Con
el título de Portugalete en los fondos fotográficos de la Autoridad Portuaria
hemos abierto un proyecto de recopilación de fotografías de la Villa y sus
muelles, existente en dicha Institución, muchas de las cuales ya hemos utilizado en
nuestras publicaciones y que se completan con nuevas aportaciones que va
encontrando José Antonio Soto.
Si
el otro día mostrábamos una bajo el título Portugalete
desde su enclave en la Benedicta hace un siglo, hoy volvemos sobre el lugar
con otra a la que José Luis Garaizabal
nos realiza el siguiente examen, tras superponer una actual para darnos cuenta
exacta del cambio:
Al comenzar el examen de esta
fotografía, lo primero que pensé es que se trataba de las obras de apertura del
pequeño paso que comunica la Ría con la Dársena, y que mediante un pequeño
puente, permite llegar hasta el morro.
Tras una inspección visual y fotográfica desde la margen derecha, ventajas e inconvenientes de vivir en Leioa y estar de confinamiento perimetral, deseché rápidamente la primera impresión ya que consiguiendo una alineación en la que se viese el fondo a través del campanario de Santa María e intentando ver las escaleras de subida
desde la estación de la Canilla (según la JOP se llamaba San Rafael), no es posible estar junto al paso citado.
Analizando la foto, vemos que tuvo que
ser realizada entre 1928 (año de la construcción de las escaleras desde la
Canilla a Mier) y 1934 (estaban aún en pie la Torre y palacio de Salazar).
En segundo plano, podemos ver con
claridad, de izquierda a derecha, la rampa de subida al Colegio del Carmen con
los muros de contención y sobre uno de ellos, las antiguas casas de la zona de
La Atalaya. Más a la derecha, las canteras de Salaberri, el edificio del
matadero y las casas circundantes en la zona del actual Miralrío. Continuando
en lo alto, las dos casas del frontón con el edificio del trinquete asomando a
su izquierda.
No nos vamos a repetir con la
descripción del resto de casas, ya detalladas en la entrada anterior sobre el
morro del Muelle de la Benedicta, pero si hay que destacar la alineación que
permite ver perfectamente a través del campanario y linterna, así como los
arbotantes. Hoy, el telón de fondo lo forman decenas de casas y el mamotreto de
Aspaldiko. Los tupidos tilos solo permiten ver una esquina del pórtico. Una
vista exclusiva de los vecinos de la margen derecha a los que no nos dejan
pasar a “pisar rebollos”.
Lo más interesante de la fotografía, en
mi opinión, está en primer plano. Centrándonos en el muelle, además del
destrozo, podemos destacar su iluminación a base de farolas colocadas sobre unos
promontorios con escaleras de sube y baja que eran alimentadas mediante un
tendido aéreo anclado a postes de madera que permitían salvar las inundaciones
que periódicamente se producían durante las pleamares en épocas de mareas vivas,
que llegaban a cubrir totalmente el muelle, como se ve en la foto inferior del año 1930.
Estas escaleras fueron inicialmente
cinco sobre el muelle que en su día midió 610 metros y que después quedó
reducido a los actuales 360. En la foto, se aprecian los dos más cercanos al
morro, lo que elimina la posible hipótesis de que se tratara de las obras del
paso, ya que este se encuentra al comienzo de dicho muelle. Si nos fijamos en el
primer promontorio, está inclinado hacia la ría, así que hemos encaminado la
investigación hacia algún accidente por choque desde la dársena, ocurrido entre
1929 y 1934.
Ha habido suerte. LA VANGUARDIA del 6 de
Diciembre de 1929 nos informa del gran temporal que sufrió Bizkaia durante la
noche del 4 y mañana del 5, con vientos huracanados que provocaron que “A causa del huracán, el vapor
norteamericano ‘Driden’ varó contra
el muelle de la Benedicta”. Al día siguiente, nos informaba que “El vapor ‘Yaukidriden’ ha salido de su
embarrancamiento del muelle de la Benedicta y ha marchado a Pasajes”.
EL LIBERAL, de la misma fecha, nos narró
que “El vapor norteamericano “Dryden”,
que se encontraba fondeado en la dársena de la Benedicta, fue arrastrado por el
viento hasta la escollera, donde quedó varado, aunque no en situación de
peligro. Se está procediendo a su descarga, confiando que a la hora de la marea
podrá ser puesto a flote”.
Sin tener la certeza de que la rotura se
produjese durante la colisión del Driden, ya que lo hubiesen citado los
periodistas, nos quedamos con el suceso como probable, ya qué viendo imágenes
antiguas del muelle, se puede pensar que habría sufrido a lo largo de los años
varios “toques” de los muchos barcos y gabarras que fondeaban en la dársena,
como ese cuyos palos con un gallardete al viento asoman por encima del muelle
destrozado.
Nota P.D.
Recurriendo a las anotaciones al reverso que figuran en los fondos de la Autoridad Portuaria vemos que está anotado: Trozo destruido del espigón de la Benedicta (1.9.1932)
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