Hoy hacemos referencia al trabajo
de Jaime Villaluenga titulado EL TRABAJO DE LA MUJER EN LA MARGEN IZQUIERDA DEL NERVIÓN, que se puede consultar en internet.
En el se analiza la evolución del trabajo femenino en la Margen Izquierda y
la zona minera a partir del fin de la Primera Guerra Carlista (1839). Un
trabajo que, remunerado o no, era un complemento necesario para mantener el
hogar, ya que los ingresos masculinos solían ser insuficientes.
En lo referente a Portugalete se destaca la dedicación al comercio y los
servicios encontrando mujeres que se encargaban de la vendeja (venta en
mercados), controlando los ingresos familiares y accediendo al espacio público.
A destacar que en los servicios sanitarios el acceso de la mujer a la
medicina estaba restringido a oficios como el de comadrona (partera) y se
destaca el caso de Inés Salutregui en 1841. Otras mujeres, como Petra Barbat o Juana
Zavalla, ejercieron funciones asistenciales, dirigieron hospitales municipales
y fueron enterradoras durante epidemias y el sitio carlista de 1873.
También se daban casos de mujeres que realizaban trabajos físicos duros
como venaqueras (carga y descarga) y sirgueras (arrastrando gabarras con
cuerdas), labor que fue propiamente femenina durante muchos años.
A finales del siglo XIX y principios del XX, la industrialización empleó
mano de obra femenina en fábricas ("La Iberia" en Sestao) y minas, a
menudo con contratos no cualificados y sueldos inferiores a los hombres.
El texto concluye señalando la persistencia de problemas como la falta de
paridad y el "techo de cristal" en la actualidad.
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