Cuando hablamos del libro de José Moreno, que ilustramos con
una fotografía del mismo correspondiente a un fusilamiento, nuestro amigo santurtziarra
Tomás Fernández, nos hizo un
comentario sobre la misma aclarándonos que correspondía a una escenificación propagandística,
realizada en los años 40 ó 50, en el cementerio de Durango, del fusilamiento de
“nacionales” por republicanos.
Hoy es Tasio Munárriz quien quiere
complementar la entrada con estas líneas que nos envía:
El autor del
libro es Fernando Pedro Pérez que ha recogido e ilustrado el testimonio
personal de José Moreno sobre su juventud, la guerra, la posguerra y la
actualidad. Este, nacido en Deusto, vive en Portugalete desde hace unos 35
años. Tiene 96 años. Merece la pena leer el libro.
Quiero
comentar en este artículo las imágenes que aparecen en las páginas 56 y 57. El
autor realiza un montaje de fotografías para hacer una secuencia: Preparación
de una ejecución, fusilamiento, víctimas al pie de una tapia, cadáveres en una
fosa, placa recordatorio en el paredón del
cementerio de Derio y este paredón.
Ninguna de
las cuatro primeras fotografías corresponde al cementerio de Derio, al cual se
refiere Moreno en su testimonio como lugar de los fusilamientos. Tampoco se
sabe a qué bando pertenecían sus protagonistas, porque fusilamientos hubo en
los dos bandos bélicos.
Comento las
fotografías numeradas:
La primera despierta
dudas sobre su veracidad. No es extraño que haya niños, porque los
fusilamientos oficiales intentaban dar una lección de justicia al público, ni
que haya nueve ejecutores y solo siete víctimas, porque dos fusiles podían
estar cargados solo de salvas y así la responsabilidad de los disparos mortales
se diluía entre los verdugos. ¿Pero los niños de aquella época iban vestidos
como los de la fotografía? ¿Por qué los que iban a ser fusilados estaban de
espaldas? ¿Los del piquete tenían miedo a sus miradas, insultos o gritos
políticos? ¿No es de cobardes disparar por la espalda a un enemigo indefenso?
¿A dónde apuntaban sus fusiles: al cuerpo o a la cabeza? Si apuntaban al
cuerpo, como parece, el jefe del piquete tenía que rematar a todos con el tiro
de gracia. He preguntado a los que han publicado esta fotografía, repetida
varias veces en Internet, sobre su veracidad, lugar y época y no he recibido
respuesta.
De la segunda
fotografía, bajo la anterior, la asociación de “Las Merindades. Memoria
histórica” me dice que es puro teatro con mucho humo en el parque de las
Acacias de Villarcayo, hoy integrado en “El Soto”. El autor del libro que
comento la reproduce dos veces a lo largo del mismo.
La tercera
fotografía, en la parte superior de la siguiente página, está realizada por el
francés René Brut el 18 de agosto de 1936 en una tapia del cementerio San Juan
de Badajoz, días después de que las tropas franquistas ocupasen la ciudad. Los
cadáveres pertenecen a varios carabineros y un guardia civil fieles a la
república.
De la cuarta,
en la parte inferior izquierda de la página, he preguntado a los que la han
publicado sobre su veracidad, tiempo y lugar y todavía no he recibido ninguna
respuesta.
Completan las
ilustraciones de estas páginas, la placa en recuerdo de los fusilados, pero como
la copia es tan pequeña y no se ve quiénes la han puesto, reproduzco la que
hice yo hace cuatro años.
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