Finalizamos hoy el trabajo de Tasio Munarriz sobre a las
manifestaciones y concentraciones que tuvieron lugar en la Villa al final de la
dictadura con el año 1980.
Hay que
empezar este año anotando los incidentes producidos por la muerte en un tiroteo
de Carlos Alberto Lucio Fernández el 13 de julio.
Nacido en
Ribadeo (Lugo) en 1951, su familia se trasladó a Portugalete, a la calle Abaro.
Carlos estudió en el colegio Santa María consiguiendo el premio extraordinario
de Bachillerato. En poco tiempo hizo los cuatro primeros cursos en la Escuela
de Ingenieros de Bilbao. Se hizo famoso porque en 5º curso se enfrentó al
catedrático que explicaba en la pizarra una demostración, borró lo que el
profesor había escrito y le pegó con el borrador en las solapas de su traje,
demostrándole que estaba equivocado. La dirección le expulsó. En 1974 se marchó
a Catalunya, donde tampoco le admitieron para terminar la carrera de ingeniero.
Vivió en Ripollet (Vallés Oriental), donde se casó con una profesora de escuela
infantil y tuvo un hijo.
Allí se hizo
responsable de la organización de Eskerra Comunista – OIC. Abandonó este
partido y se incorporó a la Organización Comunista de España – Bandera Roja militando
en su frente obrero de orientación maoísta. En 1978 fue enviado a Euskadi para
reorganizar Bandera Roja, que estaba integrada en el sindicato LAB. Vivió en
Martín Fernández Villarán 5. Se puso a trabajar en la central nuclear de
Lemoiz, siendo uno de los líderes de los trabajadores de la empresa
constructora. Dejó el partido y se integró en HASI y en ETA con el pseudónimo
de “Zaharra”.
El 17 de marzo
de 1978 junto con otros compañeros de la organización introdujo gran cantidad
de explosivos en la central nuclear. Así volaron el reactor central. Pero, a la
vez, murieron dos obreros que estaban cerca: Andrés García y el portugalujo
Alberto Negro, que había vivido en la calle la Cruz y entonces era vecino de
Santurtzi casado con una de las últimas pescateras. Hubo también 14 heridos.
Con motivo de este atentado y de las pesquisas de la Policía, Carlos se exilió
en Hiparralde.
A las 2 de la
tarde del 13 de julio de 1980 el relevo de ocho guardias civiles salieron del
polvorín de Aia, municipio de Orio. Un comando de ETA les esperaba emboscados y
les dispararon matando a dos. A su vez, los guardias respondieron con un
tiroteo que alcanzó a dos miembros de ETA (Ignacio María Gabilondo y Carlos)
mientras el resto del comando huyó. El cadáver de Carlos fue llevado al
cementerio donostiarra de Polloe.
La familia de
éste reclamó el cadáver y la Guaria Civil lo trajo para depositarlo en la
capilla del cementerio de Portugalete el día 15. La información era que lo iban
a traer de 5,30 a
6 de la tarde, pero el gobernador, para evitar recibimientos masivos, ordenó
traerlo a las 3,30, impidiendo la entrada a todos los que no fuesen familiares
del difunto. Sólo dejó pasar a un sacerdote después de una larga discusión con
el jefe de la fuerza pública.
Posteriormente
los policías cargaron contra la gente que estaba fuera y que respondió con
barricadas y enfrentamientos. Para el domingo la familia encargó una misa en la
capilla de los jesuitas, al término de la cual volvieron a repetirse las cargas
policiales y la respuesta popular.
Días después
los concejales de Herri Batasuna Gorka Martínez Bilbao e Imanol Heredia
presentaron una moción solicitando un pleno municipal para quejarse de que ni
el alcalde ni ningún concejal socialista hubiesen asistido al cementerio ni
hubiesen protestado por las cargas policiales y pidieron un homenaje para
Carlos como hombre del pueblo independientemente de su ideología. Asimismo
solicitaban que el Ayuntamiento exigiese la dimisión del gobernador. La Corporación,
dirigida por el PSOE, rechazó la moción.
Finalizamos
todo este repaso a las manifestaciones de este año 80 con las que tuvieron
lugar en el mes de octubre.
El día 9
fueron detenidos en sus domicilios Angel María Acillona, Javier Aresti, Juan
Luis Garitaonandía, José Ignacio Macaya, José Ramón Ordóñez, Javier del Amo,
Javier Requejo, Angel Sáez y Vicente Benito Madariaga en una función
preinspección de la Policía. Eran miembros de un club que se reunía en el bar
Arana del Muelle Viejo. Llevados a las dependencias de la Jefatura Superior de
Bilbao, fueron interrogados, fotografiados, etc. Después de ser revisados sus
domicilios y no haber encontrado cargo alguno, fueron puestos en libertad
después de tres días. Como en otras ocasiones, se organizó la acostumbrada
manifestación pidiendo su libertad.
Días después,
el día 13 en Azeta en la carretera que une Sestao con Portugalete (calle Sotera
de la Mier) un niño, Andrés Eduardo García Beraza, fue atropellado por un coche
con lesiones que le llevaron a la muerte. No era la primera vez que esto
ocurría. Los niños pusieron una cruz y flores en el lugar del atropello.
Unos 300
vecinos cortaron la carretera con una barricada de piedras y escombros a lo
largo de 500 metros ,
de forma que se cortó el tráfico durante dos semanas, tiempo que dieron al
delegado de Obras Públicas para solucionar el problema: poner semáforos y
barandillas, ensanchar las aceras, tirar un muro lateral, creación de zonas
verdes, etc. El tráfico se tuvo que desviar por la calle Ramón y Cajal, junto
al cementerio. Como tardaron en poner los semáforos, que no funcionaban, y
satisfacer las otras necesidades, los vecinos siguieron con las barricadas
durante un mes con perjuicio para la línea de autobuses Bilbao-Santurtzi, la
gasolinera “Blanco y negro” etc.
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