miércoles, 29 de noviembre de 2017

MUJERES EN LA HISTORIA DE LA GASTRONOMÍA PORTUGALUJA: (1) MARTA BEOBIDE



La historia de la gastronomía portugaluja está jalonada con nombres de mujeres. Ya en el siglo XIX Dolores Vedia Goossens, aparece como pionera de los libros de cocina. Esta señora de la ”torre de Uhagón”, situada al final del muelle Viejo fue la madre de Isabel Uhagón Vedia (1832-1893), madre a su vez del famoso explorador y aventurero Enrique Ibarreta Uhagón (1859-1898) por lo que en los últimos años de dicho siglo XIX, los portugalujos se referían a su casa como la de “Ibarreta”.
Mujer de carácter, con aficiones literarias, es conocida por ser autora de varios libros de cocina, hoy muy valorados, “La Mesa
española. Arte de cocina al alcance de una fortuna media” (1887), y Libro de cocina a propósito para la mesa vizcaína” (1903). Ambos aparecen firmados con las iniciales Dª D.V. de U. El primero reeditado en 1892 en San Sebastián, con cinco ediciones, y el segundo publicado en Bilbao en 1903 fue también reeditado en 1912, dada su gran aceptación.
Son un referente, pues sus platos y condimentos reflejan el mundo culinario de nuestra Villa, y que en los libros que entonces existían “sobran palabras, drogas y platos y falta la sencillez de la ejecución de sus fórmulas y el necesario acomodamiento de los guisos” según sus palabras.
Siguiendo a Antonio Saloña al escribir sobre la historia de nuestra gastronomía nos encontramos con que ésta alcanzó un gran nivel al final del siglo XIX y principios del XX, de la mano de Marta Beobide en la desaparecida casa de la Plaza que hacía esquina con la entrada hacia Coscojales, y cuyo balcón en torno a uno de los pilares del edificio se hizo popular como el “balconcillo de Marta”.
Había sido en 1884 cuando llegara a la Villa, procedente de Ceanuri, Agueda Beobide Beitia, que tenía 24 años y se casó con un marino de Mujica, Agustín Undabarrena siguiéndola al año siguiente su hermana María, que también se casó aquí. Sería en 1889 cuando trajeron a su hermana pequeña, nuestra protagonista, que entonces contaba solo 10 años.
Como solía ser normal en aquellos años las chicas de las aldeas vizcaínas llegaba a la Villa a trabajar en el servicio doméstico por lo que es de suponer que Marta trabajaría en la cocina de alguna familia portugaluja que bien pudiera ser la de la Fonda y restaurante de Antonio Allende.
Casada con Julio Ruiz Carreras, un burgalés de oficio panadero, acabaron adquiriendo dicho restaurante que lo denominarían “Restaurante y casa de huéspedes MARTA”, desde donde liderarían según Antonio Saloña la etapa dorada de la gastronomía portugaluja. “Aparte de ofrecer un esmerado servicio, Marta guisaba con gran perfección todo el repertorio provincial junto con una repostería casera de gran tono.
De toda la provincia venían a Portugalete los grandes comedores a probar las preparaciones de Marta, sus bacalaos, sus jibiones, la merluza en cazuela, las grandes chuletas y toda clase de carnes emparrilladas. Esto ocurría a fines del siglo XIX y a principios del XX”.

El cuadro que ilustra esta entrada es propiedad de Juanjo Loredo y sobre él hemos colocado el membrete de MARTA.



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