La historia de la
gastronomía portugaluja está jalonada con nombres de mujeres. Ya en el siglo
XIX Dolores Vedia Goossens, aparece
como pionera de los libros de cocina. Esta señora
de la ”torre de Uhagón”, situada al final del muelle Viejo fue la madre de
Isabel Uhagón Vedia (1832-1893), madre a su vez del famoso explorador y
aventurero Enrique Ibarreta Uhagón (1859-1898) por lo que en los últimos años
de dicho siglo XIX, los portugalujos se referían a su casa como la de
“Ibarreta”.
Mujer de
carácter, con aficiones literarias, es conocida por ser autora de varios libros
de cocina, hoy muy valorados, “La Mesa
española. Arte de cocina al alcance de una fortuna media” (1887), y Libro de cocina a propósito para la mesa vizcaína” (1903). Ambos aparecen firmados con las iniciales Dª D.V. de U. El primero reeditado en 1892 en San Sebastián, con cinco ediciones, y el segundo publicado en Bilbao en 1903 fue también reeditado en 1912, dada su gran aceptación.
española. Arte de cocina al alcance de una fortuna media” (1887), y Libro de cocina a propósito para la mesa vizcaína” (1903). Ambos aparecen firmados con las iniciales Dª D.V. de U. El primero reeditado en 1892 en San Sebastián, con cinco ediciones, y el segundo publicado en Bilbao en 1903 fue también reeditado en 1912, dada su gran aceptación.
Son un
referente, pues sus platos y condimentos reflejan el mundo culinario de nuestra
Villa, y que en los libros que entonces existían “sobran palabras, drogas y
platos y falta la sencillez de la ejecución de sus fórmulas y el necesario
acomodamiento de los guisos” según sus palabras.
Siguiendo a
Antonio Saloña al escribir sobre la historia de nuestra gastronomía nos
encontramos con que ésta alcanzó un gran
nivel al final del siglo XIX y principios del XX, de la mano de Marta Beobide en la desaparecida casa
de la Plaza que hacía esquina con la entrada hacia Coscojales, y cuyo balcón en
torno a uno de los pilares del edificio se hizo popular como el “balconcillo de
Marta”.
Había sido en 1884 cuando
llegara a la Villa, procedente de Ceanuri, Agueda Beobide Beitia, que tenía 24
años y se casó con un marino de Mujica, Agustín Undabarrena siguiéndola al año
siguiente su hermana María, que también se casó aquí. Sería en 1889 cuando
trajeron a su hermana pequeña, nuestra protagonista, que entonces contaba solo
10 años.
Como solía ser normal en
aquellos años las chicas de las aldeas vizcaínas llegaba a la Villa a trabajar
en el servicio doméstico por lo que es de suponer que Marta trabajaría en la cocina
de alguna familia portugaluja que bien pudiera ser la de la Fonda y restaurante
de Antonio Allende.
Casada con Julio Ruiz
Carreras, un burgalés de oficio panadero, acabaron adquiriendo dicho
restaurante que lo denominarían “Restaurante
y casa de huéspedes MARTA”, desde donde liderarían según Antonio Saloña la
etapa dorada de la gastronomía portugaluja. “Aparte
de ofrecer un esmerado servicio, Marta guisaba con gran perfección todo el
repertorio provincial junto con una repostería casera de gran tono.
De toda la provincia venían a Portugalete los grandes
comedores a probar las preparaciones de Marta, sus bacalaos, sus jibiones, la
merluza en cazuela, las grandes chuletas y toda clase de carnes emparrilladas.
Esto ocurría a fines del siglo XIX y a principios del XX”.
El cuadro que ilustra esta
entrada es propiedad de Juanjo Loredo
y sobre él hemos colocado el membrete de MARTA.
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