jueves, 10 de noviembre de 2011

BOGADORES SANTURTZIARRAS DE 1930


Kepa Koldo Alonso Revilla nos envía esta foto de 1930 con los nombres de los personajes que como vemos son remeros santurtziarras con el trofeo conseguido, al parecer, con el primer premio en las regatas de Portugalete. Aunque no es parte de la historia de la Villa como tenemos numerosos seguidores y suscriptores en Santurtzi la recogemos en su honor.
Esto nos trae a la memoria aquella anécdota que contaba Indalecio Prieto, sobre el portugalujo Miguel Loredo que coincidió con él como diputado en la segunda década del siglo pasado:

Un mediodía de verano, Miguel Loredo almorzaba con su familia, al aire libre, en la terraza de su casa. Súbitamente, cuantos pasaban por el muelle prorrumpieron en angustiosos alaridos. En medio del cauce de la ría, un remolcador había abordado a una trainera, mandándola al fondo con sus trece tripulantes. Corría la gente en busca de salvavidas y cuerdas para arrojárselos a los náufragos que, emergiendo, nadaban desesperadamente.
Miguel Loredo, advertido del trance, abandonó la mesa, cruzó sin apresuramiento y con solemnidad el muelle, llevando prendida del cuello la servilleta, como prácticamente se colocaba antes, para proteger corbata y pechera, en vez de ponerla, como absurdamente se pone ahora, sobre las piernas, para que resbale y caiga al suelo. Irguiose Loredo sobre el pretil, tomándolo de tribuna, se fijó los dorados lentes, se atusó la negra barba, y comenzó, de cara al cauce, un patético discurso, propio de tan críticas circunstancias.
"¡Náufragos —les dijo a los pescadores que forcejeaban en el agua—, tened fe!
El pueblo de Portugalete no consentirá que os ahoguéis aquí, a su vista, en su ribera. Le sobran nobleza, gallardía y solidaridad humana para salvaros y, además, se siente impelido por fraterna vecindad, pues sois de Santurce y en momentos como éste deben olvidarse mezquinas rivalidades pueblerinas. ¡Náufragos, tened fe! Santurzanos y portugalujos somos hermanos y como hermanos nos portaremos con vosotros".
¿Confortó a los pescadores en peligro el discurso? ¡Quién lo sabe! La elocuencia suele producir efectos prodigiosos. Miguel Loredo tenía figura de Nazareno y, aunque la blanca servilleta bajo la tez morena, desdijera bastante de la indumentaria del Salvador, acaso lo tomaron por éste, y su palabra les infundiera ánimos hasta que salvavidas y cuerdas les ayudaron a sostenerse a flote, en espera de los botes que después recogieron a todos.

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