jueves, 31 de agosto de 2017

LA LUCHA EN LA CLANDESTINIDAD DURANTE EL FRANQUISMO: LAS DETENCIONES DE SETIEMBRE DE 1973






El 11 de septiembre de 1973 Lindosa informaba al alcalde que el día 9 habían aparecido cantidad de hojas clandestinas en las calles y que, junto con Villán Castañeda, había observado que tres individuos salían del bar “Toki Alai” (Bernardo Castet 1, en la esquina con Carlos VII) con bolsas y un paquete bajo el brazo. Detuvieron a uno, que vivía en la calle Hnos. de la Instrucción Cristiana, 15, 4º. Fueron a su domicilio y allí estaban los otros dos con la bolsa de las hojas. Eran tres alumnos de la Escuela Náutica: José Sacramento Sáiz Lavín, Orlando Bollar Muniategui y José Luis Nafarrate Alberdi. Los detuvieron y llevaron al Ayuntamiento.

Durante el día los municipales Lindosa y Villán Castañeda, los guerrilleros de Cristo Rey Eloy Ruiz Cortadi y otro compañero y los guardias civiles el sargento Rey y el capitán Hidalgo (los dos con puestos en Gernika) detuvieron en sus domicilios a los miembros del PC, María Carmen Ranero Soldevilla, Floren Palacios Millán, Marisa Irazabal Ribera, José Ignacio de la Mota Jiménez y José Ignacio López Markaida.

Los ocho, después de ser interrogados y torturados psíquica o físicamente durante dos días en las dependencias municipales, fueron llevados al juzgado de guardia de Bilbao y procesados por el Juzgado de Orden Público, a la espera de ser juzgados por el TOP. Después de 3 meses en la cárcel de Basauri salieron en libertad provisional pagando las familias una fianza individual de 50.000 pesetas. Al final, el juicio, que iba a celebrarse el 9 de diciembre de 1975, fue suspendido por el indulto general decretado por el gobierno con motivo de la muerte de Franco el 24 de noviembre.

Fueron detenidos también de madrugada Mercedes García López, Ana María Domínguez Fernández, Alfredo López Santamaría, Chechu Ortiz León y Javier y Maite Zarragoikoetxea Zuazo, hijos los dos últimos de los propietarios del Toki Alai. Estuvieron unas horas en la perrera de Portugalete y fueron puestos en libertad por el Juzgado. Alguien comentó “Estos son comunistas” y Lindosa replicó “Peor que comunistas, son etarras porque son amigos de los curas”.

Las octavillas que habían repartido trataban del “Proceso 1001”. Los que hacían las octavillas eran Jesús Araiz (El Guerri), carpintero de Buenavista y su compañero Arturo.

Tasio Munarriz



miércoles, 30 de agosto de 2017

UN CASO DE ESCANDALOS Y ALBOROTOS EN EL SIGLO XVIII



Siguiendo con la idea de dar a conocer lo que se ha dado en llamar la microhistoria de la Historia Local recogemos hoy otros sucesos que complementan el tema de las prostitutas que recogimos en una entrada anterior.

Estamos en 1746, siendo alcalde, Ignacio de Aqueche que decía que “había llegado a su noticia estarse ocasionando en la Villa algunos escándalos de amancebamientos, alborotos e inquietudes a deshora de las noches, y otros excesos causados por gente de mal vivir”, que habían perturbado notablemente la convivencia en el pueblo. Para poner coto a éstos desmanes, “aunque había puesto los medios de correcciones y amonestaciones verbales, y prision de algunas de las personas notorias”, no le quedaba más remedio que esforzarse aun más, y para “conseguir el deseado efecto de que sirva con la cristiandad, modestia y quietud debida” expulsar de la Villa a las vecinas María de Fontuso y Clara de Ahedo, madre e hija.

La citada Clara había dado a luz a un retoño, hijo de un hombre “llamado Jacinto, natural de las Islas de Canarias, con palabra que dicen de casamiento, habiendo estado amancebada todo el tiempo con el”, es decir, casi tres años, excepto el período que dicho individuo estuvo prisionero en Inglaterra. Mientras él estaba en tierras británicas a la sombra, disfrutando de la hospitalidad de los súbditos de Su Graciosa Majestad, ella seguía recibiendo en su casa a huéspedes portugueses y andaluces, “que respeto de ser el hospedaje una bodega sin aposento ni separación alguna, es notoria la nota y escándalo de la vecindad, viéndola abrazada con algunos de los huespedes, y dándoles ropa prestada”.

Se denunciaba también que en la posada de Clara, “entraban y salían en su habitación diferentes personas, así portugueses como de otras naciones tocando guitarras por la calle, a las diez y once de la noche cantando”, así como “danzando y metiendo bulla muchas veces”.

Por ejemplo, Francisco de Chabarria contó que estando él hospedado en la posada de Clara y de su madre vino “una muchacha del lugar a las doce de la noche dando golpes a la puerta, atraída de la bulla y fiesta que tenían en la dicha casa, viendo que estaban tocando guitarras, y que salió el testigo a la aventura, diciendo qué desvergüenza venir a inquietar a la vecindad a aquellas horas, andando de calle en calle muchachas hijas de hombres de bien de aquel modo”. Declaraba incluso que la vecina de Portugalete, Catalina de Iglesias “es acostumbrada a pendencias” y que le gustaba el juego “a los naipes, llamando putas y otras vergüenzas, y algunas veces llegando a las manos, lo que también ha movido al testigo a amenazarlas, y no trataban de callar o ir a jugar a otra parte”.

Cuando el citado canario Jacinto Carmona arribó de nuevo a nuestro puerto, se dirigió a la casa de ella “en cuyo poder tenia su ropa, aunque aquella noche Clara se salió de casa”, y a la mañana del día siguiente marchó “al barrio de Urioste, en donde estuvo hasta que volvió, al tiempo de que los huéspedes que tenía en casa recibían los prestamos de la fragata corsaria La Begoña, para cobrar el gasto que habían hecho en su casa”.

También relataban que un domingo desde las diez y media de la noche hasta la mañana siguiente, Clara y otras mujeres “alborotaron la calle vestidas de hombre, y algunas en paños menores tirando cantazos a las puertas, inquietando y perturbando a la vecindad”.

El expediente que se conserva en el Archivo Municipal termina con el mandato del alcalde de ingresar en la cárcel pública de nuestra localidad a Jacinto de Carmona, María de Fontuso y Clara de Ahedo, y que se secuestrasen sus bienes.

En su defensa ellas afirman ser “vizcaynas, y originarias hijasdalgo libres de toda mala raza, sin mezcla de moros, judíos, recién convertidos ni penitenciados, quietas, honestas, virtuosas y recogidas y de todas las demás buenas prendas y calidades”. Se quejan de que sin “justo motivo, ni causa para ello”, el primer edil había expedido un auto, “dimanado de siniestros y inciertos informes”. Suponiendo todo ello para las afectadas un “grave daño y difamación”. Por tanto, pedían que se les mantuviese en su “buen crédito y fama y reputación”, revocando dicho edicto; y que así mismo, se les informase de los motivos que habían causado dicha decisión municipal, para que así se pudiesen defender de las acusaciones que habían sido vertidas contra ellas



Roberto Hernández Gallejones

El artículo completo se puede consultar en la

martes, 29 de agosto de 2017

PORTUGALETE 1873






Se nos pide que presentemos entera la vista fotográfica de la Villa, que ilustraba la entrada de ayer y que tenía solapadas distintas imágenes recogidas de internet para ilustrar el tema de las prostitutas portugalujas en el siglo XIX.

La foto es sobradamente conocida, y ya la hemos recogido en este blog y en algunos de nuestros libros.

Siguiendo a José Luis Garaizabal en una entrada sobre heráldica local, diremos que la torre de la iglesia sufrió serios desperfectos en la linterna y cúpula de la misma como consecuencia de la gran tormenta que tuvo lugar el 11 de noviembre de 1872.

Para estudiar el alcance de los daños se montó un andamio desde el campanario para que el arquitecto municipal Severino Achucarro emitiese un informe sobre si era de absoluta necesidad su demolición o si por medio de apuntalamientos se podía salvar la situación. Este andamio estaría durante el año 1873, cuando nosotros fechamos la foto, ya que en enero de 1874 durante el sitio carlista la torre fue destruida cayendo sobre el tejado de la iglesia quedando restos de los andamios colgando.


Como ya señalamos en su día, esta foto es una de las tomaron los fotógrafos Joarizti y Mariezcurrena y que se publicaron con formato de tarjetas postales fechándola en 1874, recogiendo el frente de la villa desde Sestao a Santurce. Otra de ellas es la que volvemos a recoger bajo estas líneas.







lunes, 28 de agosto de 2017

BLUSAS Y PALANGREROS PORTUGALUJOS




Mikel Gotzon Huici Berecibar, nos ha compartido a través de facebook estas dos fotos que hoy recogemos.

En la superior, de las primeras décadas del siglo XX, tres blusas en fiestas de Portugalete, dos de ellos con pañuelo rojo. Son Tomás Izaguirre y su aita, con un amigo que no reconoce.

En la inferior una escena del dique en el muelle viejo preparando los palangres, en la que según Rubén Hermosilla, el que está de espaldas es Nisio del Campo.













domingo, 27 de agosto de 2017

LA PROSTITUCION EN LA VILLA HACE SIGLO Y MEDIO



Portugalete por su configuración geográfica de puerto y su topografía ha sido un lugar de paso de personas de muy variada especie, a lo largo de su Historia. Durante siglos aquí se embarcaban los penados que iban a los presidios de su Majestad, así como la soldadesca que se dirigía a Ultramar o a otros puntos, y la marinería que tripulaba los buques. Además era la cabeza portuaria, con salida al mar, de un rico mercado agrícola constituido por las localidades de su entorno más inmediato. Lógicamente, este conjunto de condiciones fueron el caldo de cultivo más favorable para que algunas mujeres, movidas en la inmensa mayoría de los casos por situaciones de desamparo y pobreza, fueran arrastradas a ejercer el oficio más viejo del mundo.

Dentro de lo que podríamos llamar nuestra microhistoria nos situamos en 1857 para recoger dos casos que encontramos en los documentos del Archivo Histórico Municipal. Era alcalde Máximo Castet, quien según sus palabras se encontraba “en el imperioso deber de moralizar las costumbres puras hasta algún tiempo de este pequeño pueblo”.

El primer caso corresponde a Julia de Ybargüen, de 17 años, hija de Felipa de Urquijo que con su hermano Dario de 15 años, protagonizaron escándalos desmoralizadores en alto grado” que obligaron al alcalde a decirle a José Benito de Ybargüen, cabeza de familia, que “haciendo uso de su autoridad paternal corrigiese y sacase del cieno en que se hallaba engolfada su hija, y que si su autoridad de padre era mal empleada, se vería en el caso de hacer uso de la que él reviste”.

Por las declaraciones de algunos vecinos sabemos que los Ybargüen originaban continuos altercados y algaradas, pues en una de las “habitaciones de su casa, la puerta de la calle se abre a todas horas de la noche, y entran y salen gentes” ya que la citada Julia se prostituía “y que es aún más culpable su misma madre a quien ha oído decir dirigiéndose a la hija, que vaya a Bilbao a ganar con su cuerpo algunos pesos, y que si no trae tanto la castigará”. Según afirmaba un declarante, ambas, la madre y su vástaga salían de noche a buscar “quien quiera hacer uso de la hija, sirviendo de encubridora y centinela su madre, y que así mismo el muchacho, Darío, se ocupa también, mandado por su madre”, sirviendo de alcahuete o correveidile, de “solicitador de hombres para su hermana, quien ha extendido tan infame menester a algunas otras jóvenes”.

Entre los clientes habituales se encontraban algunos carabineros o al fondear en nuestro puerto algún vapor (se cita en concreto el Santa Isabel), muchos de sus tripulantes entraban en casa del citado Ybargüen.

La conducta de este grupo familiar generó conflictos también en algunos matrimonios, así según Josefa de Gorordo, ella había recibido aviso de que su propio esposo había entrado en dicha casa, por lo que se había personado en la misma, sacándolo de allí, “siendo las consecuencias disgustos de consideración en la familia, que aun no han calmado”.

Realmente, podemos tildar a este grupo de parentesco como de empresa familiar dedicada al oficio más viejo del mundo. Se les podría llamar los Ybargüen y Cía” o los “Ybargüen, S.L.”, ya que incluso se habían repartido los distintos papeles o roles a desempeñar en el “negocio” familiar.

El segundo caso de meretrices jarrilleras lo encontramos en una certificación del alcalde del 2 de diciembre de ese año 1857 que cita a Manuela de Martín y Josefa de Eguía, que “se hallaban entregadas al funesto vicio de la prostitución”, generando muchos problemas, produciéndose “enfermedades sifilíticas, cuyo germen principal ha residido y reside en la Villa”, padecimiento que afectaba lo mismo a los jóvenes que a los padres de familia.

En una discusión entre vecinas se recoge como una vecina casada interpelaba a Manuela preguntándola cuántas veces “había estado con su marido, a lo que ésta repuso que más de 20, y que la había dado mucho dinero, armándose una riña momentos después entre los dos esposos, de consecuencias enormemente desagradables”.

El 8 de mayo de 1858 el alcalde ordenó que la citada Manuela de Martín fuese trasladada a la “casa de recogidas” de Nuestra Señora de Begoña, pasando el expediente original a la Diputación General, para que si lo tenía a bien se sirviera remitir un par de miqueletes para poder proceder a su detención.

Meridianamente se observa a raíz de todo lo descrito, que las mujeres, encubridoras, alcahuetas o proxenetas, o ejercitantes de rameras, para su desgracia siempre eran las intercesoras, culpables o víctimas, siendo exonerados del tanto de culpa que les pertenecía a los hombres en la inmensa mayoría de los casos. Por si esto fuera poco, las fuerzas vivas de la localidad, integradas en su totalidad por varones, culpabilizaban claramente a las mujeres de todos estos hechos.

Roberto Hernández Gallejones


El articulo completo, ya que esta entrada es un pequeño extracto,
se puede leer en la Biblioteca Digital Portugaluja: 





viernes, 25 de agosto de 2017

EXTRAS PORTUGALUJOS EN LA PELICULA LA VIDA NUEVA DE PEDRITO ANDIA






Valen Tellaetxe no envía esta foto de un grupo de portugalujos que en 1965 tomaron parte como extras en la película La vida nueva de Pedrito Andía, de Rafael Gil, en la parte que se rodó en el muelle frente al edificio de la estación, que aparece tras de ellos.

Nos indica que figuran además de él, sin orden, Txiki Lobato, Emilio Cabia, Carlos Uriarte, J. Antonio Gutiérrez Barquin (El Pasiego), Sánchez Saura, Ángel Marcos, Bustamante, Juanjo Iñigo, y Báez.

En una entrada de este blog ya nos hicimos eco de este rodaje con el título, Portugalete plató de cine.






miércoles, 23 de agosto de 2017

SAN ROQUE 1965



Aunque han quedado atrás las fiestas de San Roque de este año, nos siguen llegando fotos de grupos de jarrilleros en los últimos años del franquismo.
En esta ocasión es Valen Tellaetxe, quien nos facilita esta foto de la peña Jata Mendi del año 1965.
Según nos indica los que aparecen son:
Fila superior empezando por la izquierda: Jesús Martín, Primitivo Llanos, Toño Carnicero, Iñaki de la Fuente, X, Iñaki Roda, José Inoriza, Valen Tellaetxe, Eduardo Martínez Larrañaga.
Agachados: Juanjo Alday Tellaeche, Javi Valdivia, Juan Larena, Pedro Ruiz Ríos, José Antonio Gámiz, Agustín López de Muniain, Fernando San Sebastián.

martes, 22 de agosto de 2017

RIÑA FAMILIAR EN EL PORTUGALETE DE 1845  






Siguiendo con la idea de completar la pintura de costumbres de nuestro pueblo en la primera mitad del siglo XIX, traemos de nuevo aquí una riña entre dos mujeres portugalujas, y el marido de una de ellas.

Josefa de Elguera, una viuda de 64 años propietaria de una posada de la calle Coscojales, envió al anochecer a su hijo a buscar a otro chico de su futuro esposo, que estaba a su cuidado, regresando ya a deshora por lo que le riñó.

El chaval refirió a su madre que su tía, Juliana de Eguía, una costurera de 26 años, le había entretenido “expresando al paso el mismo chico ciertas expresiones, refiriéndose a lo que esta última le había dicho, que le desagradaron, por lo que pególe algunos azotes”, con el resultado de que se le presentó la abuela del chaval, interpelándola con “no le pegues, majadera”, además de otros insultos como borracha y mala mujer. Ella respondió a la señora más mayor con cajas destempladas, y conminándola para que se marchase inmediatamente de su casa.

Así las cosas, apareció Juliana de Eguía, que la agarró a dicha Josefa y “echándola mano a uno de sus rizos, la tenía sujeta, profiriendo desagradables expresiones”. Al instante, se presentó también allí su esposo Manuel Casado, quien le sacudió una fuerte bofetada en la cara, mientras su mujer seguía insultándola, “cuando estaba sangrando de sus dientes”.

En su alegación refirió que perdió los nervios y la puso la mano encima, sacudiéndola violentamente ante el tono tan desmedido como trataba a su madre y además “profiriendo unas palabras tan obscenas”, y más aun con términos tan injuriosos contra él como “mal casado, mal castellano y mal venido”.

El incidente no acabó así ya que el 4 de diciembre de 1845 tuvieron en el ayuntamiento un acto de juicio de conciliación ante el alcalde, actuando en calidad de juez de primera instancia o juez de paz (era a la sazón nuestro primer edil el señor don Justo de Urrutia), siendo la demandante Josefa de la Elguera, con su asociado Miguel de Carranza, y de la otra parte, Manuel Casado, en unión de su esposa Juliana de Eguía, estando acompañados por su hombre bueno Pío de San José.

El alcalde, tras oir a las dos partes dictó la siguiente providencia: Que los acusados diesen una completa satisfacción a la querellante, y ésta también a ellos, ya que son parientes y vecinos. De esta manera se conseguiría que reinase la paz entre los litigantes, quedándose en unión y buena armonía, absteniéndose en lo sucesivo de producir riñas ni escándalos de ningún tipo. Tanto los encausados como la parte acusadora, lo aceptaron de buen grado, dándose recíprocamente la pertinente satisfacción. Quedando así la cosa en estos términos, se dio por finalizada el acta de conciliación.


Roberto Hernández Gallejones
El artículo completo se puede consultar en
biblioteca digital portugaluja "el mareómetro"





lunes, 21 de agosto de 2017

EL ASESINATO DE JOSE MARIA PORTELL EN 1978






En ese año con el socialista Txiki Benegas, consejero de Interior del Consejo General Vasco, recién creado, trató de que el Gobierno de Adolfo Suárez y ETA MILITAR se sentaran a negociar. Pero el intento fracasó.

También en ese año la Coordinadora de sacerdotes vascos recibió un mensaje de ETA proponiéndole hacer de intermediario entre el Gobierno (siendo ministro de la Gobernación Martín Villa) y esa organización. Se nombró una comisión de dos sacerdotes (uno era José Goñi) que redactó un proyecto de pacto o acuerdo entre las dos partes. La comisión pasó a Iparralde para presentarlo a ETA. Un enlace les puso en contacto con Juan José Etxabe, que aceptó el proyecto con unas pequeñas correcciones. José Goñi me dijo que lo entregaron también a Portell para que lo presentase al Gobierno. No se más de esta historia y nadie conserva ese documento.

Dado su conocimiento del mundo etarra, el periodista escribió dos libros: “Los hombres de ETA” (Dopesa, Barcelona, 1974) y “Euskadi, la amnistía arrancada” (Dopesa, Barcelona, 1977).

El 28 de junio de 1978, a las 9,00 de la mañana, cuando bajó para ir a trabajar y se sentó en su coche, que estaba aparcado enfrente de su casa junto a la piscina municipal, dos individuos cubiertos con pasamontañas le dispararon tres tiros que lo dejaron muerto al momento. Mari Carmen oyó los disparos y se asomó al balcón para comprobar que la víctima había sido su marido. Bajó y ya lo vio inclinado y sin respuesta.

Los terroristas huyeron en un coche que les esperaba con una tercera persona hacia Santurtzi.

Por la tarde el Partido Comunista de Portugalete, ya legalizado, convocó una manifestación en General Castaños contra el atentado. Probablemente fue la primera manifestación en Euskadi contra ETA. (Foto superior).

Al funeral, celebrado en Baracaldo, asistió mucha gente con representantes del Gobierno, del Consejo General Vasco y de todos los partidos con representación parlamentaria. Días después el Partido Nacionalista Vasco organizó otra manifestación en Bilbao. (Foto inferior)

ETA MILITAR justificó el crimen “porque existen pruebas suficientes para demostrar el papel que como agente del Gobierno español jugaba y su misión a cumplir estaba bien definida: dedicar por entero su prestigiosa carrera, así como sus privilegiados resortes, a desprestigiar, calumniar y en definitiva a atacar a ETA”. “Portell daba una imagen infantil y distorsionada de ETA”. El comunicada no daba ninguna prueba de lo afirmado.

Por su parte, ETA POLITICO-MILITAR, en vías de dejar las armas y convertirse en el partido EIA,  condenó el atentado, aunque otro comunicado posterior lo desmentía.

Se desconoce quiénes fueron los autores del crimen y la investigación es “casi imposible”, según el historiador portugalujo José Antonio Pérez, porque toda la documentación fue eliminada el 23 de octubre de 2008 por la Junta de Expurgo de Expedientes Judiciales de Euskadi. Con Pérez más de veinte historiadores profesores de Historia de la UPV han denunciado públicamente esta desaparición, junto con otras decenas que impiden aclarar crímenes de ETA y los GAL. Josefar F. Calderón en su libro “Aguieros del sistema. 300 casos sin resolver” afirma que seis meses después del asesinato de Portell el expediente no llegó a la Audiencia de Bilbao.

El 2 de julio Juan José Etxabe sufrió un atentado en San Juan de Luz, del que salió con vida, no así su mujer Agurtzane Arregui. Fue reivindicado por el GAL. 

Tasio Munarriz







domingo, 20 de agosto de 2017

EL MATRIMONIO CARMEN TORRES RIPA Y JOSE MARIA PORTELL



Aunque el más conocido es el marido porque fue asesinado en 1978, (tema al que dedicaré la siguiente entrada) quiero destacar que en Portugalete eran conocidos los dos miembros de la pareja como vecinos de la Villa. Nacidos en Baracaldo, vinieron a vivir a María Díaz de Haro (La casa del millón), donde tuvieron cinco hijos.

Carmen, que era periodista, fundó y dirigió la revista bisemanal “Márgenes” en abril de 1972 hasta que en octubre de 1973 fue prohibida por el gobernador debido a la presión de Pilar Careaga, alcaldesa de Bilbao. En esa revista aparecían artículos críticos referentes a los problemas de las dos márgenes de la Ría y de Bilbao. Luego Carmen siguió colaborando en varios periódicos y escribió algunas novelas (“Leonora”, “La mujer de las nueve lunas”, “La dama del cisne”, etc.).

Los dos eran muy religiosos y participaban en los actos de la Parroquia de Santa María. Ella fue elegida democráticamente miembro del Consejo Pastoral Parroquial. El 4 de junio de 1973, cuando los cuatro curas fuimos detenidos y encerrados en el seminario de Derio durante 20 días, la Guardia Civil entró por la noche en las viviendas de Carmen, Santi Gárate y Juantxu Lángara, miembros de ese Consejo, para registrarlas. De la casa de Carmen se llevaron papeles, libros de la editorial francesa “Ruedo Ibérico”, etc. Como este material pertenecía al matrimonio, Portell les acompañó al Ayuntamiento, donde los cuatro tuvieron que responder al interrogatorio del capitán Hidalgo. Otros miembros, al enterarse de estos registros, rompieron y quemaron en la taza del inodoro todos los papeles que creyeron comprometedores y se les quebró la taza por el calor.

Muchas tardes el matrimonio se daba una vuelta, sobre todo por el casco antiguo, a tomar unos vinos. Conversaban con la gente y con los barmans de los bares. Tenían relación con las distintas asociaciones populares y con los partidos políticos. Cuando se legalizó el Partido Comunista el 9 de abril de 1977, fueron al bar de Aisa a participar en su celebración.

Por su parte, José María, redactor jefe de la Gaceta del Norte y director de la Hoja Oficial del Lunes, publicaba en las “Cartas al director” o con pseudónimos los mensajes que le enviaban las distintas asociaciones populares. Convirtió la “Hoja del lunes”, que se dedicaba prácticamente a informar de los partidos de fútbol del domingo, en un periódico de información general. A partir de 1976, cuando se debilitó la censura, en los dos periódicos aparecían informaciones sobre huelgas, encerronas en iglesia, manifestaciones, etc.

Como muestra, al leer la hemeroteca de la Gaceta, he resuelto un problema. Recordará el usuario de este blog que cité el acontecimiento que protagonizaron Xavier Martínez Bilbao y Angel Mosquera al poner la ikurriña, todavía no legalizada, en el balcón del Ayuntamiento. El problema estaba en que no se ponían de acuerdo en la fecha. He encontrado que fue el 1 de enero de 1977 al final de una manifestación a favor de la amnistía total que recorrió varias calles del casco antiguo empezando por las proximidades de la Parroquia. Uno de ellos quiso arriar la bandera española, pero muchos de los 500 manifestantes le abuchearon y la dejó colgada.

Tasio Munarriz

sábado, 19 de agosto de 2017

SAN ROQUE 1964 (2)




 Entre las estadísticas y datos que se obtienen de este blog están algunas curiosidades como que la mitad de nuestros seguidores lo hacen a través del teléfono, o que el 40% de ellos lo hacen a través de facebook donde figuran como amigos.

A este segundo grupo pertenece Maria Teresa Requejo que desde Canarias nos recuerda las fiestas de San Roque de hace más de medio siglo con esta foto, que para que llegue a todos los “amigos del mareómetro” la compartimos desde aquí, una vez acabadas las fiestas de este año.

viernes, 18 de agosto de 2017

PORTUGALETE 1936: LAS MISERABLES VIVIENDAS DEL FUERTE SAN ROQUE.






Las miserables viviendas del Fuerte San Roque. Numerosas familias viven hacinadas en pocilgas inmundas y malolientes. Goteras, carencia de agua, ratas, piojos y enfermos de tuberculosis.



La ironía popular nos ayuda a llegar a Abisinia en el espacio de unos minutos.
Por este nombre es conocido más vulgarmente el fuerte de San Roque. El ánimo y el valor de una clase que se sabe fuerte y dueña del porvenir, ha puesto sus notas irónicas de condenación. No obstante el nombre de Abisinia se nos antoja poco afortunado, se nos antoja una ofensa al pueblo etíope. Presumimos que allí viven mejor.

Pero marchemos sobre Abisinia. No de la Abisinia hollada por la bota sangrienta del fascismo italiano, sino de esta Abisinia que está aquí, cerca, a unos pasos, en Portugalete.

Son las doce del mediodía. Emprendemos la subida a la colina en cuya cumbre está enclavado el fuerte de San Roque. Pronto divisamos una especie de barracón. El antiguo fuerte ha sido convertido en un cobertizo o refugio, en donde se cobijan más de 27 familias, unas 150 personas, obreros sin trabajo, mendigos habituales, gentes sin hogar y sin pan. Su construcción y dimensiones le dan el aspecto de una kabila rifeña. Nadie podría sospechar que el antiguo fuerte cubierto con tablas pueda albergar a tantas familias.

Hemos coronado nuestro camino. Un fuerte olor a cierto almizcle y excrementos nos da en las narices. No podemos contener un gesto de repugnancia.

Ante nosotros vemos un hueco que da entrada a las viviendas. De pie, en el umbral, una mujer de aspecto humilde nos observa con curiosidad. Al enterarse que venimos a informarnos, nos dice:

— Pasen, pasen ustedes. No es la primera vez que vienen Comisiones, aunque sin ningún resultado hasta la fecha.

Transponemos la entrada. Nuestros pies vacilan sobre los accidentes del suelo. Hay una especie de alfombra de papel que cubre la tierra para que ésta no se desparrame por el interior de la vivienda. Observamos los huecos. Las habitaciones están separadas unas de otras por tabla y papel. A pesar de los esfuerzos que se notan para limpiarlas, su aspecto no puede ser más sangriento. Unos cuantos camastros sucios en el fondo.

Iniciamos la salida.

—¡Ah! Pero esto es un lujo en comparación con lo que ustedes van a ver ahora. Vayan, vayan a las habitaciones de Francisco Martos y su familia —nos dice nuestra interlocutora.

Allí nos dirigimos, atendiendo sus indicaciones. Subimos por una escalera empinadísima. Por debajo de ella —nos dice nuestro acompañante— pasa la cañería del retrete.

En verdad, no hacía falta la explicación. Sus olores son harto elocuentes.

Entramos por un corredor obscuro que conduce al hueco que ocupan dos matrimonios cuyos cabezas de familia son padre e hijo, respectivamente: Francisco Martos y Aurora Oliveros, con cinco hijos, todos ellos de corta edad, más el hijo mayor de este matrimonio, casado, que tiene la cama conyugal en la misma pieza, ligeramente separada por algunas tablas y papel y que, pese a la intención de quienes las colocaron, sus boquetes y rendijas indiscretos continúan atentando el pudor d ambos matrimonios.

Iniciamos la conversación. Nos habla Aurora Oliveros.

—¿. . .?

— Ya ven ustedes el aspecto miserable de nuestra vivienda. Pues bien, a pesar de cuantos esfuerzos hacemos —en estos momentos estaba fregando las tablas—, no se pueden ustedes imaginar la cantidad de piojos que hay aquí. No podemos impedirlo, pues vienen de las otras habitaciones. Las mujeres del lavadero están indignadísimas, aunque reconocen que no tenemos nosotros la culpa, y dicen que van a impedir que bajemos a lavar la ropa porque las contagiemos de miseria. No tenemos agua. Miren el hornillo donde hacemos la comida. Muchas veces, cuando llueve, el agua y el viento que entra por todas partes, nos arroja los cacharros y comida al suelo. 





Tuberculosos que padecen accesos y vómitos de sangre

Habla ahora el compañero Martos.— En otras habitaciones, de aspecto tanto o más miserable, viven Escola, Bernarda de los Santos, Barril, Gregoria, “la Navarrilla” y muchos más. Por debajo de la tabla entra el viento con furor. Esto está lleno de ratas, de enormes proporciones… Parecen gatos por su tamaño. Al hijo de Barril le ha mordido en una mano una de estas ratas.

—Suele haber a veces —prosigue— numerosos enfermos, muchos de ellos de enfermedades contagiosas. En la actualidad hay algunos tuberculosos, que padecen accesos y vómitos de sangre. Tampoco los retretes tienen agua.

He aquí lo que hemos escuchado y presenciado. Más de 27 familias, unas 150 personas, viven hacinadas como bestias en inmundas pocilgas infectadas y malolientes, en el fuerte de San Roque, conocido por Abisinia. Carecen de lo más elemental: de agua. Hay goteras los días lluviosos, penetra el viento por todas partes; los olores son insoportables, abundan los piojos y enormes ratas hambrientas, que clavan sus repugnantes colmillos en las carnes famélicas y doloridas de estas pobres gentes... Hay enfermos de tuberculosis que sufren vómitos de sangre.

Es preciso acabar con tanta vergüenza, miseria y dolor, señores munícipes, señor inspector de Sanidad. Giren una visita por allí y comprobarán lo que decimos.

Hay que habilitar viviendas adecuadas. Lo reclaman las familias del fuerte de San Roque. Hay que desalojar esas pocilgas, que pueden ser el foco de una epidemia.

¡Lo exige el pueblo de Portugalete!

Sí, señores munícipes de Portugalete y señor inspector de Sanidad; esto es lo que hemos presenciado con nuestros propios ojos. Con nuestra presencia física hemos podido comprobar la razón que asiste al vecindario cuando tan reiteradamente da pruebas patentes de indignación y protesta. Pocas veces, sí, hemos contemplado con el ánimo tan soliviantado unos seres humanos que arrastran su existencia mísera de parias de una manera tan inhumana y patética. Cuanto podamos decir resultará pálida ante la realidad, aunque no se nos oculta que, quizás no faltarán gentes que tratarán de disipar esta pesadilla de mal gusto que pone tintes sombríos en el rosado y primaveral paisaje de quien disfruta una vida reposada, plácida y risueña, atribuyéndola a algo novelesco, producto de la fantasía de pobres alucinados.

Sin embargo, nada más cierto y real. Y nada más cierto, también, que no conseguiríamos reflejar esta realidad en sus patéticas conmovedoras e indignantes proporciones aunque poseyéramos todo el vigor descriptivo y toda la fuerza narrativa de la más exuberante imaginación.

Nada más fácilmente comprobable, empero, que lo que vamos a poner en conocimiento de nuestros lectores.

euskadi roja


ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)
 PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS
Año IV, San Sebastián, 4 Abril 1936  Segunda época  nº 20





lunes, 14 de agosto de 2017

domingo, 13 de agosto de 2017

FESTEJOS TAURINOS EN EL SIGLO XIX  




Las noticias sobre corridas de toros en esta centuria empiezan con las que tuvieron lugar en septiembre de 1806, con motivo de los festejos para celebrar por el nombramiento de D. Justo Salcedo y Arauco. Uno de ellos era una corrida de toros, lidiándose en plaza cerrada, mañana y tarde, toritos navarros, y novillos del Payés, por diestros lidiadores, sin que se picasen ni matasen en ella.

Otras a destacar podrían ser la de 1823, para celebrar la caída del Gobierno Liberal del Trienio Constitucional (1820-1823), en honor de Fernando VII, en 1852 siguiendo un oficio del Gobernador Civil y en el programa de festejos de 1862, como era habitual dedicado a los bañistas que habían acudido a la Villa durante aquel verano, figuraba una corrida de toros.

En la última década del siglo, en 1891, vemos que los novillos se
corrían durante las fiestas de agosto, cerrando la plaza. En 1892, diez años después de que en Bilbao se inaugurara la Plaza de Toros de Vista Alegre”, el 13 de agosto de 1882, Bautista Manteca solicitó al ayuntamiento autorización para la construcción de una con el mismo nombre en un terreno de su propiedad conocido por “Vista Alegre”, que con un diámetro de 37,60 m. tendría un aforo superior a 5.000 espectadores.

En otros documentos encontramos que el 8 de agosto de 1895, D. Gabino de Urrutia, ganadero de Reses Bravas de Orozco ofreció precio por el novillo que había de lidiarse en los dos días de fiesta, cobrando la “merecible cifra de 90 pts. por los dos días”, que según él era el precio corriente, indicando que el novillo llegaría dos jornadas antes, con el fin de que se alimentase y descansase del viaje, y así pudiese dar más juego.

Como los novillos no pudieron lidiarse, el esperado ganadero, con fecha de 16 de agosto del mismo año, se disculpaba ante el Alcalde, explicando: “A llegada a ésta, del muchacho que mandé ahí, con objeto de que recogiese el novillo de Santurce, y lo pusiese a disposición de Vd. me he enterado de todo lo ocurrido, teniendo que lamentar lo sucedido y el concepto nada favorable que les había merecido, origen solamente de la poca o ninguna formalidad del Ayuntamiento de Santurce; o de la persona a quien encomendé el pedido. Aunque comprendo que esto no me disculpa con Vd. como había tenido ocasión de ver el pedido que por escrito nos hizo del novillo, la persona encargada para ello por el Ayuntamiento de Santurce, el que sin consideración alguna, ni tener en cuenta el conflicto en que yo me veía con respecto a ese Ayuntamiento, se negó a hacer entrega del él, como era razonable”.

Pese a esta espantada, el Ayuntamiento no lo toma en cuenta, y se le vuelven a contratar los novillos del año siguiente tomando todas las garantías para que no sucediese el mismo error. Sin embargo el resultado debió de ser malo, ya que el ganadero se excusa por carta de 11 de agosto, alegando que los toros del país carecían de la suficiente bravura.

Este resumen de los festejos taurinos durante el siglo XIX lo hemos sacado del trabajo de Ricardo Ruiz Menchaca y Roberto Hernandez Gallejones, que se puede consultar en la Biblioteca digital Portugaluja, La fiesta de los toros en Portugalete.

También se puede completar con otras entradas de este blog, como la que se refiere a la inauguración de la plaza de toros.






jueves, 10 de agosto de 2017

RIÑA ENTRE PORTUGALUJAS EN EL AÑO DE 1839






El suceso habitual entre vecinos que recogemos hoy, como es una riña entre mujeres, todo un sainete costumbrista portugalujo, puede ser relevante por el gracejo que destila y las expresiones utilizadas.

Siguiendo las actas que se conservan en el Archivo Histórico Municipal vemos, según declararon los testigos, que todo empezó la mañana del día 28 de julio de 1839.

La joven Juliana de Eguía había ido a la casa de Ramona de Paguaba, esposa de Bonifacio de Madariaga, que vivía en el nº 11 de la calle Santa María, según ella a reclamarle una deuda, siendo recibida con un “¿qué traes tú?”, a lo que ella contestó: “ya sabe vuestra merced lo que traigo”. La esposa de Bonifacio le replicó: “diez cuartos vienes a buscar, ya me has robado tú que esa (sic) ladrona”. La joven la soltó que se lo dijese en la calle, si tenía valor para ello. Ramona le contestó, “como no tienes vergüenza revolvedora, como he parido de un sargento de Zaragoza, por eso me lo dice vuestra merced, y me ha marcado la cara el marido por eso”. Al salir Juliana fuera (insistía en que Ramona había dado a luz a consecuencia de su relación con un sargento de Zaragoza) esta insistió, “quítate de ahí, revolvedora”.

Ya de noche al pasar por la puerta de Bonifacio, según Juliana, oyó que Ramona hablaba con un tal Iglesias, en estos términos: “tiene vuestra merced el alojamiento mejor de Portugalete, Cascalajarra le pondrá buena cama, vuestra merced ya se dormirá con Cascalajarra”. (Cascalajarra era cuñada de Juliana).

Como Iglesias le contestó que no, ella siguió: “Muy desentendido se hace vuestra merced, cuidado que Cascalajarra es muy ladrona, que a mí me robó un jarro, mire que es muy pícara” y a continuación dirigiéndose a su marido le dijo “mira cómo me ha tratado a mí la cuñada, esa puta”.

Entonces Juliana intervino: “usted es la puta que ha parido de un sargento”. Visiblemente enfadado por esas expresiones, Bonifacio “saltó por el tablero de su tienda para pegarla”, mientras su cónyuge le animaba con “pégala a esa reputa, mátala”.

Juliana salió corriendo, metiéndose en la tienda de la casa de Leona de Arzallos, en donde el exasperado portugalujo comenzó a insultarle para que saliera fuera. Inmediatamente llegó su mujer repitiendo las mismas injurias que antes había proferido, contestándola la joven con el asunto del sargento.

El tema acabó en pleito, celebrándose un acto de conciliación en el ayuntamiento, el 6 de agosto, ante el regidor decano constitucional por enfermedad del alcalde, compareciendo Bonifacio de Madariaga en compañía de su esposa Ramona de Paguaba, y de otro lado Juan de Eguía, padre de Juliana, en su representación al ser ésta menor de 25 años.

A falta de pruebas y desconociéndose además “las circunstancias que pudo haber en las relaciones” entre las partes, tratándose de “un asunto tan indecoroso” el regidor consideró que no podría “recaer fallo con acierto”, por lo cual decidió amonestarles, aconsejándoles que sometiesen el litigio ante hombres buenos o “amigables componedores”. De todas formas la autoridad municipal les apercibió para que en el futuro no se volviesen a repetir semejantes escándalos, y en el caso de que se produjesen, se tomarían de oficio las providencias prescritas por la ley para evitarlos.

Además, con ánimo de que tales asuntos no trascendiesen, intentó tranquilizar a los litigantes, consiguiendo por último que Juliana se retractase de las expresiones injuriosas que le había dirigido a Ramona, y que manifestase que la consideraba como una mujer honrada y de buena conducta. Su progenitor afirmó lo mismo. Además olvidarían las palabras dirigidas por Ramona contra ellos. Ambas familias dijeron que se había tratado de un acaloramiento, y que en lo sucesivo se comportarían con el debido respeto, lo mismo en privado que públicamente.


Roberto Hernández Gallejones
El artículo completo se puede consultar en
biblioteca digital portugaluja "el mareómetro" 

miércoles, 9 de agosto de 2017

LA PRIMERA MAESTRA EN PORTUGALETE: 1853






El año 1853 se recuerda en la historia portugaluja, como el año que la Villa levantó el magnífico edificio para escuelas públicas de primera enseñanza del Campo de la Iglesia, proyectado por el arquitecto Francisco de Orueta.

Nosotros hoy queremos fijarnos en un hecho importante en la historia de la mujer de nuestra Villa como fue que por primera vez se nombró a una maestra, aunque fuera para impartir clases exclusivamente a chicas y con un sueldo inferior al del maestro.  Tampoco debemos olvidar que la enseñanza a las chicas, según un decreto de 1825, se debía centrar en las labores propias de sus sexo, a saber: hacer calceta, cortar y coser las ropas comunes de uso, bordar y hacer encajes u otras que suelen enseñarse a las niñas.
Seguimos las investigaciones de Roberto Hernández Gallejones y Jaime Villaluenga que nos sitúan en aquellos años de primera mitad del siglo XIX. Había un solo maestro, José García, que proviniendo de Santurce se hizo cargo de la plaza en diciembre de 1832 con el sueldo de 3.300 reales anuales. A la escuela, para ambos sexos, acudían 70 niños y 40 niñas. El fue el último maestro que además de encargarse de la enseñanza se encargaba de otros menesteres como el correo, cuidado del reloj de la torre o tocar las campanas. En 1847 todas estas funciones distintas al magisterio fueron prohibidas por el gobierno de Vizcaya.

Aunque un decreto de Carlos III, permitía crear escuelas para niñas desde de 1783, fue en marzo de 1853 cuando se empezó a estudiar a nivel provincial la creación de escuelas de niñas para los pueblos que pudieran mantenerlas. Portugalete juzgó el proyecto interesante y a finales de mes la corporación y los mayores contribuyentes decidieron crear esta escuela a cuya maestra se abonarían 2.200 reales: 1.800 de los fondos municipales y 400 aportados por las familias. La enseñanza se impartiría hasta los 16 años y tendría carácter gratuito para las niñas catalogadas como pobres, mientras que el resto debería abonar a partir de los 13 años la totalidad del coste de la enseñanza.

El 6 de junio de 1853 se inaugura el edificio “de nueva construcción, destinado a escuelas públicas de niños y niñas, con habitaciones para maestro y maestra, situado en el llamado Campo de la Iglesia” y el 3 de Septiembre se aprueba el nombramiento de Cándida de Esparza y Urioste como maestra interina (hasta que la interesada reuniera los requisitos necesarios para obtener la plaza en propiedad), aunque algunos concejales se habían mostrado partidarios de la adjudicación por el sistema de oposición

El sueldo de la maestra, que por Real Decreto estaba establecido que fuera una tercera parte menor que el del hombre, se fue aumentando con el paso del tiempo, pero según la queja del maestro era una dotación por cierto bien mezquina atendido el mucho trabajo” que conllevaba.

Esta primera maestra de la que en la Villa tenemos noticias, dimitió de su puesto por razones de salud en julio de 1857. En su lugar se nombró a Antolina Yarza, natural de la villa, con el mismo sueldo. A finales de ese año, y tras 25 años de servicio, el maestro José García se retiró con derecho a jubilación a cargo del municipio, aunque para acceder a esta situación hubo de presentar un informe médico que certificaba su enfermedad e incapacidad para seguir ejerciendo

martes, 8 de agosto de 2017

LAS HIJAS DE MARIA EN LA POSGUERRA




En los años de posguerra con el auge del nacional catolicismo y

en la Villa bajo la figura de Monseñor Chopitea, florecieron numerosas asociaciones religiosas en torno al ámbito parroquial. 

Esta foto del archivo familiar Garitaonandía Adan, se refiere a las Hijas de María, con la bandera que hemos separado junto a estas líneas y donde nos indica los nombres de las que aparecen: Mertxe Adan, Karmele Lángara, Manolo el sacristán, Tere Salgado, Mertxe López, Ameli R. Madariaga, Mari Ángeles Angulo y “la sacristana”.

lunes, 7 de agosto de 2017

LAS BLASFEMIAS Y EL PODER DE LA IGLESIA A TRAVES DE UNA ANECDOTA DEL SIGLO XIX


Formando parte de la historia social y costumbrista de la Villa, está el hábito de proferir blasfemias, por lo que esta anécdota, fechada en la mitad del siglo XIX, nos lo recuerda mostrándonos además el poder de la Iglesia en la sociedad portugaluja de aquella época.

Sucedió en la tienda de Martina de Larrazábal, en el Cantón de la Carnicería (actual calle Salcedo), donde estaban la criada de dicha señora, María Jesús de Suárez, y Pedro de Carranza. Serían las 8½ de la mañana, repicando a misa “la campana de la ermita llamada del Santo Cristo del Portal”, cuando ellas le preguntaron a él con cierta acritud “a ver qué hacía allí” a lo que respondió “a ver si no podía estar allí”. Le indicaron que la misa era “a cuenta de las votaciones”, y entonces sin saber quién era el sacerdote que la celebraba, les contestó en forma cruda y desabrida “que se cagaba (sic) en la misa y quien la decía”. Al ser reprendido por palabras tan gruesas, para que tuviese más consideración con las personas “que eran los sacerdotes”, replicó que “se cagaba (sic) en todos y en las coronas”.

Enterado Telesforo de Balparda presbítero y cura beneficiado de Santa María que era quien hacía la misa, le demandó pues consideraba que lo sucedido era un “hecho criminal, sacrílego y escandaloso, que ultrajaba y vituperaba en sumo grado, primero el misterio más tremendo de nuestra sacrosanta religión, como es el incruento sacrificio de la misa, y segundo, a sus dignos ministros...” solicitando el castigo prescrito para tales delitos.

En el juicio de conciliación celebrado en la Casa Consistorial el 13 de noviembre de 1858, acompañadas ambas partes por sus hombres buenos, que procuraron conciliar extremos y limar asperezas, convinieron en que Pedro de Carranza estaría 15 días recluido en la Casa Consistorial. Tras estos días tendría que acudir ante el vicario eclesiástico, y ante el cura de la parroquia, que eran los dos únicos párrocos de la Villa, y así como a la tienda de Martina de Larrazábal a pedir perdón por su actitud y por las expresiones injuriosas vertidas, y además en presencia de las referidas mujeres, quedando además apercibido para lo sucesivo.



Roberto Hernández Gallejones
El artículo completo se puede leer en la