Hoy traigo a esta
entrada otra anécdota surgida en ASPALDIKO en el encuentro de la semana pasada
recordando la vida escolar portugaluja de épocas pasadas.
Algunas imágenes nos traían
a la memoria el aspecto de las aulas, con aquellos bancos y pupitres con su
tintero incorporado (la foto inferior corresponde al Colegio Santa María) y sus
pizarras negras donde se escribía con blancas tizas de yeso. (Más de algún alumno
distraído recibiría una de ellas en la cabeza lanzada por el profesor para
traerle a la realidad).
Lógicamente no caíamos
en el recuerdo de que dichas pizarras se borraban con trapos o cepillos, que
recogían el polvo que se iba generando, hasta que apareció la foto de las
escuelas de Zubeldia por su fachada posterior, donde alguien hizo mención a los
bordes blancos de las ventanas de las aulas.
Efectivamente, dentro
de la vieja fachada destacaban los bordes blancos de las ventanas producto de
que los profesores sacudían allí el polvo recogido en los trapos o cepillos con
los que limpiaban los encerados de clase.
Eran otras épocas y
el polvo interior se echaba por el balcón.
En los años 80 aún recuerdo que se sacudía el borrador por la ventana (al menos en otro establecimiento privado de Portugalete). Y tizas y hasta borradores (con taco de madera) volaban sobre los alumnos para hacerlos callar...
ResponderEliminarEfectivamente, el "ejercicio de tiro al alumno" descrito arriba quedaría incompleto si no mencionáramos los borradores y los cuadernos que algunos maestros lanzaban a la cabeza de sus discípulos, a veces sin que mediase provocación por parte de estos.
ResponderEliminarY, por mucho color que le echemos a la foto, tampoco puede disimularse el aspecto exterior que ofrecía la escuela en los años setenta. En la fachada principal llamaban la atención un canalón colgante y los excrementos de palomas que llenaban las repisas de las ventanas. La lateral de abajo estaba agujereada por la metralla de la guerra civil (según se decía). Y, como "patio de recreo", una campa pelada alrededor que se convertía en un resbaladizo barrizal cuando llovía.