La foto coloreada por Andoni
Maseda del siglo XIX con la torre de la iglesia desmochada nos sirve para
esta entrada que quiere
recordar que faltan 28 meses para que la Villa cumpla
sus siete siglos de existencia.
En el próximo libro de la colección El Mareómetro, dedicado
al siglo XIX, tanto Roberto Hernández Gallejones como José Luis Garaizabal nos dan noticias al respecto.
La torre de la iglesia sufrió
serios desperfectos en la linterna y cúpula de la misma como consecuencia de una
gran tormenta que tuvo lugar el 11 de noviembre de 1872 como se aprecia en la
foto superior.
Con posterioridad para estudiar
el alcance de los daños se montó un andamio desde el campanario con el que el
arquitecto municipal Severino Achucarro pudo redactar las condiciones
facultativas para su restauración. Pero llegó la guerra carlista y los
cañonazos que sufrió la Villa del 5 y 16 de Enero de 1874, no hicieron más que
aprovechar los daños del rayo, que no habían sido reparados y allí quedaron
parte de los andamios colgando y el resto, junto a la linterna y parte de la
media naranja, cayó sobre el tejado, afectando seriamente al coro, que quizás
fuera de madera.
La restauración de la torre se
hizo entre 1886 y 1888, como vemos en la foto inferior, y fue financiada por el
indiano Manuel Calvo. Tras ella se ejecutó también un coro alto en la nave
central que sobrecargaba sobremanera los últimos pilares de la nave, que enseguida
empezaron a mostrar riesgo de derrumbe.
Con la necesidad de reforzar el espesor de los pilares que solo
estaban calculados para soportar la cubierta del templo, se aprovechó para
completar los coros laterales y dignificar el frontis del coro central.
Si en la obra anterior se contó con la colaboración de
Manuel Calvo, ahora fue Sotera de la Mier quien tomó las riendas de esta
reconstrucción del coro y presentó al Ayuntamiento un proyecto de Julio
Saracibar fechado en Madrid el 20 de Mayo de 1894, junto a la solicitud para ejecutar por
su cuenta la parte principal de las obras.
No sabemos si el Ayuntamiento
y el Obispado de Vitoria colaborarían económicamente en la restauración pero el
escudo nobiliario del obispo Fernández dePiérola y el de la
Villa figuran en lo alto de las dos reforzadas columnas.
Aurelio Gutiérrez en su blog LA VIDA PASA nos ha ofrecido recientemente los planos de esta última
restauración.
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