En El Correo de hoy, 3
de noviembre de 2019, IÑAKI ESTEBAN, recuerda como una muestra sobre
su trabajo en Nueva York y el premio 'in memoriam' de los periodistas vascos
reactivan la obra de este fotógrafo que murió en Panamá.
Juantxu Rodríguez
había estudiado para ser delineante. Le gustaba el dibujo técnico y trabajaba
de profesor de Educación Física. Pero le compró una cámara fotográfica a un
amigo, que la vendía porque necesitaba el dinero, y se fue olvidando de sus
otras dos profesiones. La fotografía le exigía tiempo, cada vez más. Su
talento natural para ver lo extraordinario en lo cotidiano le llevaba a la
calle con la cámara preparada. Y con sólo salir de su casa en
Portugalete se encontraba con un mundo rico en vidas y paisajes, aunque en
decadencia económica y social, el de la Margen Izquierda de los ochenta. Una
mina visual.
Estas dos razones esgrime
Elisa Pavón, su cuñada y representante de su legado, para explicar la voracidad
con la que el fotógrafo se dedicó al trabajo en el que destacaría y cuya
vigencia, treinta años después de su muerte -el 22 de diciembre de 1989- por
los disparos de unos soldados estadounidenses en Panamá, sigue intacta.
Imágenes suyas como la
de unas mujeres tomando el sol en uno de los espigones de La Iberia de Sestao,
justo enfrente de Altos Hornos, u otras más tétricas, la de unos yonquis
inyectándose en un puente sobre las vías del tren, recuerdan cómo fue la
conflictiva década de los ochenta en la orilla izquierda de la ría. A
ella llegó con su familia desde Casilla de Coria, en Cáceres, a los siete años.
Había nacido en esa localidad en 1957.
A partir de esos
mundos construyó otros que ahora vuelven a estar de actualidad. El martes, la
Asociación de Periodistas y el Colegio de Periodistas Vascos entregarán el
Premio de Fotoperiodismo 'in memoriam' a sus representantes, en un acto que se
celebrará en la Sala BBK de Bilbao. Por otro lado, la Universidad Internacional
Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander acogió en verano la exposición 'Memoria
gráfica de españoles en USA'. Surgió a partir de la cesión de la familia de las
3.000 fotos de este trabajo, de las que el comisario Manuel Arrabal ha elegido
ochenta. La exposición viajará a Barcelona hacia febrero o marzo del
año que viene, se está buscando una ubicación adecuada en Madrid y también
recalará por algunas ciudades en las que la UIMP tiene sedes, como Valencia,
Cuenca y Sevilla.
Experiencia de inmigrante
En este trabajo, el
fotógrafo seguía la vida profesional y familiar de los españoles que vivían en
Estados Unidos y habían logrado integrarse en el país americano. El cardiólogo
Valentín Fuster, los artistas Ceesepe y El Hortelano, el hispanista Nicolás
Sánchez Albornoz, así como pastores vascos en Idaho como José María Artiach
y Amador Zabalbeascoa -ganadero que llegó a tener decenas de miles de
ovejas y que sigue viniendo a Euskadi- fueron algunos de los protagonistas de
la serie.
«Nunca sabremos qué la
motivó -Juantxu Rodríguez murió a los 32 años- pero seguramente fue su propia
experiencia como inmigrante. Llegó a la Margen Izquierda de la Ruta de la Plata
en Extremadura, del paisaje y del modo de vida rurales. La integración
fue para él una experiencia fundamental y quiso comprobar cómo lo habían hecho
otros en un contexto tan distinto como el norteamericano. Pasó muchas horas
con cada uno de los retratados. Le interesaba su trabajo y el lugar en que lo
realizaban, pero también su casa, sus desplazamientos diarios, su familia. José
Guerrero, el artista, se acordaba mucho de él. No era el único», recuerda Elisa
Pavón.
El trabajo en Estados
Unidos se nutría del mismo espíritu que sus fotos en los cursos de verano de la
Menéndez Pelayo en Santander. Como sabía que durante los meses veraniegos
recalarían por el Palacio de La Magdalena personajes importantes, se
presentaba con su cámara y los retrataba tomando un café o una cerveza, fuera
del aula, relajados, más expresivos.
«Tenía mucho
desparpajo. Se acercó al gabinete de prensa y se ofreció para colaborar
con ellos. Le dijeron que sí de inmediato y estuvo aquí hasta 1989
retratando la vida de la universidad y a sus personajes», explica Arrabal.
Coincide con Elisa Pavón en el recuerdo que dejó el fotógrafo en sus
personajes, caso del historiador Nicolás Sánchez Albornoz, que se acordaba al
detalle de las fotos que le sacó en el metro de Nueva York.
En la metrópoli
estadounidense también se adentró en el Bronx. Se metió en los edificios
semiderruidos, con la basura esparcida por el suelo y por las escaleras,
refugios de indigentes y adictos. «Volvía siempre a su experiencia en la Margen
Izquierda y se dio cuenta de que, con el declive de Altos Hornos, se iba a
producir un cambio radical. El proyecto de su vida habría sido fotografiar ese
cambio. Como a muchos de su generación, la Transición le influyó mucho,
y no sólo por su aspecto político sino también por el cultural. La música
fue muy importante en aquellos años. La mayor parte de las fotos de Eskorbuto
que circulan por ahí son suyas», incide Elisa Pavón.
Juantxu Rodríguez era
autodidacta y «quizá por eso arriesgaba en todo, por ejemplo en la luz»,
agrega. «De los 24 negativos que tenía el rollo, 17 eran buenos. Tenía que aprovechar
el material al máximo porque lo pagaba de su bolsillo, lo mismo que las copias.
Y su laboratorio estaba en una habitación del piso de Portu».
El archivo completo
del fotógrafo abarca varias decenas de miles de imágenes. Muchas de ellas están
escaneadas en alta resolución. Pero a su familia le gustaría que estuvieran en
una institución en condiciones óptimas de conservación y que pudieran acceder a
ellas interesados e investigadores. Un primer paso ha consistido en la cesión a
la UIMP de las series sobre los personajes españoles en Nueva York, que
Rodríguez realizó con una beca del centro universitaria. Pero las míticas
colecciones sobre la Margen Izquierda o la titulada 'Travestis' aún no tienen
un lugar en el que asentarse. Euskadi, dicen desde la familia, sería un
destino natural para ellas.
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