
Nos llega la noticia de que la semana pasada murió Eduardo Burgos Marín. Tenía 86 años y
residía desde hace tiempo en Marbella.
Nos conocimos
hacia 1960 en el GANERANTZ, con locales en la calle Santa María, cuando dejó la
presidencia Esteban Bañales y se hizo cargo él acompañado por algunos de los
que aparecemos en la foto superior en la fiesta de finalistas en el Pico
Ventana, en los montes de Triano en 1961. Alrededor de él, tocado con sombrero y
pañuelo al cuello estamos, entre otros, José A. Benito (el Presi), Sabin Ipiña,
Ismael Chico, Maxi Basagoiti, Juanjo Ormaechea, Mino Martín, Iñaki Pastor,
Iñaki Rodríguez, Iñaki y Todor Bastida,…
Hijo de la
recordada Pauli del DEDAL de la calle del Medio y de Luis Burgos San Martín, era
el tercero tras Juan Luis y Rodolfo a los que seguiría el pequeño Javier, con
el que compartí pupitre en el colegio Santa María.
También
coincidí con él en las sesiones de Cine Forum en las que participaba, propiciadas
fundamentalmente por su amigo Jesús Yagüe, con quien aparece en la foto
inferior del txoko de TXULI en Landaberri, donde era habitual, con sus dos
cocineros de postín, “Carota” y Alfre y otros como Peio Basurco, Antonio Guantes,
Manu Loredo, Traspaderne, Santín, Cejudo,…
Edu destacó por
su trabajo de decorador interiorista con un estilo muy personal, que empezara
con el KURDING de la calle del Medio, (se ha escrito que su figura bien podría
ser el prototipo portugalujo de aquellos txirenes personajes bilbaínos de hace
un siglo, peculiar, amante del buen vivir y con un toque anarco), siguiendo con
el emblemático CROMWEELL inaugurado un día de San Roque de final de la década
de los 60, otros locales de los años de la movida portugaluja, siendo su último
trabajo en la Villa, el popular POLVORILLA que lo reabrió el día de la República del 2001. Más abajo, en la Botica, abrió con su amigo Ramiro, el local de decoración B&C.
Su recuerdo
entre los que le conocieron está lleno de anécdotas, empezando por su
primer trabajo como relaciones públicas del Club KAI EDER de Plentzia donde
utilizó la pajarita que usara su padre. Recorrió varios países de Sudamérica
con el difunto Tasio, donde subieron andando al Machu Pichu en el Perú y viajó voluntario
a Cuba en una campaña a favor del régimen con Brigadas Internacionales, consistente
en colaborar cortando caña de azúcar, aunque cuando vio que se trataba de
trabajar, al de tres días estaba de regreso. Eso sí con un diploma de
agradecimiento encabezado por el nombre de José Martí.
Su vida se
podría escribir a través de todas esas anécdotas que contamos sus amigos ya que cada
uno de los que le conocieron contarán las suyas. Así yo recuerdo la temporada que
subió a trabajar en las minas de La Arboleda, apoyando la labor de su amigo
Periko Solabarría, con el que convivió en el barrio de Triano, mientras otros lo
hacen del viaje que realizó a petición de su hermano Rodol, desde China a
Cartagena en un gasero de la compañía de éste, viviendo como un marajá al ser el representante del armador en el barco. Todas ellas nos recuerdan el paso
por este mundo de un entrañable y querido amigo.
En sus últimos años visitó en pocas
ocasiones la Villa. En la última se hospedó en el HOTEL, según nos dijo gracias
a la atención de sus amigos Tatxeta y Polvorilla, pero ya presagiaba que sería la última como así ha sido.
Queden estas
líneas como recuerdo de un verdadero y peculiar portugalujo para toda la
generación que le conoció y que le apreciaba de verdad.
Un abrazo a su
familia, en la que su hermano Rodolfo desde Madrid han sido a lo
largo de las últimas décadas fiel suscriptor de la Colección el Mareómetro.