese campo, Juantxu González que era quien cuidaba del mismo, montaba un ambigú junto a la caseta, que lo atendía su hija Begoña con su sonrisa y limpio delantal con sus iniciales, como se aprecia en la siguiente foto de Loli Arteagabeitia que es quien acompaña a Begoña. Junto a ella el mismo equipo en el Campo San Roque, y a sus espaldas aquellas porterías de postes cuadrados, el frontón y los espléndidos plátanos que daban sombra a la ermita de San Roque. Esta foto nos la ha cedido Javi Santiago, con Jose Santiago, Damián?, Chuchin Arteagabeitia, Frión y Jesús Aborruza.

Publicada el 16 octubre 2012




sábado, 5 de abril de 2025

SANTURTZI Y PORTUGALETE EN LOS PINCELES DE IGNACIO UGARTE HACE UN SIGLO


 

Uno de nuestros habituales seguidores santurtziarras y que siempre nos ruega no citar su nombre, tras agradecernos el grabado de ayer recogiendo su pueblo y defendiendo la idea de que la barra no era solo de Portugalete, nos envía el cuadro de hace más de un siglo cuando la pequeña aldea había empezado a construir grandes edificios junto al mar procurando atraer veraneantes. Efectivamente sirve de comparación con el anterior de 40 años antes.

Se trata de un óleo de Ignacio Ugarte y Bereciartu (1862-1914) un gran pintor de familia acomodada que tras vivir en Madrid y recorrer lugares como Roma, al cumplir los 40 años volvió a su Donostia natal, donde alternaría su trabajo con el que realizaba en su estudio de Santurtzi, dado que su mujer era de aquí.
Así que hacia 1903 empiezan a aparecer pinturas de Santurtzi, nuestra costa, el Abra, su gente, y cómo no Portugalete.
De la Gran Enciclopedia Vasca que dedicó tres de sus fascículos, de pintores y escultores vascos, sacamos los dos siguientes el del Muelle Nuevo con las “pescadoras” y la vista desde Sestao con la dársena.

Publicado el 30 abril de 2014



jueves, 3 de abril de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (4)

 



José Miguel Comonte nos habla de su madre, CLEMENTINA LÓPEZ PRESA, “CLEMEN”.
     Había nacido en Bilbao en 1913, llegando a la Villa en 1935. Casada con el zamorano Manuel Comonte, vivieron en Pando 15-bajo. Salvo su hijo Casto, que nació en Vals (Tarragona), los otros cuatro nacieron en Portugalete.
     Clementina tenía concedidos dos puestos: uno, en la Ranchería haciendo competencia a Juanita Ayuda frente al Cine Mar y otro en la esquina del cementerio de Pando y la calle Ramón y Cajal, frente a la carpintería Arrieta, que regentaban Casto “Castorín” (n. 1938) o su hermana Mª Asun (n. 1940).
     Me parecía un sitio raro para poner un puesto, pero José Miguel me aclara que “lo ponían casi a diario ya que además de la chavalería de la zona, era un punto de paso de toda la gente que iba y venía andando desde Sestao, Repélega, el Valle, Urioste y parte de Ortuella y que decir de las parejas que iban a ‘sus asuntos’”. A veces, trasladaban uno de sus puestos al jardín del relleno en Peñota.
     También me narra, como “su madre regentó el puesto del cine hasta 1956, coincidiendo con la gran nevada. Ese día, con el frío que hacía, no puso el puesto y al domingo siguiente, el recaudador le quería cobrar el día que faltó. Discutieron acaloradamente, recogió el puesto y no bajó más”. El puesto vacante en la Ranchería lo cogió Moisés Baza “el cojito” citado anteriormente.
     En las fotos podemos ver a la familia Comonte-López. Manolo (n. 1937), Mariasun (n. 1940), Castorín (n. 1938), abajo, Clementina (n. 1913), José Miguel (n. 1949), Mª Ángeles (n. 1943) y Manuel (1911). En el puesto del cementerio, arriba, las hermanas Mª Asun y Mª Ángeles, y abajo, José Miguel y sus primas Ione y Bego Gaminde.

 José Luis Garaizabal Flaño

 

miércoles, 2 de abril de 2025

OBRA DE SANTIAGO ALVAREZ. 1954.


Recientemente publicamos el cuadro de la izquierda con la Casa Vicente en la calle Coscojales, que pertenece al Ayuntamiento, reconociendo que desconocíamos su autoría.

Hoy se nos descubre la existencia de otras dos obras de mismo autor en la casa Consistorial, que resulta ser Santiago Alvarez, por lo que volvemos a recoger dicho cuadro acompañado de otro de la plaza de la Ranchería con la torre de la iglesia al fondo.
 

martes, 1 de abril de 2025

ANTE EL CENTENARIO DEL COLEGIO MAESTRO ZUBELDIA: EL CAMBIO URBANISTICO

  



Si el nuevo centro se creó en 1925 en medio de los terrenos verdes de las laderas del alto de San Roque, tras la finalización de la guerra y en las cuatro décadas de dictadura el desarrollo urbanístico de la villa le afectó enormemente. 

Atrás quedó una primera idea bucólica de recuperar la ermita de San Roque en lo alto rodeado de campas, para empezar con la construcción de un depósito de agua en lo alto, mediante voladuras de ruidosos explosivos, que originó una montaña de piedras a sus espaldas y que acabaría siendo un fracaso, siguiendo con la construcción de nuevas calles circundantes como fueron las de Bailen y Axular en los años 60, o un nuevo centro escolar al comienzo de los 70 tras el depósito de aguas, bautizado con el nombre de Virgen de la Guía.

Hay que recordar que en los años 60 y 70 del desarrollismo, el crecimiento de la población dio un gran salto. La Villa que no llegaba a 22.000 habitantes en 1960, pasó a 45.000 en 1970 y más de 57.000 en 1978. Como consecuencia de ello a principios de esa década se empezaron a construir dos nuevos edificios docentes en las zonas traseras de juego, junto a las edificaciones de la calle Axular y en los terrenos de la tejavana el colegio de párvulos, al que bautizaron con el nombre de Pilar Careaga y que al de pocos años se integró en el centro Zubeldia.

El cambio hubiera sido total si se hubiera llevado a cabo el deseo del director, en 1976, de proceder al derribo del edificio que contaba con el visto bueno de la inspección de educación.