lunes, 26 de agosto de 2024

NAVEGANDO POR LA RED: NAUFRAGIOS EN LA BARRA (1)

 


La historia de la fatídica barra de Portugalete, con sus innumerables naufragios a lo largo de los siglos, ha sido objeto de diversos estudios, encontrando en el blog LA VIDA PASA de Aurelio Gutiérrez Martin de Vidales, una importantísima aportación al tema al haber rastreado las hemerotecas, con los periódicos del siglo XIX y cruzándolo con una exhaustiva investigación de los fallecimientos en la Villa a través de los registros de difuntos del Archivo Histórico Eclesiástico. Su consulta a los interesados en el tema es obligada.

Yo voy a recoger algunas pinceladas de esta historia empezando por las primeras décadas de dicha centuria como fueron los naufragios en 1816 del cachemarin francés CONFIANZA procedente de Nantes y en 1827 de bergantín SAN JOSE, ambos en los acantilados de Campo Grande, junto a Peñota, en aquellos años jurisdicción de la Villa donde eran habituales una parte de los naufragios que tenían lugar entonces y donde acudían numerosos vecinos a presenciar el salvamento y también para aprovechar también la oportunidad de hacerse con parte de su cargamento.

Del primero la crónica del piloto lemán Antonio de Undabarrena nos dice que el capitán se quedó solo dentro del buque entre las peñas sin poder salir a tierra al extremo de perder su vida, se atrevió con mucho riesgo arrojándose al mar y pasar al barco para salvarle lo que consiguió a costa de un inmenso trabajo y también contribuyó a salvar los efectos que conducía dicho quechemarín .

Del recuento y tasación de averías que a continuación se hacía y de los cargamentos rescatados, pues trasportaba lienzos, cuero, mármol, caoba, escobillas, almidón y vinagre, se desprende que también faltaron objetos sustraídos, que fueron denunciados.

En la descripción del otro naufragio del 30 de noviembre de 1827 del bergantín SAN JOSÉ con cargamento de grasa y sardinas se nos ilustra del procedimiento que se seguía en estos casos:

Tras el aviso del piloto mayor el buque quedó varado y de conformidad con las ordenanzas, “a fin de evitar todos los daños y perjuicios que pudieren experimentar en dicho barco y carga los dueños e interesados, se mandaron que partan al muelle de Campo Grande a dichos señores Cónsules, ministro alguacil y demás personas que a bien tuvieran que hacer averiguaciones, y resultando reos haga asegurar sus personas y conducir a la cárcel pública con la custodia necesaria, procediendo al secuestro y embargo de todos sus bienes. Así como poner en depósito la carga y efectos que se hallasen salvados, revisando las marcas y números si tuviesen para descubrir los dueños a quien pertenezcan.”

Se nombró perito para la tasación de la mencionada embarcación a Juan Ignacio de Garmendia, y se adjudicó el remate de la misma a favor de Juan de Eguia, ambos vecinos de la Villa.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario