Nuestro amigo Karla Llanos, que realiza una impresionante labor de recopilación histórica
de nuestra vecina localidad, en su blog Memorias de Getxo, nos ha enviado una
buena serie de noticias portugalujas aparecidas en el periódico El
Liberal, correspondientes al año 1927.
Al margen que vayamos dándolas a conocer próximamente,
hoy nos detenemos en la correspondiente al 4 de mayo, con motivo del
homenaje al Doctor Areilza colocando una pequeña lápida que diera su nombre al
parque situado bajo su mansión de El Salto.
“Se quiso hacer un acto que revistiera una
simpática sencillez, muy de acuerdo con el carácter bondadoso y modesto del
nunca bastante llorado doctor”, que contó con la presencia del alcalde en
funciones Francisco Opitz, el secretario municipal, Mariano Ciriquiain, el cura
párroco Hilario Ugalde y el presidente del Hospital Asilo de San Juan Bautista
José Babío, entre otros.
Babío manifestó que la viuda en recuerdo de
su finado esposo había entregado todo el material quirúrgico que perteneció al
mismo para que en el Hospital pudiera ser montada una sala de operaciones y así
mismo se recordó que había remitido una cantidad al Comedor de los Pobres, que
funcionaba bajo la protección de la Fundación Manuel Calvo para que fuese
repartida entre los acogidos en dicha Institución.
Finalizó el acto trasladándose a la casa de
la señora de Rodas, a la que hicieron entrega de un pergamino en el que constaba
el acuerdo del Ayuntamiento nombrando hijo adoptivo de esta villa al doctor Areilza.
Creo recordar que en vida de éste se le había
ofrecido el cargo de alcalde de Portugalete, lo cual declinó pues su dedicación
total era la medicina.
El Liberal recogía la foto del acto que
aparece sobre estas líneas, donde se aprecia la citada lápida, que también se
ve en la foto de la derecha de junio de 1939, en un acto recordando el segundo
aniversario de la entrada de las tropas franquistas con entrega de medallas a
las familias de sus “caídos”. También hemos colocado una vista del hueco actual
existente sin la placa.
Cuando es tan habitual en los políticos reclamar
placas de personajes de su ideología, esta desaparición que pasó desapercibida
por no ser un personaje político sino que sólo dedicó su vida a la gente
humilde y desfavorecida como fueron los mineros, nos hace reivindicar que sea
repuesta, para que se recuerde que el nombre del parque que popularmente llaman “parque
de los monos” es fundamentalmente un homenaje a una de las personas
excepcionales que tuvimos en la Villa el siglo pasado, Don Enrique Areilza.
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