Si en otras ocasiones José
Luis Garaizabal nos ha realizado un inventario de las rejas metálicas
existentes en la Villa, hoy es otro de nuestros colaboradores Aurelio Gutiérrez Martín, (LA VIDA PASA) quien nos
envía este trabajo recogiendo las aldabas que todavía se conservan en muchas
puertas de nuestras casas:
Cada vez que veo una
aldaba en una puerta, su imagen me retrae a los recuerdos de mi infancia en el
barrio de Abatxolo en Portugalete y con ello a la casa donde nací, en la calle
La Colina portal nº9. Hoy un solar ocupa el lugar donde estuvo esta vivienda, y
en cuyo dintel aparecía el año de su construcción, 1909.
Nací un el 10 de
febrero de 1955, y según cuenta mi ama, a media tarde estando ella sola en casa
y limpiando la cocina, sintió los dolores del parto. En los dolores comenzó a
golpear con la escoba el suelo de la vivienda para que la asistiera Anselma, la
vecina del piso inferior Contaba con 41 años de edad en este su séptimo parto,
y ella, mi Ama, feliz.
Me imagino que tan
pronto como nací, las otras vecinas del barrio; Emiliana, Leo, Cande, Eufemia,
Adora, Petra, Encarna, Beatriz… acudirían a la vivienda para asistirnos y que
no necesitarían tocar las aldabas porque las puertas estarían abiertas de par
en par.
En aquellos tiempos en
Abatxolo, como en tantos barrios, las puertas de las viviendas, tanto las que
daban a la calle como las interiores, eran de madera y disponían de una aldaba
para reclamar la presencia de sus propietarios. La aldaba de la puerta exterior
de mayor tamaño que las del interior, y por ello se las identificaba como
aldabón y aldaba, pudiendo ser de hierro fundido o de bronce.
Cuantas habrán sido
las veces que Juana Rodríguez,” La Avisadora” habrá anunciado a voz en grito
los sucesos relativos a los acontecimientos funerarios locales, previo golpeo
de las aldabas de los portales
Las de la vivienda
propia bastaba con ser golpeadas para recibir el aviso de llamada, las que
estaban en la calle eran golpeadas tantas veces como el nivel del piso era
requerido, con el acompañamiento idéntico del repique o sin él, si se quería
avisar a la izquierda o derecha de la planta.
Hoy en día en
Portugalete son abundantes las aldabas que se pueden contemplar, y las que
existen, están mayormente colocadas en las puertas de la calle. Las de las
puertas interiores fueron suprimidas con la llegada del timbre y la puerta
maciza. Atrás quedó cuando para acceder a una vivienda bastaba con tirar desde
el exterior de una cuerda que accionaba el pestillo de la puerta.
La mayoría de las
aldabas encontradas en Portugalete son de forja en forma de mano y cuyos dedos
agarran una sencilla esfera. Este modelo de aldaba es conocido como la “Mano de
Fátima” Una mano, que a veces aparece sin anillo en ninguno de sus dedos y
otras veces aparece llevándolo en el dedo anular o en el dedo corazón de la
mano, pudiendo ser tanto, la mano izquierda como la derecha. Esta pieza que
tiene por nombre martillo, es la que golpea al tas, que es la pieza que recibe
el golpe.
La aldaba del árabe
ad-dabba, más popular y conocida como “mano de Fátima” procede de la voz
“Hamsa” o “Jamsa”, término árabe que significa cinco, teniendo por ello una
cierta significación con los cinco dedos de la mano y con los cinco pilares de
la ley islámica. Además, contiene un alto valor simbólico que procede desde la
más lejana antigüedad, y lo que parece ser que era en un principio considerado
como un amuleto que se colocaba en las puertas de las casas para alejar los malos
espíritus, se terminó convirtiendo en un llamador.
Puertas con aldabas se
localizan en Repélega, en la mayoría de las casas adosadas del Progreso, y en
escasas del Grupo Villa Nueva, con la particularidad que las que se encuentran
en el Grupo Progreso son en su mayoría de la mano derecha de Fátima y de
bronce. También existen en alguna de las viviendas unifamiliares de la Florida.
También se encuentran
en la calle Víctor Chávarri y en General Castaños, aquí en el tramo que
alcanza, hasta Casilda Iturrizar. En
esta calle hay varios portales con puertas
de doble hoja, y con la particularidad de que cada hoja va acompañada de una
aldaba. Alguna hay en el Muelle Viejo, y escasas en el resto de las calles del
casco viejo de la Villa.
Si se aprecia, que las
aldabas que se han colocado en puertas de viviendas de construcción reciente o
totalmente renovadas, conservan el martillo de la pieza con un estilo de forja
más moderno.
Las aldabas se
encuentran hoy a la vista, porque bien con los años los vecinos propietarios no
han renovado la puerta exterior de su vivienda o, porque estas han sido
restauradas o renovadas, y sus propietarios han decidido conservar un estilo
original de puertas de madera con los adornos de las aldabas. Por todo ello,
aquellos vecinos que las mantienen, de alguna manera están colaborando en la
riqueza del Patrimonio Histórico Cultural.
A pesar de que esta
pieza de forja vaya desapareciendo, a veces porque manos ajenas las roban para
venderlas como chatarra, siempre nos quedará en el refranero popular el “tener
buenas aldabas,” como la expresión de llegar alcanzar un objetivo, sin reunir
los méritos necesarios. Y es que tener buenas aldabas y portalones, era
indicativo en un tiempo pasado del poder económico de su propietario.
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