sábado, 29 de enero de 2022

RECOGIDO DE LA PRENSA:EXILIO REPUBLICANO (ESTEBAN HERNANDORENA) (1)

  


Capitán Steve, el exiliado republicano vasco que ayudó a huir de Europa a 15.000 judíos. Esta es una historia de los héroes que no fueron elegidos por Hollywood y de las heroínas sin placa ni calle; de padres duros que son también hombres buenos; y de pueblos bienintencionados que honran accidentalmente el pasado de sus vecinos. 

Publicado en el periódico Público

MADRID 28/01/2022  LEIRE ARIZ SARASKETA@LEIREARIZ 

A orillas del mar Mediterráneo y a los pies del monte Carmelo, en la ciudad de Haifa, se abre camino una pequeña bocacalle con el nombre de Capitán Steve. En medio de la calle, flanqueada por el moderno rascacielos del ministerio del interior israelí y el minarete otomano de la mezquita Al Jarina, yergue discreta una placa en hebreo que señala al puerto. En la esquina, el alfabeto latino deletrea un nombre improbable para un homenajeado en Israel: Esteban Hernandorena (Zubiaga).

Es 29 de diciembre de 1966 y el puerto tiene más ajetreo del habitual. Hace un año y un día de la muerte del homenajeado y familiares, amigos y la asociación que ha promovido la iniciativa se reúnen para inaugurar la calle. También hay un padre carmelita que bendice la placa.

Entre ellos estaba María Pilar, hija mayor del capitán que hoy recuerda su historia familiar desde Las Palmas, donde reside desde hace cincuenta años. "Mi padre agradecía lo bien que fue tratado en Israel, pero su corazón quería volver a casa".

Hernandorena abandonó España como exiliado republicano a principios de 1939, aún en plena Guerra Civil, y no regresaría más que de visita hasta casi treinta años después, convertido ya en Capitán Steve.

Afiliado al Partido Comunista de Euskadi desde 1931, puso sus conocimientos marítimos al servicio de la República ejerciendo como segundo oficial de dos submarinos que condujo desde las costas francesas hasta el Mediterráneo. Ya en el Sur, participó también en la batalla naval del José Luis Díez, cuando en la noche del 26 al 27 de agosto de 1938 el buque republicano intentó cruzar el Estrecho de Gibraltar a toda velocidad haciéndose pasar por un destructor británico. Fueron atacados a cañonazos por la flota sublevada, que los había identificado pese a los intentos de camuflaje. Murieron veinticuatro prisioneros de guerra que llevaban a bordo y cinco marineros. Según algunas publicaciones, Hernandorena resultó herido en el hombro.

Su primera parada en el exilio fue la Bretaña francesa, desde donde quiso partir a la URSS. Fue, según su hija María Pilar, una de las pocas ocasiones en las que Pilar madre se puso firme contra su marido. "De Rusia nada". Encontraron destino alternativo en México. No podían imaginar que al llegar a Veracruz les tocaría vivir a bordo del barco en el que habían llegado. Durante un año. Y con tres niños. "El héroe no fue mi padre. La heroína para mí fue mi madre", recuerda María Pilar de aquella etapa.

Ya en México, durante un largo periodo en el que no pudo navegar, Hernandorena "parecía un león enjaulado", dice su hija. Con un carácter agriado, espantaba a la clientela de la pastelería El Molino en la que trabajaba Pilar madre. Hasta que llegó la oportunidad que lo cambiaría todo. La de volver al mar.

En palabras del propio Esteban Hernandorena a una web israelí: "Yo quería regresar a Europa al acabar la Segunda Guerra Mundial y unos amigos judíos me sugirieron que trabajara con ellos trasladando barcos desde Panamá. Como tantos otros refugiados, yo deseaba volver a España y continuar la lucha contra el régimen de Franco y pensé que esta oportunidad me ayudaría en ese objetivo. Viajaríamos a Francia para unirnos a otros exiliados republicanos".

Eran los primeros pasos de lo que los israelís conocen como Aliya Bet, la operación para la inmigración clandestina de judíos a una Palestina que se encontraba aún bajo control británico. La colaboración entre la agencia judía y el grupo de republicanos de Hernandorena se hizo oficial en un bar de Marsella.

"Tienen ustedes que comprender que nosotros no teníamos barcos, ni capitanes, ni nadie que conociera el mar. Teníamos que buscar entre los refugiados de unos y otros países", contaba Zeev Hadari, uno de los miembros del Mossad encargados de la operación.

En 1947, da comienzo "el viaje de los Pans". Las organizaciones detrás de la inmigración clandestina habían comprado dos barcos de 4.500 toneladas en Estados Unidos a través de empresas pantalla. Se llamaban el Pan Crescent y el Pan York. Hernandorena se convirtió en primer oficial de este último. Capitaneado por Gad Hilb, salió de Marsella en agosto para realizar varias cargas y descargas de fósforo con las que la tripulación trataba de desviar la atención de los británicos, omnipresentes y nerviosos en el Mediterráneo desde el embrollo del Exodus. Solo habían pasado unas semanas desde que Yossi Harel, el capitán que Paul Newman encarnaría en la gran pantalla, acaparara titulares en todo el mundo por haber sido abordado por los británicos cuando llevaba a 4.500 migrantes "ilegales" de Francia a Palestina. 

Problemas en Rumanía y Bulgaria

Al fin, en septiembre, el Pan York atravesó el Bósforo y adentrándose en el mar Negro, llegó a la ciudad rumana de Constanza. Allí, el nuevo Gobierno prosoviético acababa de juzgar y ejecutar al ex primer ministro Ion Antonescu, considerado hoy el "aliado olvidado" de Hitler por detrás de Mussolini. Rumanía aceptó dejar salir a 15.169 judíos. Con una condición: que emprendieran el viaje desde Bulgaria.

En algún momento de ese convulso año, Hernandorena tuvo tiempo de pasar por Bayona para renovar (¿u obtener?) su "Euzko Agiria", el documento de identidad vasco expedido por esas fechas. En el mensual hendayés BIL, donde se publicó el perfil más detallado que existe de Hernandorena, marineros y camaradas antifascistas como Nissan Levitan recuerdan la impresión que dejó en ellos aquellos meses: "Hernandorena hizo amigos entre nosotros no solo por la ayuda que prestó a la causa, sino también porque todos habíamos recibido una educación socialista. [...] Él estaba del lado de los que huían del nazismo y del fascismo".

A los cinco días de salir de Bulgaria, el Pan York fue rodeado por cinco destructores británicos y desviado hacia Chipre. Era la Nochevieja de 1947. "Por la tarde dejamos embarcar a 50 oficiales desarmados, a medianoche tuvimos una fiesta y yo me emborraché un poco", recordaba el propio Hernandorena.

Pero 1948 empezó con malas noticias para el Pan York y el Pan Crescent. Debían desembarcar en Chipre. Su salida de Bulgaria había desatado una crisis diplomática entre sionistas y británicos. Hacía poco más de un mes que las Naciones Unidas habían aprobado el plan para la partición de Palestina y transportar a 15.000 refugiados en ese contexto era visto por algunos como una provocación, mientras que otros recordaban el historial de persecución que dejaban atrás los pasajeros. El líder sionista Ben Gurion decidió esperar y dio orden de no oponer resistencia ante los británicos cuando los trasladaran al campo de refugiados de Famagusta en Chipre.

(CONTINUARA)


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