Entre los oficios de mujeres a lo largo de la historia están el
de posaderas o taberneras, a las que este personaje quiere representar.
De nombre Gumersinda María, nació en Aguilar del Río Alhama
(Logroño) y con tres hijos, viuda de un churrero ambulante, tras casarse
nuevamente, se estableció en la Villa en 1907. Si compartió con su primer
marido el negocio de churrera, este lo ejercería toda su vida, siendo conocida
como “Mari, la Churrera”, cantándose en la calle un estribillo que decía A la churrera no hay quien la gane. Tres a
la chiquita y cuatro si me da la gana, siendo su figura habitual en las
primeras décadas del siglo XX con su perro, el
Moro, acompañando al grupo de Exploradores
portugalujos, los modernos Boy Scout.
En 1932 tenía su BAR MARI frente a la
Plaza, en Mª Díaz de Haro, y luego en el nº 1 de Coscojales, con el nombre de
LA SIMPÁTICA, BAR MARI. Tras la guerra, los informes desfavorables del Gobierno
Civil, le impidieron ejercer la actividad hasta que en 1942 consiguió licencia
para abrir como BAR MARI en el nº 18 de Coscojales debiendo “observar una conducta ejemplar y digna,
bastando el menor motivo de informes desfavorables para dejarla sin efecto”.
Tenía ya 81 años siendo su hija Mari Jiménez, también conocida también
como Mari la churrera, quien se haría
cargo de él ayudada luego por su hija Gloria. Ambas muy populares, siendo la
primera mujer, que antes de abrir el bar, se la podía ver nadando en la ría, en
unos años en que la rígida moralidad de las autoridades tenían catalogado su
establecimiento como de mala nota, con frecuentes escándalos, “unas veces entre paisanos y otros entre
marineros que hacen escala en este puerto", además de ser frecuentado
por “otras jóvenes de muy dudosa
conducta”.
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