Tuesday, August 26, 2025

PILDORAS Y RETAZOS DE LA HISTORIA JARRILLERA: CASTIGO ANTE LOS ROBOS

  


En las Ordenanzas de 1518, se imponían penas a los autores de robos y hurtos. El rigor con que se castigaban los delitos contra la propiedad nos da la medida del respeto que sentían por la misma y hasta nos hacen suponer que las trasgresiones fueran poco frecuentes.
     Para los primerizos la pena establecía:
     Ser sacado con una soga al pescuezo y las manos atadas y encima de un asno, y el pregonero detrás diciendo y pregonando el tal hurto y diciendo a publica voz que tal es la justicia.
     No es de suponer que después de tal castigo se atreviese nadie a reincidir, pero si alguno lo hacía, volvía de nuevo a recorrer las calles, jinete en el burro de la vergüenza y después de la excursión recibía en medio de la plaza cien azotes que eran contados a coro por el vecindario que los presenciaba.
     Y si a pesar de tanta severidad osaba alguno reincidir, entonces además del paseo a la jineta y de los azotes, le cortaban las orejas para perpetuar el escarmiento. 

MARIANO C.G.

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