martes, 31 de diciembre de 2019

COLECCIONISMO JARRILLERO: AEROGRAMA SELLADO EN ERANDIO CON DESTINO A PORTUGALETE EN 1937



Cerramos el año recogiendo este aerograma, sobre editado por el Gobierno de Euzkadi que lleva impreso su sello de envío postal por avión, que matasellado en Erandio el 25 de marzo de 1937 es dirigido a Sr. Dn. Angel del Rio, Portugalete.
Está franqueado, tres meses antes de la caída de la Villa en poder de las tropas franquistas, con tres sellos de la República Españolas, por un importe total de una peseta y pertenece a la colección de Txomin Hermosilla.
No sabemos la carta que contendría, pero nosotros lo queremos aprovechar ante el nuevo año, para enviar tanto a Txomin, a nuestros colaboradores, y a todos nuestros seguidores los mejores deseos para los próximos años 20.

URTE BERRI ON
FELICES AÑOS 20


lunes, 30 de diciembre de 2019

LA SAGA DE LOS OLANO:(2) FRANCISCO OLANO, DE ALBAÑIL A CONSTRUCTOR



El mayor de la saga portugaluja de los Olano, fue Francisco Olano Irañeta que nació en La Arboleda en 1894 y que como dijimos bajó a vivir a la Villa cuando tenía 18 años.
Era de profesión albañil y aquí conoció a la que sería su mujer, Rosario Fernández Jiménez, nacida también en 1894, aunque de Deusto de donde vino joven, viviendo en el muelle Viejo con su hermano mayor Regino, que trabajaba como maquinista naval en los remolcadores, y otra hermana más pequeña, Juana.
De su matrimonio nacieron Mª Nieves (1919), Francisca (1921), Jesús Angel (1923), José Miguel (1926), Josefa (1928), Julián A. (1930), y Mª Teresa (1934), que sacaron adelante él trabajando en su oficio de albañil y ella ayudando con su taller de costura.
En las fotos superiores vemos a ella en el taller de costura que tenía en el muelle Viejo y a Francisco en la plazuela de El Cristo con la farmacia de Aniel Quiroga al fondo. Junto a su amigo, de La Arboleda, Ignacio Garmendia.
Este, aficionado a la poesía se refería en una de ella a él diciendo:

También de Portugalete, hay quien levanta la voz,
diciendo que de Vizcaya, La Arboleda es lo mejor.
Este es don Francisco Olano, que en La Arboleda nació
y en Portugalete en obras, está dando una lección.
Es persona muy querida por donde quiera que va
pero La Arboleda -dice-, no la podrá olvidar.
La cueva “la Magdalena” cada año sube a ver,
y en ella humilde se postra como hombre de mucha fe.

Fallecido en 1963 en su epitafio se le recordó como profundamente cristiano, honrado, trabajador y alegre que pasó a la otra vida creyendo no haber tenido un solo enemigo.
Bajo estas líneas una foto familiar en torno a Juliana Irañeta, con Julián, el nieto más pequeño en el suelo.



sábado, 28 de diciembre de 2019

LAS ARENAS DE PORTUGALETE. EL AYUNTAMIENTO JARRILLERO PEDIRA AL DE GETXO Y A LAS JUNTAS GENERALES QUE SE CAMBIE LA DENOMINACIÓN DEL BARRIO DE LAS ARENAS



  



Como todos los años, la celebración de San Nicolás de Bari por parte de la Cofradía de Mareantes, trae consigo alguna novedad que termina en amigable discusión. Este año ha sido el celebrar la Misa por los cofrades fallecidos en la parroquia de Las Mercedes sita “en las Arenillas de Portugalete”.
A algunos cofrades y portugalujos en general les pareció una “pasada”, pero nada más lejos de la realidad. Los arenales que bordeaban la boca de la Ría así como su temible barra, recibieron desde muy antiguo, entre otros,  el apelativo de “las arenas de Portugalete”.

MARGEN IZQUIERDA
En la orilla izquierda (Portugalete), todo el terreno comprendido entre el Solar por el Sur, el muelle por el Este, el escarpe por el Oeste y la playa de baños por el Norte, se conocía como “las arenas que llaman del Salto” (1778), “Muelle en las arenas de Portugalete entre el Solar y el almacén de este Ilustre Consulado” (1829), “las Arenas” (1840), “la arena” (1852), y “la Arena” (1876), según documentos y actas obrantes en el Archivo Histórico Municipal de Portugalete o en el Archivo Foral de Bizkaia. Lógicamente no le añadían el “de Portugalete” ya que era obvio.

JURISDICCIÓN Y PASAJE
Sin embargo en la margen derecha ya era otra cosa. Aunque ciertos historiadores asignaban a Portugalete la jurisdicción sobre ambas márgenes desde El Abra hasta la altura de la Torre de Lutxana, hecho que quedó aclarado por Goio Bañales al descubrir que el Meñacoz que figura en la Carta Fundacional de la Villa no es el de Barrika y sí un paraje sito a los pies de Punta Lucero. Si Goio está en lo cierto, solo mandábamos desde el rio Lonvar (tal vez en Santullán o en Ontón) hasta Lutxana, donde empezaba Bilbao. Como ya dijimos en alguna ocasión, Portugalete realizaba su Acto Posesorio con un viaje en lancha, vara en alto,  hasta la citada torre.
Si hubiésemos estado ante unos terrenos en jurisdicción de la Villa, como sucedía con las Marismas de Sestao hasta finales del s. XIX, los boteros que realizaban el pasaje y que estaba en manos de las anteiglesias de Berango, Lejona, Urduliz, Sopelana y Guecho no hubieran tenido nada que hacer ante la decisión de Portugalete de instituir su propio servicio de pasaje en 1754. Mariano de Ciriquiaín comentaba, con lógica, que era normal que llevasen el sostenimiento y explotación de pasaje, quienes pasaban a la Villa a los mercados.

MARGEN DUDOSA
A pesar de todo, no podemos perder de vista que ya en 1420 los linajes de Barakaldo andaban guerreando hasta que “…luego salieron todos de Varacaldo y se juntaron en las Arenas de Portugalete donde acordaron nueva tregua…”. Es lógico pensar que viniesen a Portugalete. En 1593 se produjo un gran aguadutxu que arrastró a una vecina de Sendeja que consiguió agarrarse a una tabla y llegar hasta “las arenas de Portugalete”. Hay muchos más casos de citas donde no queda clara la margen a la que se refiere y los textos, a veces, se lían con expresiones como: “a la parte de las Arenas de la Villa de Portugalete”.

MARGEN DERECHA
Teófilo Guiard hacia 1913-14, narra en su obra Historia del Consulado, como en 1502 al informar sobre “el río que viene de gresalsu por junto a la casa de las arenas… se ha de llebar una puente para pasar la gente de pie con tres pillares de piedra labrada quadrada… se ha de azer por dentro de la dcha canal un camino para los carros de maydana para que pasen a las arenas de portogalete… y después de acabar la dcha obra conviene que se planten a luengo de dchocalze por la parte de portogalete…”.
El documento más claro sobre la doble titularidad, facilitado por Juanma Rekalde, nos lo da el expediente de 1835 redactado por el notario Juan Bautista Orbeta sobre la habilitación de la goleta norueguesa CATALINA MARINA, cuyo capitán Ole Olgen, dice que al salir del puerto de Bilbao, varó en el lugar conocido como “Las Arenas de Portugalete, en el municipio de Guecho”.
En el Archivo Foral de Bizkaia existen varios expedientes en los que se citan los arenales claramente como “las Arenas de Portugalete” (1783) aclarando unas veces la “jurisdicción de Algorta” (1813), “del paraje de las Arenas jurisdicción de Guecho, casas de las Arenas” (1813), o “a la parte de las Arenas de la Villa de Portugalete” (1818 )etc.
Juan Antonio Zunzunegui en su obra “Chiripi” de 1932 habla de cómo los carlistas en 1873-74, montaron una batería en la margen opuesta a Portugalete, en “Las Arenas de Portugalete”.

MAPAS
Aunque estamos esperando la localización de un mapa donde, según varios informantes, aparecen“las arenillas de Portugalete”, sí contamos con el dibujo acuarelado titulado “Plano de la Ría desde Bilbao al Mar…” firmado por Estanislao de Asurduy y fechado en 1775. En la parte superior izquierda figura una cartela en la que con el número 29 aparece citada la“casa de las arenas de Portugalete” correspondiendo a los arenales situados frente a la Villa de Portugalete.
Otro plano interesante es el mural que decora una sala de reuniones en la sede de la Cámara de Comercio de Bilbao que hemos podido contemplar gracias a la amabilidad de Begoña Torres, donde aparece nuestra villa con su puerto, astilleros, ría, arenales, marismas y desembocadura del Gobelas, idealizados por Manuel Mª de Smith e Ybarra (1879-1959), y en la leyenda se cita, aunque no se incluyen los números en el mural, 63: Casas Arenal de Portugalete y es lógico pensar que se tratase de los arenales de la margen derecha.

Sabedores de este estudio preliminar que esperamos completar en breve, los miembros de la Comisión del 700 aniversario de la Villa de Portugalete a celebrar en 2022, han ”tomado nota” con el fin de instar al Ayuntamiento de la Villa de Portugalete y a las Juntas Generales, para que negocie con la Anteiglesia de Getxo el cambio de denominación del barrio getxotarra de LAS ARENAS por el de LAS ARENAS DE PORTUGALETE y si quieren, que le añadan la coletilla DE GETXO de forma que quede como LAS ARENAS DE PORTUGALETE, DE GETXO. 

JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO
URTE BARRI ON





viernes, 27 de diciembre de 2019

LOS ASTILLEROS PORTUGALUJOS Y LA NAO TRINIDAD EN 1557



Esta es la pequeña historia de una nao de 500 toneladas construida en los astilleros de la Villa y botada en julio de 1557, con el nombre de “Trinidad” propiedad de Antón Pérez de Coscojales y Juan de Montellano, según lo cuenta Goio Bañales en su obra In Insula Maris.
Por los testimonios del portugalujo Sancho del Villar, de 27 años “que estaba en el dicho puerto, se botó a la mar y este testigo la vió”, “…la dicha nao era muy buena, y el primer viaje lo hizo cuando su majestad Felipe II, la escogió en el puerto de Portogalete para pasar en ella a Flandes; y en efecto, pasó en la dicha nao el duque de Alba e muchos grandes y caballeros destos reinos”.
A finales de 1557 formaba parte de una flota que salía de Sevilla con destino a Indias, siendo su capitán Juan de Vallecilla. Era considerada una de las mejores de la flota, e iba cargada con mercancías por un valor en los fletes de en torno a 10.000 ducados, con varios pasajeros entre los que se encontraban algunos frailes dominicos y al parecer algunos esclavos, siendo su destino Cartagena de Indias.
La nao comenzó a navegar en la madrugada del día 7 de febrero de 1558, sobrecargada hasta el punto que a los pilotos de la barra que la bajaban por la Ría les resultaba difícil gobernarla. Sin que pudieran evitarlo tocó en un banco de arena a la salida de la barra, quedando encallada, y con alguna fisura por donde comenzó a entrar agua. Los esfuerzos de los mandadores por remontar, a pesar de que tomaron todas las medidas posibles, fueron inútiles.
Al bajar la marea quedó en seco y por el peso hizo un hoyo en el
que quedó encajada de cabeza, de manera que al volver a subir la marea no pudo flotar. En vista del desastre y que el viaje ya sería de todo punto imposible comenzaron a sacarse mercancías por las escotillas, labor en la que estuvieron todo el día. El temor a que se perdiesen los géneros hizo que se abriesen nuevos escotillones en el centro y estribor. Dos días después de haber encallado se determinó abrir un gran escotillón lateral, evidencia de que la nao se daba por perdida. Las bombas no daban abasto a sacar el agua que la anegaba y, finalmente abierta por varios lugares, se deshizo.
 El pleito para cobrar el seguro de averías se alargó en el tiempo, hasta el año 1562. Se presentaron como testigos a muchos marinos, algunos de Portugalete de lo cual nos permite confirmar su presencia en Sevilla donde algunos se habían avecindado. Entre otros se citan los siguientes presentados en el año 1560:
Pedro Sanchez de Larrea, de 64 años, maestre y señor de naos, que navegaba desde hacía más de 45 años por los mares de Levante y poniente. Martín de Vallecilla, de 53 años, piloto de la mar, lombardero de la Trinidad que navegaba por los mares de Levante y poniente desde hacía más de 30 años. Sancho del Casal, de 22 años, contramaestre de nao, guardián de la Trinidad, Sancho de Vallecilla, guardián de la Trinidad, Otxoa de Salazar, comendador, Martín de las Barzes, y Juan Peres de Morua, de 40 años.
Dos años después continuaba el juicio y testifican también los portugalujos, Sancho de Martiarto, de 38 años, piloto, que había navegado en la carrera de Indias, Inglaterra, Francia, Flandes y Galicia, Juan de Savala, de 19 años, grumete, Francisco de Martiarto, de 44 años, hombre de la mar, contramaestre en “La Trinidad” cuando anduvo en la Armada y el citado Sancho del Villar (27 años).
Y en Bilbao lo hicieron como testigos el capitán Sancho de Atxiniega, Martín Saez de Sanfuentes, de 85 años, maestre y piloto que había navegado 60 años en las partes de Levante y poniente hasta hace 10 años, y Otxoa de Capetillo, también vecino de Portugalete.
Para ilustrar esta entrada hemos recurrido al mural de la Cámara de Comercio de Bilbao, entresacando algunos detalles, destacando el superior con Santurtzi, Portugalete y la situación de sus astilleros en la zona de la actual dársena.










jueves, 26 de diciembre de 2019

LA SAGA DE LOS OLANO (1): JULIANA IRAÑETA LA MATRIARCA



La familia Olano procede de Navarra de donde vinieron a vivir a La Arboleda en los últimos años del siglo XIX el matrimonio compuesto por Miguel Olano y Juliana Irañeta.
En este poblado minero nacerían sus hijos Francisco (1894), Mikaela (1895), Miguel (1896), María (1901), y Cleto (1902) y aquí tras morir él en un accidente es donde ella Juliana Irañeta Echarri, una navarrica de Lacunza, nacida en 1870, sin saber leer ni escribir, dominando solo con fluidez su euskera familiar, se encontró al frente de los que constituirían la saga de los Olano portugalujos.
Considerando que en Portugalete encontrarían mejores condiciones de vida, en 1912 cuando el hijo mayor Francisco tenía ya 18 años y el oficio de albañil, “bajaron del monte” con se decía entonces, y se empadronaron en la Villa. Su primera vivienda sería en el nº 15 del Ojillo y sus hijos pequeños Cleto y María tenían 10 y 11 años respectivamente.
Años después cuando su hija María se casó con Gerardo Echebarría Arteche, un santurtziarra de oficio jardinero, pasó a vivir a Pando con ellos, donde la recogen las fotos superiores fechadas en 1931, en la huerta con la azada y rodeada de sus nietos, que nos ha cedido su nieto Julián Olano.
En la foto inferior, ya en los años 50, vemos como la familia se había ido completando y aparecen de excursión en Gernika bajo el Arbol, acompañados por el txistulari Alberdi.



martes, 24 de diciembre de 2019

ANTE LAS FIESTAS NAVIDEÑAS Y EL FINAL DEL AÑO



Una año y ya son 12 desde que lo hacemos desde esta ventana de internet, nos dirigimos a todos nuestros seguidores portugalujos y a los que lo hacen desde otras partes del mundo, para desearles de corazón nuestros mejores deseos de felicidad.
Con el apoyo de todos, que cada día son más, continuaremos colaborando porque la Historia de Portugalete, su gente, y sus costumbres, como se dice en nuestra web, se recupere, se conserve y no se olvide, y para ello las aportaciones que recibimos son fundamentales.
Agradecemos a los que se dirigen a nosotros aportando su granito de arena y animamos a todos a hacerlo en la medida de sus posibilidades, pues la continuidad de nuestra labor se apoya en todos ellos.
Zorionak a todos.



50 AÑOS DE LA INAUGURACIÓN DE LA SALA DE FIESTAS TREBOL CLUB (2)



Completando la entrada anterior, en la que se nos recordaba que en la inauguración intervino Junior, teniendo de portero en la entrada con gorra de plato a Canales, Javier López Isla no envía su aportación.
La foto de la izquierda recoge la intervención del sexteto, que fue el fundador del grupo Los Barbis, Txema y Maribel, Javier López Isla y Clari Lorente, Fabiola Yarritu y Víctor de la Iglesia. A la derecha la felicitación que recibieron por su asistencia a la inauguración que tuvo lugar el 20 de noviembre
Como nos recuerda Javi, ellos llevaban ya el uniforme de chicos que establecerían los Barbis, pero dos de ellas, Maribel y Clari, llevaban ropa premamá.
Medio siglo más tarde, desde aquí y recordando que siguen al pie del cañón, les trasladamos nuestros mejores deseos navideños.

lunes, 23 de diciembre de 2019

50 AÑOS DE LA INAUGURACIÓN DE LA SALA DE FIESTAS TREBOL CLUB



Ahora que se acercan las fechas de cerrar el año con grandes fiestas queremos recordar que este año se han cumplido 50 años de la apertura de la Sala de Fiestas Trebol Club en el nº 27 de la calle General Mola (actualmente nº 29 de la calle Correos), al igual que nacía en aquellos meses en Deusto el Holiday donde le seguirían el Garden y el Tiffany's.
Portugalete quiso estar en una moda que se extendería por toda Bizkaia, como fueron Wendolyne en Algorta, People's en Basauri, Galos y Contry en Santurtzi, Anaconda en Barakaldo o el Tulua de Sodupe, ofreciendo espectaculares juegos de luces, equipos de sonido muy potentes y ritmos discotequeros, donde alternando con cubalibres se bailaba hasta altas horas de la madrugada.
Tras el éxito inicial del Trebol Club, se programó el trasladarlo a un espacio más amplio en el número 35 de la misma calle (actual nº 37) que se bautizó como Trebol 72, ya que se pensaba inaugurar ese año aunque luego se retrasaría hasta principios de 1973.
Por lo que vemos en el álbum de fotos de Julián Olano, uno de los promotores de la empresa (llegó a ser socio también del Jamaica y Aloha en Santurtzi), por aquí pasaron cantantes como Antonio Machín, Alberto Cortez, los Hermanos Calatrava, José Luis Moreno o los Paraguayos.
Como tantas otras salas no llegó al nuevo milenio. Primero fue un desgraciado incendio, y luego el cambio de hábitos influyeron a que llegara el momento en que en sus locales se instaran las actuales oficinas de la Ertzaintza.



domingo, 22 de diciembre de 2019

RECOGIDO DE LA PRENSA: ROBERTO LARREA, JARRILLERO 2019





En EL CORREO de la Margen Izquierda, Ane Ontoso se hace eco de la entrega del galardón JARRILLERO 2019 y dedica una página entera a Roberto Larrea dándonos detalles de su vida, su personalidad y su trayectoria.
Aunque ya ha recibido muchas felicitaciones, ante la proximidad de estas fechas navideñas, desde esta atalaya portugaluja reiteramos el sentir generalizado trasmitiendole nuestro ZORIONAK, y que su Virgen de la Guía vele por su salud por mucho tiempo.

RELATOS DEL FIN DE SEMANA: (Y 4) LA ULTIMA AVENTURA EN EL"MÚJICA", EL POPULAR BOTECITO DE FEDE COBOS




La foto que ilustra esta entrada pertenece a los fondos de Julián Olano, en el bote “Mujica”, que inspirara a Fede Cobos su popular canción “Botecito”, donde aparece sentado con 12 años y los pies fuera del bote, junto a su prima Regina F. Larrain, autora de estos relatos, sus hermanas Josefina, Paquita, Mari Tere y Nieves, además de Mª Luisa Martin, Gloria Arranz, Jerardo Muriel, y Angelines Alcalde:

Y aquí llega la última de mis aventuras en la que con más que miedo, verdadero pánico, a las aguas encrespadas y revueltas.
En una maravillosa tarde de setiembre, llena de sol, con un cielo muy azul y las aguas en la más completa calma, fuimos mi amiga Merche y yo a dar un paseo por la ria.
Ella llevaba dos niños y una niña, Marisol. Yo llevaba a mi sobrino Pablito y a Javi; todos tenían entre seis y ocho años. Mi primo Julianchu, con sus doce años, y Pablito, soltaron el bote que estaba amarrado en el dique y vinieron a recogernos a la escalera que hay antes de llegar al Puente Colgante, por la parte de Las Arenas.
Allí esperábamos Merche y yo con los niños.
Embarcamos muy contentos, esperando pasar una tarde inolvidable, y si que lo fue, pero no en el sentido que esperábamos.
Con un remo cada uno fuimos bogando por debajo del puente. No habíamos llegado muy lejos cuando, de repente, se levantó una espantosa galerna que, a pesar de nuestros esfuerzos, nos arrastraba irremisiblemente hasta la escollera de Las Arenas, al final de la estatua de Churruca.
Nuestro bote parecía una cáscara de nuez bailando entre las olas, pero sin chocar, afortunadamente, con ninguna de tantas rocas que sorteábamos como podíamos.
De haber chocado, nuestro bote se hubiera hecho astillas.
Una ola traidora se nos metió en la embarcación y Merche, con cuatro de los niños que estaban en la popa, quedaron prácticamente empapados.
A Pablito no le alcanzó la ola porque estaba acurrucado en la proa.
Los niños lloraban asustados y Merche, palidísima, no sabía cómo animarlos. Yo los animaba diciéndoles que no era nada, que saldríamos pronto de allí cuando vimos que se acercaba otra, para nosotras gigantesca ola, que, por fortuna, vino a dar contra el carel, salpicándonos a todos.
En aquellos momentos, y desde lo mas profundo de mi alma, imploré llena de angustia: ¡Virgen del Carmen, sálvanos! Y creo que me escuchó, porque, poco a poco, retrocediendo unas veces, avanzando otras, sin saber de donde salían nuestras fuerzas, conseguimos separarnos de aquel torbellino de rocas.
Y mi valeroso y querido primo, gritándome a cada instante: !Rema fuerte Regi, mas fuerte!, !Con sus doce años!.Cualquier otro, en su lugar, se habría echado a llorar.
Los tripulantes de una lancha motora que, por la orilla de la punta del muelle de Portugalete, se dirigía hacia el rompeolas, nos gritaron: ¡No hay derecho, meterse ahí con tantas criaturas!. Pero no se acercaron a prestarnos ayuda. ¡Ellos que eran hombres!
Espero que alguna vez les haya remordido la conciencia, pues pudimos haber quedado allí para siempre todos nosotros.
Seguimos remando con gran esfuerzo y conseguimos llegar al embarcadero de Las Arenas.
Echamos el grampín, pequeña ancla de cuatro brazos, para alcanzar la barandilla, pero con la resaca no podíamos dominar el bote y cuando creímos que teníamos bien sujeta el ancla, tiramos fuertemente de la cuerda para poder atracar y esta se rompió, cayendo los dos para atrás.
Sin desanimarnos, ni Julianchu ni yo, con mucho tesón, conseguimos al fin asirnos, con nuestras propias manos, a la barandilla y, de esta forma, pudieron desembarcar Merche y los niños, que pasaron el transbordador y fueron hasta el "muelle viejo", a mi casa. Allí mis hermanas secaron y plancharon sus ropas.
Para mi primo y para mi no había terminado todo. El bote había que llevarlo al dique y dejarlo bien amarrado en su lugar, por lo tanto armándonos de mucho valor con mucho miedo en nuestros cuerpos, decidimos volver dando un buen rodeo, para que no nos atrapara otra vez la temida escollera.
Las aguas estaban tan terriblemente picadas que nos costaba mucho trabajo avanzar y de nuevo nos invadió el pánico al oír la sirena de un barco que, a toda máquina, se dirigía a la Dársena de la Benedicta.
Lo vimos asomar entre los dos faros, el del Rompeolas y el de Algorta y nosotros queriendo llegar, a todo trapo, a la orilla de la punta del muelle.
Julianchu me animaba a mí y yo le animaba a él, pero lo que en realidad temíamos era que el barco nos alcanzara, nos partiera en dos la pequeña embarcación y dejándonos al garete, terminar en el fondo de El Abra, siendo buena carnada para los peces.
Seguimos remando un poco más animados, porque ya nos acercábamos al puente, ¡qué lejos estaba aquello!. Nos parecía que no íbamos a llegar nunca. ¡Animo Julianchu que ahí tenemos el embarcadero! Un poco más. y por fin, ¡el dique!.
Amarramos bien el “Múgica”, subimos por aquella escalera de gato y ya en tierra firme, igual que en el bote, uno con cada remo, dimos gracias a Dios por haber llegado y subimos a casa. Todos se alegraron al vernos.
Merche estaba tan intranquila después de la amarga experiencia que creyó que no íbamos a volver.
Después vino la reprimenda de mi padre por haber cogido el bote sin su permiso.
Alguien que conocía el “Múgica” le dijo que estuvimos a punto de ahogarnos.
¿Quien fue? No lo sé. Tal vez los que no nos ayudaron. ¡Cualquiera sabe!
Pero nos dijo que si el bote no llega a tener la "panza" tan ancha, no lo hubiéramos contado.
Merche y yo volvimos a atravesar el transbordador para llevar los niños a sus respectivas casas.
De una cosa estoy segura, ni mi amiga, ni mi primo ni yo, olvidaremos jamás esta aventura en la ría.



sábado, 21 de diciembre de 2019

RELATOS DEL FIN DE SEMANA: (3) LOS PASEOS EN BOTE POR LA RIA



Nos gustaba tanto pasearnos por las aguas de la Ría que siempre que podíamos (siendo ya mayores) cogíamos el bote de mi padre y nos íbamos a dar una vuelta con unas cuantas amigas.
Unas veces pasábamos por debajo del Puente Colgante, siempre por la orilla, y llegábamos hasta la playa de Las Arenas; otras nos quedábamos por La Benedicta y alguna vez, por la parte de Baracaldo, llegábamos hasta la Dársena de Axpe. Aquí fuimos con el bote que Julián Alcalde nos dejó un día y, al llegar a Axpe, se nos rompió un estrobo y cinglando, con un solo remo, nos agarramos al ancla de un barco que estaba fondeado allí.
Al rato, pasó un conocido y le dijimos que avisara a Julián de lo que nos pasaba. Cuando éste llegó, amarró su chinchorro al bote y riéndose dijo: por haberme hecho venir me vais a llevar vosotras a mi; y después de poner el nuevo estrobo que faltaba, le llevamos, remolcándole, hasta el dique, mientras él se reía.
En otra ocasión, cuando tendría yo de 20 a 22 años, Chemari, el de Lequeitio, nos iba a llevar a Charin, a Maite, a Nieves y a mi hasta Arriluce en un gasolino.
Para embarcar en él, había que saltar a un chinchorrillo, de éste a un bote y del bote al gasolino. Ya habían saltado las tres y al querer hacerlo yo, se había separado el bote de la orilla y ¡zás! caí al agua en picado, hasta el mismo fondo. Yo no sabía nadar, pero, instintivamente, aguanté la respiración y moviendo piernas y brazos, salí en un santiamén a la superficie; allí no corría el peligro de ahogarme porque había mucha gente; enseguida me agarraron y me subieron al bote.
Arriba estaba el bueno de Mazanet, haciendo su guardia. Un simpático marinero que hacía la mili en uno de los barcos de guerra allí fondeados, que se había quitado las cartucheras y tirado el fusil al suelo para tirarse a salvarme, pero, afortunadamente, no se tuvo que mojar.
Como era lógico, nuestro paseo quedó frustrado. Yo seguía sin tener miedo al agua, a pesar de no saber nadar. ¡Qué vergüenza! La única de las cuatro hermanas que éramos, que no sabía nadar, era yo.

REGINA FERNANDEZ LARRAIN

viernes, 20 de diciembre de 2019

RECUERDOS ESCOLARES


Entre las fotos que nos ha cedido Pedro Llinares, está una de su paso por las escuelas de Zubeldia, junto con su hermano y que nos sirve junto con otra que publicamos en su día de los hermanos Tellaetxe en las escuelas de Abatxolo, para recordar la costumbre que hubo durante muchos años en los centros escolares de hacer fotografías de cada alumno al final del curso.
Lo completamos bajo estas líneas con otras fotos que encontramos en nuestro archivo de otros centros.









jueves, 19 de diciembre de 2019

LOS PORTUGALUJOS EN LA HISTORIA DEL TRAFICO DE ESCLAVOS



Con 700 años de historia nuestra Villa tiene que tener capítulos dedicados a todas las etapas que ha vivido la civilización europea y una de ellas ha consistido, aunque siempre se ha intentado pasar por encima de puntillas, el comercio y tráfico de esclavos que encontramos perfectamente documentado desde los siglos XVI hasta principios del siglo XIX.
El comercio con América en que muchos portugalujos tomaron parte activa mantuvo siempre esta parte denigrante del tráfico humano y la esclavitud, significando la compra de un esclavo una clara muestra de prestigio –el general Vallecilla solía acompañarse de un esclavo negro- y una inversión segura.
Si tenemos que poner como referencia a un portugalujo este sería Hortuño de los Hoyos, importante comerciante del siglo XVI, que también se dedicaba a la captura de esclavos en la zona africana para desde Cabo Verde abastecer a los encomenderos de México y Santo Domingo.
En 1535 era socio de Juan de Urrutia, balmasedano, que establecido en México con importantes inversiones en minería, e industria naval, incluido el comercio de esclavos se había hecho en diciembre de ese año con una licencia de Carlos V para llevar esclavos negros desde África hasta Veracruz. Correspondiendo a esa licencia real consta uno de sus viajes a Cabo Verde en 1536 para llevar 55 esclavos a Urrutia.
Por lo general las referencias de estos negocios no son frecuentes, exceptuando su reflejo en los testamentos y cuando se solicitaba el pase a Indias, así encontramos las siguientes referencias:
A comienzos del siglo XVI el capitán Peruchete de Salazar, vecino de Portugalete y de Bilbao, solía acompañarse de dos negros, llamados Diego y Antón, a los que se denomina como “sus negros”
El galeón “La Trinidad”, de Coscojales, hundido a mediados del siglo XVI a su salida de Sanlúcar de Barrameda, transportaba cierto número de esclavos, tal y como declaraba uno de los testigos presenciales, llamado Diego de Amaya, señalando que tras el naufragio se sacó “...toda el agua y pasajeros y esclavos y sus cajas que la dicha nao tenía dentro”.
En el año 1558, la nao Trinidad, propiedad del portugalujo Juan de Herrada, con destino al puerto de San Juan de Ulúa en Nueva España, con mercancías y pasajeros, llevaba nueve esclavos y cuatro esclavas.
El año 1579 el capitán portugalujo Gregorio de Ugarte solicitó, y se le aceptó, licencia para poder llevar 50 esclavos negros a Nueva España libre de derechos.
El comerciante portugalujo, Gonzalo de Uria, pasó al Perú en el año 1614, en un galeón de la armada real, asistido por un criado aragonés, llamado Joan Cerbera, que le servía como cajero, y por un esclavo negro, llamado Juan, “de edad de diez años, poca frente y hundida”. Era el segundo viaje de Uria, en el anterior había vuelto con dos esclavos negros y disponía de licencia para regresar al Perú con ellos, sin embargo lo hace únicamente con el citado Juan: “es notorio, digo, que su majestad por esta su real cédula que presento, me da licencia para volver al Perú y llevar en mi servicio dos esclavos negros que de allá traje, de los cuales no vuelvo sino el uno, nombrado Juan...”
El año 1734 el portugalujo Simón de Lezama, pasó al Perú, para hacerse cargo de la gobernación de la provincia del Choco, acompañado de su esclavo negro llamado Diego Cayetano “negro de nación, color atezado, buen cuerpo, de edad de veinte y un años, esclavo suyo propio, como parece de la escritura de su venta que exhibo....”
En 1798 el portugalujo Luciano de Lopategi, sobrecargo de la fragata Witerbos, solicitó fletar para colonias extranjeras “o para el comercio de negros”.
Simón de La Valle y Cortés obtuvo licencia para llevar 2.000 negros bozales de África hasta Montevideo (real orden 16 de abril de 1798).
No nos adentramos ya en el siglo XIX, aunque debemos recordar que nuestro indiano Manuel Calvo, en 1856 tenía trabajando 220 esclavos en su ingenio azucarero Esperanza, hasta que tres décadas después España abolió la esclavitud.






miércoles, 18 de diciembre de 2019

LA DESAPARECIDA CASA DE LOS TRES PORTALES




Entre los archivos de Julián Olano encontramos unas fotocopias de las conocida como “casa de los tres portales” que al volverlas a fotografiar nos la recogen con cierta dignidad y recordando a los dibujos a plumilla.
Situada haciendo esquina entre las calle del General Castaño y Abaro, fue proyectada en la década de los años 70 del siglo XIX para Sotera de la Mier como casa de viviendas por el arquitecto Antonio Carlevaris. Su estilo neorenacentista hacía de este cruce de calles un conjunto monumental notable con el edificio de Salazar
(luego Casa de Mañas) y el palacete de Zugasti enfrente.

Derribada en 1971 fue levantado el actual edificio al año siguiente duplicando sus alturas.



martes, 17 de diciembre de 2019

NUEVO LIBRO DE TASIO MUNARRIZ: FINAL DE LA DICTADURA EN PORTUGALETE




Tasio Munarriz habitual colaborador de este blog, nos anuncia la presentación de su último trabajo el próximo lunes, 23 de diciembre, a la 6 ½ de la tarde en el Centro Cultural Santa Clara donde se podrá adquirir el libro por 20 €. y que no se venderá en las librerías de Portugalete.
El autor que ya está trabajando sobre un tema más extenso, La conflictividad laboral en la industria de las dos márgenes de la Ría entre 1960 y 1980nos explica en la presentación del mismo sus ideas al respecto:
Después de publicar “República y guerra en Portugalete” (1931-1937) y “Posguerra en Portugalete” (1937-1960), me atrevo a escribir otro libro que narra la historia de esta Villa entre 1960 y 1980, titulado “Final de la Dictadura en Portugalete”. Es la tercera parte de una trilogía sobre nuestra Villa.
Este libro no es una tesis doctoral de historia sino la crónica de unos hechos de los que he sido testigo y en parte uno de los protagonistas.
Algún lector pensará que he dado demasiada importancia a la Parroquia de Santa María y a sus curas y seglares en la lucha por la democracia, pero los que vivieron aquella época estarán de acuerdo conmigo en parte de ese protagonismo, aunque participaron también y con más riesgo otras personas que cito expresamente.
Ahora hay muchos “valientes” que escriben libros sobre los asesinatos de Franco o se alegran de la exhumación del “dictador”. Pero ¿dónde estaban y qué hacían en esas épocas? Muchos no habían nacido todavía, otros habían muerto en combate, en las cárceles o en el exilio. ¿Y los demás? ¿Cuántos lucharon por una democracia real? Este libro quiere ser una alabanza para estos últimos.
Su contenido siguiendo su INDICE es el siguiente:
1.- Los últimos alcaldes y concejales de la Dictadura.
2.- Grandes proyectos al final de la Dictadura.
3.- Las últimas leyes políticas de la Dictadura.
4.- El Consejo Local del Movimiento.
5.- Crecimiento demográfico, de la construcción y de la escolarización.
6.- Problemas entre Ayuntamiento y Parroquia Santa María.
7.- Actividades de la ultraderecha.
8.- La policía municipal (Lindosa y otros).
9.- Actividades de los partidos y sindicatos clandestinos.  
10.- Atentados atribuidos a ETA.
11.- Las sociedades portugalujas.    
12.- La censura.   
13.- Manifestaciones.
14.- Monumentos y medallas.
15.- Elecciones democráticas.
16.- APÉNDICES.
17.- BIBLIOGRAFIA.




lunes, 16 de diciembre de 2019

FOTOGRAFÍAS: JÓVENES PORTUGALUJOS HACIA 1950



Pedro Llinares, un portugalujo del Ojillo “nacido allá en el Mediterráneo”, nos ha cedido algunas fotos que vamos a ofrecer en varias veces.
Encabezando esta entrada a la izquierda un grupo de escolares de la Academia San Antonio, hacia 1951-52, en una excursión que hicieron andando al castillo de Butrón provistos de paquetes con la comida. De pie Jesús Yagüe, Enrique González (en el centro) y Pedro Llinares. Agachados, José Luis Contreras con la bota de vino, Trigueros con boina y Carlos Quintana con Alfre Palacios, los dos fallecidos en los últimos tiempos.
En la foto de la derecha, con Pedro y su hermano Jaime en el centro, se recuerda a Alda en la parte superior y a Javier Eguibar y a Esteban Bañales sentados.
Bajo estas líneas, tenemos a la izquierda, en un banco de la plaza, perfectamente trajeados con pantalón corto, a Pedro Llinares y Edu Benito, arrodillado, y detras Mari Angeles Ferreira con los más jóvenes, Jaime Llinares, Iñaki Pastor y Jesús Saitua.
Hemos añadido a la derecha, una foto en el parque de todos los hermanos Llinares, Pedro, Jaime, Miguel, Paco y Pepe, junto con otro delante, “el broche”, cuyo nombre no se recuerda.



domingo, 15 de diciembre de 2019

RELATOS DEL FIN DE SEMANA: (2) BAJO LOS PILASTRES FRENTE A LA ESTACIÓN



Este nuevo relato de los recuerdos de Regina Fernández Larrain, lo podemos ilustrar con un fragmento de una foto perteneciente a los fondos de la Autoridad Portuaria, cuyo paisaje nos describe la autora: a la izquierda los palangreros, las escaleras con niños bañándose sin taparrabos, las rocas donde se podían coger karramarros y a la derecha “los pilastres” donde tuvo lugar la aventura que recuerda:

En el dique, los que tenían que hacerse a la mar, encarnaban sus palangres y los trozos de reinal que sobraban los tiraban y Maite y yo, como tantos otros críos que hacían lo mismo, solíamos cogerlos y con algún anzuelo que encontrábamos, o sin él, y un poco de carnada que pedíamos, nos íbamos a la escalerilla y casi a ras del agua nos poníamos a pescar carramarros. ¡Entonces sí que salían buenos gorringos!
También nos gustaba andar por las rocas, porque las transparentes aguas nos permitían ver mejor los carramarros y algún que otro pez.
Cierto día fuimos mi hermana Charín y yo a los pilastres que hay debajo del muelle, detrás de la estación vieja, donde estaba la grúa, que era un saliente, porque el resto del muelle, desde la rampa hasta el dique, era muy estrecho. Con el tiempo, al desaparecer la rampa desde el embarcadero de la plaza del Solar hasta el dique, tendría la misma anchura que el saliente de la grúa, convirtiéndose así en un hermoso paseo.
Mi hermana tenia 10 años y yo 8 (nací en 1918), por lo tanto, sólo éramos dos criaturas.
Como la marea estaba un poco baja, por la escalerilla que había detrás de la estación, bajamos hasta las rocas y de allí nos metimos por aquellos pilastres que quedaban debajo de la grúa; alguna que otra vez habíamos hecho lo mismo sin que ocurriera nada extraordinario.
Aquel sitio nos atraía por lo silencioso y misterioso y nos parecía emocionante poder andar entre tanto verdín, por encima del agua y debajo del suelo por donde la gente caminaba.
De vez en cuando veíamos algún pez nadando en aquellas limpísimas aguas y nos hacía mucha ilusión.
Sin darnos cuenta del peligro que corríamos, aquel día de mala suerte, yo resbalé y caí al agua (recuerdo bien mi edad, porque hacia tan solo unos meses que habíamos perdido a nuestra querida madre).
En el momento en que caí empecé a patalear y manotear y mi hermana, rápida como el rayo, se agachó, mejor dicho, se tumbó en uno de los pilastres transversales y se agarró como pudo, pues había mucho verdín y con su mano libre pudo agarrar fuertemente la mía; así, tumbada en la columna y asiéndome a la vez, se puso a gritar con toda la fuerza de sus infantiles pulmones: ¡Socorro, socorro, mi hermana se ahoga, socorro!, así desgañitándose, una y otra vez.
No gritó en vano pues muy cerca, a unos pocos metros, amarraban los remolcadores el "Ayeta" y el "Alzu-mendi", y al oír los gritos de mi hermana, un hombre de uno de los remolcadores, apareció allí como un enviado del cielo y nos salvó. Digo nos salvó porque pienso que mi hermana, al no querer soltar mi mano, con mi peso y el verdín que había, no hubiese podido resistir mucho y caería irremisiblemente, arrastrada por mi, terminando así nuestros días en las claras aguas del dique.
De esta aventura salí sin coger miedo, ni a la ría, ni a nada.

sábado, 14 de diciembre de 2019

RELATOS DEL FIN DE SEMANA: RECUERDOS DE LA RIA, (1) MARIA LA NAVARRILLA



Hoy, dentro de los relatos del fin de semana, empezamos a recoger algunos recuerdos de la portugaluja del muelle Viejo, Regina Fernández Larrain, que estos días habría cumplido 101 años y que bajo el título general de Mis aventuras en la Ría, dedicó a su primo Julianchu Olano en 1982.

Si en el bonito puerto pesquero de Santurce, con sus dos rampas atracaban los vaporcitos para descargar la preciosa carga arrancada del mar, también otros vapores llegaban a descargar y vender su pesca hasta la rampa de Portugalete.
En esta rampa, desaparecida ya hace muchos años, recuerdo que me gustaba mucho estar y ver la algarabía que se armaba con tanto trajín.
Allí estaba la guapa María la Navarrilla con su, pañuelo a la cabeza, su delantal de dril y descalza, como todas las demás, que alquilaba los tinacos donde lavaban la pesca y después la salaban y, con todo primor, la iban colocando en aquellas cestas tan típicas que llevaban en la cabeza por todas las calles del pueblo y pregonaban a todo pulmón: ¡Hala mujeres que ya se acaban! ¡Sardinas de vara y media...!
Cómo me gustaba verlas, cuando daban aquella vuelta rápida y en redondo, tan garbosas, para escurrir el agua de sus sardinas, vivitas y coleando, como ellas decían.
La venta del pescado se hacía en el muelle Viejo, en los bajos de la casa de la "Millona", que ya no queda de ella más que un poco de la fachada de piedra; y allí, precisamente, nacieron mis dos hijos.
Pocos portugalujos sabrán que el muelle Viejo, hoy la calle de D. Manuel Calvo, cuando hicieron el muelle de Churruca y se le llamó "muelle nuevo", desde entonces a mi calle, puesto que yo también nací en ella, aunque en distinta casa, fue el “muelle Viejo" y así sigue conociéndolo todo el mundo.
Una de las hijas de María la Navarrilla, Mari Gutiérrez, y conocida también como Mari la Navarrilla, era una magnifica nadadora y fue nuestra campeona de Vizcaya allá por los años 1.942-44-45 y otros años mas que ahora no recuerdo, pero si sé que en 1.948 batió el record vizcaíno y vasco-navarro.
Mari hizo su aprendizaje en el dique, cuando las aguas eran limpias y claras y mucha juventud se bañaba en ellas. Algunos, por ver nadar a la campeona, le tiraban una "perra gorda", diez céntimos de entonces, por ver si sería capaz de sumergirse hasta el fondo y sacarla.
La simpática navarrilla se tiraba y localizaba la moneda y a la segunda vez de sumergirse la cogía, se la ponía entre los dientes y así, triunfante, aparecía de nuevo, siendo la admiración de chicos y grandes.

viernes, 13 de diciembre de 2019

JUANTXU RODRIGUEZ, ENPORTUGALETE.COM, EN EL 30 ANIVERSARIO DE SU MUERTE



Con motivo de la aparición del ejemplar de diciembre del periódico enportugalete.com, recogemos la ficha del fotógrafo Juantxu Rodríguez del que el próximo día 22 de cumplen 30 años de su muerte, así como del articulo en el que se hace referencia a la entrega del Galardón 2019, que hemos creado este año desde la Fundación El Abra.