Se cumplen ahora 145 años de que el maestro Manuel Meléndez fundó la banda de música EUTERPE, en la que se apoyó el Ayuntamiento para mantener un adecuado nivel musical en la Villa, en las últimas décadas del siglo XIX, tanto en los bailes de la plaza, las fiestas, las procesiones religiosas, o conciertos, hasta que en 1905 acabó disolviéndose obligando a la Corporación a crear en 1906 la Banda Municipal de Música, que vino precedida de la Academia Municipal de Música como cantera de músicos y donde los instrumentistas eran los encargados de impartir las clases.
En el primer reglamento por el que se regía la Academia vemos
que empezaba señalando que en
el solfeo elemental "podrán ingresar
en ella los niños y niñas que lo
soliciten”, pero en el grado medio y superior de solfeo así
como de instrumental “solo podrán cursar
estos estudios los niños” ….
Con la proclamación
de la República, un nuevo Reglamento permite inicialmente el acceso a las niñas
a las clases de música superior e instrumental, pero posteriormente se corrige
y se vuelve a ofertar solamente esta posibilidad a los niños.
Los reglamentos de la época de la dictadura franquista siguen
excluyendo a las niñas incidiendo en que la dedicación de la mujer debía
centrarse en “sus labores” domesticas o familiares.
Estamos hablando de años en que este ámbito musical estuvo
dominado por hombres, cuyos primeros miembros provenían de las disueltas bandas
militares de las guerras carlistas, impregnada su educación de los valores
castrenses, y la mentalidad de los primeros directores de la Banda Municipal
iba en esa dirección.
A partir de 1969, el
maestro Ángel García Basoco, que fue el renovador en profundidad de la Banda y
Academia Municipal, era de la misma mentalidad de que “no rentaba realizar esfuerzos
en formar chicas que luego se debían dedicar a labores familiares” por lo que
al recurrir a colegios como el de Zubeldia, donde había tenido siempre su sede
la Banda, mantuvo la directriz de que fueran exclusivamente chicos.
Tras su marcha en
1979 y con el subdirector Jon Fernández Urcelay al frente de la misma, y el
bombardino José Luis Gómez encargados de la Academia de música, fue cuando empezaron
a permitir entrar mujeres, que a medida que iban progresando se les daba acceso
a la formación instrumental, primero con los considerados más adecuados para
chicas como oboes, flautas o clarinetes.
Entre ellas surgió en
1981 la primera que debutó en la Banda tocando el oboe, Nekane Pascual Diaz,
con solo 12 años, en el concierto del día de la Patrona, aunque había realizado
ya el día anterior la tradicional tamborrada.
Curiosamente
pertenecía a una de las sagas familiares que durante décadas habían estado
presentes en la Banda, los Taramundi, y ya otras mujeres habían aparecido en el
mundo musical jarrillero, como lo fueron las txistularis Laura López de Vergara
y M.ª Carmen de Abajo, la primera también perteneciente a otra saga familiar de
la Banda Municipal.
La segunda mujer que
se incorporó fue Itziar Barredo, clarinetista, continuando luego ya otras durante
la dirección de Joseba Sáenz de Ortuondo, que fundó la Joven Orquesta de
Viento, y ha sido en la actualidad cuando ante una baja temporal del actual
director Javier Ituarte, una mujer Ane Legarreta, de Galdakao, ha cogido la
batuta de dirección estrenándose con un concierto de la Banda Municipal y la Escuela
Municipal de música.
Si la incorporación de la mujer en la banda de música municipal es un
fenómeno ya visible y significativo, reflejando un cambio positivo en el
panorama musical que la ha enriquecido tanto en diversidad como en talento, su
presencia en concreto al frente de la misma, es un modelo a seguir para las nuevas
generaciones de niñas y jóvenes, que no dudamos que podrán aportar nuevas ideas
y enfoques en la gestión y organización de la Banda impulsando su dinamismo y
conexión con la comunidad.
RUBÉN LAS HAYAS
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