Si en la entrada de ayer hablamos del arte de beber bien,
hoy tras recibir de nuestro amigo Karla
Llanos un ejemplar del Noticiero Bilbaíno del 22 de noviembre de 1889,
vamos a ver como era el comer bien en la Villa hace 130 años.
La noticia que recoge es la celebración anual que desde
hacía 9 años realizaban con motivo de la fundación de la Banda de Música
Euterpe, una serie de vecinos con el “genio
activo e incansable de su digno director, señor Meléndez”.
Tras un pasacalles y una misa en el parroquia, bajaron al
kiosko para interpretar varias piezas escogidas de su repertorio. Por la tarde
a las tres volvieron a tocar hasta las cinco, “para grata sorpresa a las niñeras y otros transeúntes y desocupados
que han deleitado gratuitamente sus oídos”.
El corresponsal relataba a continuación el remate de la
fiesta por la noche en el acreditado y popular restaurant de Larrabezu, en la
calle Coscojales en donde han tenido una abundante y suculenta cena cuyo menú, ha sido muy español, nada de
consommé ni escarlaté, ni tantos otros nombres extranjeros:
Besugo del Cantábrico,
Angula de la Isla,
Rico pollo del país, Ternera y lengua
albardada,
Exquisita colifor de
nuestros campos,
Buen vino del país,
Postres de buena uva
moscatel,
Queso de Guipúzcoa,
Aromático café con un
buen coñac.
En cuanto a la Banda Euterpe que según se dice creara en
1890 Manuel Meléndez, sabemos que
sus 15 miembros constituyeron en 1894 la Sociedad Filarmónica Euterpe que tenía
por objeto “procurar ingresos pecunarios
por los servicios que preste en beneficio de los socios que la componen” y a
comienzos del siglo XX la Banda se fue desmembrando y terminó disolviéndose lo
que obligó al Ayuntamiento a llenar su hueco creando la Banda Municipal de Música
en 1906.
La foto que acompaña esta entrada nos muestra a la Banda en
la entrada del Ojillo.
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