miércoles, 1 de agosto de 2018

160 AÑOS DE LA APERTURA DE LA CARRETERA DE PORTUGALETE A BILBAO






Aurelio Gutiérrez en su blog LA VIDA PASA nos recordaba esta noticia recogida en un artículo del periódico Irurac-bat del 12 de junio de 1858, que anunciaba para ese verano la apertura del nuevo camino real, o carretera general de Bilbao a Portugalete, y que “la empresa del vapor Nervión cuyo servicio empezará a principios de Julio, trata de establecer uno de ómnibus que recorra esta línea, para que las personas que gusten trasladarse de un punto a otro tengan la facilidad de elegir el medio de locomoción”.

Nuestra Villa que siempre había estado volcada sobre todo al mar como vía de comunicación iba a cambiar radicalmente debido a la acertada visión de su corporación municipal que fue quien había impulsado y financiado el proyecto que sería aprobado en Juntas Generales en 1852.  

En 1854 siendo teniente alcalde Máximo Castet, se le comisiona para el proyecto como contador de las obras así como tesorero, función que desarrolló con gran eficacia siendo elegido alcalde de 1856 a 1859 y en 1861. Por su excelente gestión la corporación le nombró tesorero en propiedad y su desahogada situación económica le permitió ceder su sueldo en favor del erario municipal e incluso prestarle dinero sin interés.
Si el camino tradicional a Bilbao salía de la Plazuela del Cristo ascendiendo la cuesta de San Roque para por Abatxolo y el centro de Sestao dirigirse a Bilbao, ahora tras las correspondientes expropiaciones como la del viejo Hospital Asilo del Cristo que hubo que derribar y por detrás de la iglesia, pasando luego por debajo de la cortadura del molino en dirección a La Venta del Gallo de Sestao, sin cuestas y paralela a la ría, y pasando por Urbinaga  llegaba hasta el puente de barcas de Burceña (este finalmente se construiría de piedra) donde empalmaría con la existente hasta Bilbao.

La obra realizada entre 1854 y 1858 mejoró sensiblemente el trazado anterior y abrió la puerta a la llegada de muchos más turistas.

Desde 1830 unían a la Villa con Bilbao cinco lanchas conocidas popularmente como “carrozas” que tardaba más de dos horas, y a partir de ahora “los nuevos omnibus de 12 asientos muy hermosos, en los que se viaja por cuatro reales de vellón dentro y tres en la banqueta” (Irurac-bat de 22 abril de 1860) hacían mucho más atractivo el viaje.

Debemos recordar que en los viajes por la ría fueron tradicionales los vapores Manusar, (anunciaba que admitía un “máximun de 100 viajeros en su cámara primera o sea en popa, y 60 en segunda o sea a proa”), el Ibaizabal o el Nervión cuyo anuncio de 1861 recogemos arriba, y que por la margen derecha también llegaba hasta Las Arenas, en una hora y cuarto, una línea de ómnibus que luego se completaba con el paso de la “barca” hasta la Villa.
Bajo estas líneas un detalle de la vista de Jean Laurent, en 1864, con el tramo de carretera por encima de la dársena, distinguiéndose sobre ella en la zona de Abátxolo el antiguo camino.


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