Tasio Munarriz, empieza con esta entrada la crónica de los atentados
que se produjeron en la Villa en los años finales de la dictadura, empezando
por la explosión en el popular Bar Moli, y al que seguirán otros apartados
referidos a los sufridos por establecimientos comerciales, guardia civil,
municipales, etc.
Fue en diciembre de 1974 cuando se produjo el citado
atentado contra el bar Moli, del nº 1 de la calle Santa María donde residía la
Peña Taurina (la foto es de unos años después).
Era el día 6 a las 9 de la noche, cuando recibieron
una llamada telefónica diciendo “Dentro
de unos momentos estallará una bomba”. El propietario cerró el local y
avisó a la Policía Municipal, que no la encontró. Volvieron a intentarlo al día
siguiente, la vieron detrás de una taza del aseo y llamaron a la Guardia Civil.
Cuando intentaron sacarla con unas cuerdas, explotó a las tres de la tarde sin
producirse ninguna víctima. La explosión destrozó el reservado, la cocina, los
cristales del establecimiento y de algunas casas próximas afectando también a
los locales de Auxilio Social, de la FET-JONS, situados encima del bar y a los
cristales de varias dependencias municipales del Ayuntamiento situado enfrente.
El propietario del local Gonzalo Ballesteros Triguero
achacó el atentado a ETA y calculó los gastos de reparación, más el dinero del
negocio no ganado en ese tiempo, en 1.500.000 pesetas. El seguro no se hizo
cargo de nada porque un atentado no entraba en las cláusulas del contrato. Pidió
ayuda al Ayuntamiento para reparar los daños y éste recurrió al Gobernador con
el mismo fin.
Por su parte, Leonor Elguezabal Inchaurrondo,
propietaria de la lonja (“Bar Carmona”) y el piso (reservado y cocina) en
Manuel Calvo 1, exactamente debajo del “Moli”, manifestó que también habían
sido afectados por la explosión una viga, varias solivas y el techo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario