martes, 30 de abril de 2019

PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA DEL FUTBOL PORTUGALUJO: FRANCISCO ESTEBAN AHEDO, "PEGASO", (1938-2015)






Este portugalujo de la calle San Roque, era hijo de Manuela “la lechera” que bajaba todas las mañanas a la estación de La Canilla para recoger la leche que llegaba desde Carranza, su pueblo natal, y que luego iba repartiéndola de casa en casa de su clientela.

Empezó sus primeros pasos futbolísticos en el equipo juvenil de Portu cuando se había hecho cargo de él Martín Aroma, que había militado una campaña en el Athletic. Paco lo llegó a considerar el mejor entrenador de su carrera y contaba la siguiente anécdota:

En un partido al dar la alineación yo no me enteré si me había nombrado y me quedé sin vestir. Al cabo de un rato, al verme así me dijo: “Qué coño hace así el hijo de la lechera. Ponte rápidamente el número 6. Desde entonces en el equipo todos me llamaban “el hijo de la lechera”.

También fue Aroma quien le puso su sobrenombre. Tras percatarse de su juego contundente, de su fuerza, de su poderío y como por entonces estaban de moda los camiones Pegaso con el caballo de logotipo, un día le llamó ¡PEGASO!, y él se dio la vuelta diciendo ¿Qué pasa, mister?.¿Pasar?... el balón o el delantero, pero no los dos juntos.

Con este equipo dirigido por Aroma quedaron campeones de Vizcaya la temporada 1954-55 ganando la final en San Mamés, como mostramos en la foto superior. Su puesto era defensa y volante zurdo.

Del Portu pasó al Sestao Sport que jugaba en Segunda división y tras tres temporadas, en 1961 fichó por el Deportivo de la Coruña, también de segunda división y con el cual ascendió a Primera, para la tercera temporada volver a bajar a segunda. Fue muy querido en Riazor donde jugó 70 partidos. De esa etapa quedó para el recuerdo el tremendo marcaje que le hizo al famoso Di Stéfano del Real Madrid.

Tras un año en el Ferrol, pasó al Badalona y luego al Logroñés, todos ellos en Segunda División, para acabar colgando las botas en el Portu, llegando luego a entrenar a los juveniles.

No tenía vocación de técnico, pero siempre estuvo dispuesto para suplir la baja o ausencia de un entrenador de las categorías inferiores siendo un fiel servidor del club de sus amores. Estuvo muchos años de directivo, junto a su amigo Rastrilla, aquel hombre que, para facilitarle la faena a sus compañeros, iba de casa en casa con los carnés de los socios, ya mensuales, ya trimestrales, semestrales o anuales. Tuvo una tienda de deportes y después puso el bar Pegaso de la calle Guipuzkoa.


Si las fotos superiores corresponden a sus años en el juvenil del Portu, en la Florida, junto con uno de aquellos cromos coleccionables de futbolistas de su etapa en Primera, en la inferior nos lo muestra con 16 años formando parte de los aficionados que seguían al equipo. Junto al texto dos fotos de su paso por el Sestao y el Depor.










lunes, 29 de abril de 2019

RIÑA ENTRE PORTUGALUJOS Y SANTURZANOS A CUENTA DEL LEMANAJE, EN 1841





Portugalete ha sido fundamentalmente un puerto a lo largo de su historia y como tal en múltiples ocasiones asistió a las típicas riñas entre marineros no pudiendo faltar las que se dieron con sus vecinos de Santurtzi debido a tradicionales rivalidades y rencillas. El incidente que recogemos hoy que se remonta a 1841 y tuvo lugar con motivo de un lemanaje, nos lo cuenta Roberto Hernandez Gallejones en su trabajo titulado Una trifulca en el puerto de Portugalete en 1841.

La versión de los portugalujos era “que por la tardecita del día domingo, 27 de junio de 1841, observando que un barco quechemarín se presentó en el Abra, en dirección a la barra para verificar su entrada”, se embarcaron en una lancha de la Cofradía de San Nicolás, propiedad de Manuel del Fuego, que estaba junto al dique, tomando el gobierno de la embarcación Sandalio de Urioste, llegando hasta “el punto de la Piquera, próximo a dicha barra”, con el fin de ayudar al buque.

En este momento advirtieron que el barco viraba hacia la bocana de la Ría, tratando entonces de retirarse, creyendo que no deseaba entrar con aquella marea. Al poco rato el quechemarín volvió en dirección a la barra, regresando a su encuentro para auxiliarle, y fue en ese preciso instante cuando se les adelantó otra lancha comandada por Antonio Marucino de Músques, de Santurce , privándoles así de ganar el derecho de lemanaje o de practicaje.

Según los santurtziarras, la embarcación portugaluja les siguió hasta el Castillo de la Plaza, y en este tránsito no cesaron de ofenderles “con palabras escandalosas, feas, denigrativas y tan impropias, que resultan de la deposición de los testigos, como son coño, carajo, puñetero y ladrón, y con amenazas de que lo pagaría”, sin haberles dado el menor motivo. Y luego de regreso a casa, tras pasar el “punto del telégrafo, y antes de llegar a la caseta del Morro”, le amenazaron diciéndole que lo pagaría “lloviéndole encima tal nube de piedras y sobre dicha lancha, su costado y cercanías, que fue una particular dicha que no tocare a alguno de sus tripulantes, pues en defecto habría sufrido grave sentimiento por la gravedad de las piedras y furia que llevaban”.

Sandalio por su parte reconoció que alguno de sus tripulantes al no seguir el orden para socorrer al navío se quejó, y otro que se hallaba en la proa, “hizo la demostración de aplicar su mano al juego del otro brazo, que comúnmente llaman corte de mangas, y entonces fue cuando algunos de los compañeros, profirieron en despique las voces de carajo, puñeteros”.

Los hombres buenos de ambas partes, emitieron su veredicto absolviendo a los acusados, quienes se debían comprometer a no ofender al señor Músques, quien tendría que satisfacer las tres cuartas partes de las costas del juicio. La otra cuarta parte restante la abonarían los encausados “en consideración a las expresiones torpes e impropias de la buena educación y en desagravio de la vindicta pública”.


viernes, 26 de abril de 2019

EL BOTE JOAQUIN, EL MAS ANTIGUO DE EUSKADI





Es un clásico en el Dique portugalujo no solo por su bonita estampa sino por su antigüedad. Inscrito en 1907 en la Comandancia de Marina de Bilbao con el folio 1577, Lista Cuarta, no pasa desapercibido para los que pasean por el muelle.

Fue construido en la Villa dicho año, en madera, con 5 m. de eslora, 1,47 de manga, 0,67 de puntal y 1.130 kg. de peso por encargo de Esteban Egusquiaguirre Castaños que pagó por él la cantidad de 350 ptas.

Esteban Egusquiaguirre tenía entonces 48 años y le bautizó con el nombre de su hermano mayor, ya fallecido, Joaquín. A su muerte unos años después, pudieron ser sus sobrinos José Antonio Egusquiaguirre Bergareche (hijo de su hermano pequeño Juan, telegrafista en la Villa), o su primo José Mª Bergareche Llanos, que se declaraban ambos mareantes, quienes lo utilizarían, pasando luego a descansar en los antiguos pabellones del muelle Viejo y de allí durante muchos años al solar vacío existente en la calle Coscojales junto a la casa de sus dueños. Sería ya a principios de este siglo cuando con motivo de las obras a realizar por SURPOSA en dicho edificio, su actual dueño Juan Carlos Martínez Narbaiza se fijó en él y comenzó su nueva vida.

Su madera estaba muy bien conservada, casco de pinotea, bancada y careles de fresno y acacia, palo hueco, con lo que tras una restauración minuciosa, utilizando clavos de cobre y verdadero cariño por parte de su dueño, su vieja estampa volvió a cruzar la ría.

Hoy en día se ha convertido en un verdadero objeto de deseo para los fotógrafos, no solo cuando participa en las exhibiciones de embarcaciones antiguas sino en su lugar de atraque en el dique, como nos muestra las fotografías de Andoni Maseda o la fotografía del calendario municipal de este mes.


jueves, 25 de abril de 2019

LAS ULTIMAS VAQUILLAS EN EL FRONTON LA ESTRELLA






Las fotos que recogemos hoy corresponden seguramente, ya que no tienen fechas, a los últimos años en que las vaquillas se corrían hasta el Frontón, o sea en 1945 o 1946.

La foto superior corresponde al álbum familiar de Serafin Navarro y las inferiores se publicaron en el libro Portugalete en la fotografía. La sociedad portugaluja del siglo XX, con el archivo fotográfico de Eduardo Benito.


miércoles, 24 de abril de 2019

FELICIANO ORTIZ DE MENDIBIL URCELAY (1900-1981)





Si en una entrada anterior recogimos su aportación al futbol portugalujo, presentamos hoy los principales rasgos de su vida, agradeciendo la ayuda que nos ha prestado su nieto Carmelo.

Nació el 6 de octubre de 1900 en Abanto y Ciervana donde su padre trabajaba en las minas, y siendo muy pequeño un accidente con una vagoneta que le pasó por encima de la mano izquierda se la dejó invalida de por vida.

Con 4 años se quedó huérfano por lo que se crió en la Casa de Misericordia de Bilbao, que dejó tras realizar los estudios de Comercio. Tenía 19 años cuando ganó las oposiciones entrando a trabajar en la Diputación de Bizkaia.

La amistad con José Antonio Aguirre, tres años más joven que él, fue fundamental en su vida. Con él compartía además de sus ideas nacionalistas, las deportivas ya que jugaban juntos a pelota a mano, y practicaban el futbol. Ambos tendrían novias portugalujas, de la calle Nueva, Teodora Monasterio Sarasola (hija de la popular Juana Sarasola “la galletera”) y Mari Zabala Aketxe y cuando Feliciano se casó con Teodora, en 1923, José Antonio le regaló una vajilla con sus iniciales grabadas en oro. Mientras Feliciano jugaba en el Portu, José Antonio jugaba en el Athletic.

Tras casarse en 1923 con Teodora, pasó a vivir a la casa familiar de esta en el nº 9 de la calle Nueva, frente al monasterio de Santa Clara, en la que en los años siguientes nacerían sus cuatro hijos, Jone (1923), José Mª (1926), Luis Mª (1929) y Miren (1931).

Su actividad política le llevó a formar parte del grupo de portugalujos nacionalistas que crearon la cooperativa Gure Kabija, que construiría el edificio del batzoki, aportando la cantidad de 500 ptas

Con la llegada de la guerra en 1936, entra en el Gobierno Vasco como Inspector en el Departamento de Hacienda. Ante la caída de Bilbao envió a Francia a su mujer, cuatro hijos y la niñera, en un barco carbonero que partió el 19 junio de 1939, permaneciendo casi un año en Bretaña para pasar luego a la zona de la Gironda. Mientras tanto él fue con el Gobierno Vasco a Santander y a Barcelona, donde se instaló custodiando documentos y una importante cantidad de dinero que disponían para ayudar a los refugiados y exiliados vascos. Al caer Cataluña en poder de los sublevados y ayudado por las numerosas amistades que allí tenía, se refugió en las cavas de una familia de Sant Sadurni d´Anoia, situadas frente al ayuntamiento en poder de las tropas franquista donde permaneció durante seis meses hasta que en el verano de 1939, pudo pasar la frontera y reunirse con su familia en el pueblecito de Villenave d’Ornon, cerca de Burdeos.

En dicha localidad francesa el alcalde conociendo su experiencia futbolística lo contrató para el equipo local (foto superior) a cambio de vivienda y escuela para sus hijos. Allí siguió hasta que pudieron regresar en mayo de 1942.

No sufrió cárcel por no tener delitos de sangre, ya que no había podido empuñar un arma, pero si fue depurado de su plaza de funcionario en la Diputación, por lo que apoyado por amigos catalanes montó una tienda de paraguas y bolsos de rafia en el casco viejo bilbaíno junto a la librería Azkategi donde seguiría su actividad clandestina contra el régimen.

Dando muestras de su firmeza planteó un procedimiento contencioso administrativo contra el Estado, basándose en que su cargo no era político sino puramente administrativo. Dos décadas después, a finales de los sesenta, el Supremo sentencia a su favor, creando jurisprudencia que sirvió también a muchas otras personas para ver reconocidos sus derechos. Reintegrado a la Diputación con toda su antigüedad desde 1919, se pudo jubilar en la misma como Jefe de Obras Públicas.

El 13 de agosto de 1977 al recuperar los afiliados del PNV el edificio del batzoki de la calle Nueva, como figura histórica que todavía vivía, fue el encargado de izar la ikurriña, como vemos en la foto junto a estas líneas. Cuatro años después fallecía a la edad de 81 años.

Feliciano y Teodora dejaron una amplia descendencia como recoge la foto inferior, lo que nos ha llevado a dedicarle un apartado en el siguiente numero de CUADERNOS PORTUGALUJOS dentro de las "sagas portugalujas".




martes, 23 de abril de 2019

CARTAS MARINAS (22): 1373 GALLETO




El ATLAS CATALÁN es el primer mapamundi que abarcaba todo el mundo conocido por entonces: desde el Atlántico hasta Japón. La obra está escrita íntegramente en catalán, los textos están escritos en varias direcciones y en ella el norte está reflejado en la parte inferior del mapa. La toponimia está escrita en latín. También es la primera vez que aparece la Rosa de los Vientos, con 32 rumbos.

Una característica de la escuela cartográfica mallorquina son las cartelas y leyendas con datos de geografía física, económica y humana, de gran interés por lo conciso y actuales. Estas explicaciones recuerdan los Mapas del National Geographic, plasma de forma gráfica y científica los mejores conocimientos en astrología, cosmografía, medicina, geografía y costumbrismo de las diferentes culturas del mundo conocido. Los mapas están decorados con animales, figuras alegóricas y galeones de la época enriquecidos con pan de oro. La documentación de los Reyes aragoneses Pedro IV y Juan I acreditan a Abraham Cresques y su hijo Jafuda/Jehuda Cresques, de Palma de Mallorca, como los autores. La fecha, año 1373, se cita al comienzo de la obra en dos sitios, para calcular el áureo número y las fiestas variables del calendario: Carnaval, Pascua y Pentecostés.

El príncipe Don Juan del reino de Aragón regaló a su primo Carlos VI de Francia el mapamundi de Cresques y encargó a Jafuda Cresques otro mapamundi que se terminó en 1389 tras dos años de trabajo. Abraham Cresques había fallecido en 1387. Este mapamundi de 1389 se considera perdido y el de 1373 se encuentra en la Biblioteca Nacional Francesa.

En éste primer mapamundi podemos contemplar a nuestra Villa recogida bajo el nombre de Galleto, en la tercera sección del Atlas que es la del pergamino Finisterre, el cual va después del primer pergamino que es de Cosmografía y del segundo pergamino que es de Calendario hasta completar seis pergaminos. 

 José Antonio Soto 

Origen de planos e información: Atlas Catalán original: Biblioteca Nacional Francesa. Atlas Catalán facsímil de la Biblioteca Nacional España: Library of Congreso. Fuentes documentales: José Corderas / Joan Vernet y David Romano


miércoles, 17 de abril de 2019

LAS CHAPAS O MONEDAS DE NECESIDAD EN EL PORTUGALETE DEL SIGLO PASADO.






La aparición de un libro titulado MONEDAS DE NECESIDAD, JETONES DE PROPAGANDA Y FICHAS DE CASINO. PAIS VASCO-EUSKADI 1900/1960, que hemos tenido la posibilidad de hojear, nos ha hecho recurrir a Txomin Hermosilla, el coleccionista por antonomasia en nuestra Villa, que además ha colaborado en el mismo, para que nos resuma el tema en lo que a Portugalete se refiere.

Hay que empezar recordando que nos retrotraemos a años de escasez del siglo XX, en que nuestros antepasados se unieron en cooperativas o economatos para hacer frente a aquella situación. Dichas asociaciones suministraban a sus socios los productos básicos y acuñaban las chapas-monedas de necesidad que eran aceptadas en parte de las tiendas de la Villa como pago fundamentalmente de productos alimenticios.

Una de las muestras que recogemos arriba corresponde a la COOPERATIVA VASCA con el anagrama en el anverso del sindicato ELA-STV, por valor de 50 céntimos o una peseta, y que hechas de latón tenían unos 25 mm. de diámetro y 5,5 gramos de peso.

Junto a ella las que surgían del ámbito parroquial de Santa María, cuando los feligreses más pudientes aportaban alimentos o dinero para apoyar a los más desfavorecidos. En este caso figuran acuñadas como CATECISMO PARROQUIAL, por valor de 1 ó 5 céntimos, fabricadas de aluminio con un diámetro de 20 mm. y 0,7 gramos de peso. Con el fin de difundir el mensaje religioso entre los más pequeños que acudían a las catequesis preparatorias de la Primera Comunión incentivaban su asistencia con estas “monedas” que les podían ayudar a ir, por ejemplo, al cine.

En la ESCUELA DOMINICAL que fundara Fernanda Carranza se utilizaron también chapas de aluminio de 26 mm. y dos gramos de peso, que no tenían valor monetario y que desconocemos cómo se usaban.

La cuarta chapa que recogemos en la muestra superior corresponde al de FRUTAS POR MAYOR ANTONIO MARTINEZ. Este establecimiento al por mayor y menor estaba en el nº 15 de la calle Coscojales. Solía ser habitual en este tipo de establecimientos de venta de frutas, como forma de transacción en los sacos o envases o gratificando a sus clientes con estas monedas que reconocían su fidelidad o pagar en especie a personas que realizaban pequeños trabajos.

Finalmente bajo estas líneas las chapas de la CONFERENCIA DE SEÑORAS DE SAN VICENTE PAÚL. Esta asociación caritativa católica laica de origen francés, se organizaba en grupos de trabajo denominados “Conferencias” que desarrollaban su labor social con el apoyo de voluntarias, orientadas por un consejero espiritual de la parroquia.

Las mujeres donaban dinero para distribuirlo entre los más necesitados mediante el reparto de unas fichas que llevaban grabado su valor del genero alimentario, como podía ser leche o en el caso que mostramos era de medio kilo de tocino.

La citada ficha era de aluminio, y pesaba 3 gramos con un diámetro de 31 mm.



martes, 16 de abril de 2019

EL CONTRABANDO EN LA HISTORIA JARRILLERA




Cómo es lógico en cualquier zona portuaria, el contrabando ha formado parte de la historia social de la Villa. El caso que tomamos como ejemplo ocurrió el 9 de noviembre de 1845 y que acabaría en juicio, nos lo cuenta Roberto Hernández Gallejones en uno de sus numerosos artículos sobre la vida jarrillera en siglos pasados.

Ceferino de Urizar había ido hacia las 5 de la tarde en la lancha en compañía del celador de arbitrios y del médico municipal a la goleta “Sotera”, perteneciente a “Mier, Ybarra y Compañía”, que se hallaba anclada en la Ría a realizar los trámites habituales de aduana. Al finalizar los mismos el capitán de dicha goleta Tomás Antonio de Goitia, que era vecino suyo, le pidió que le llevase a su casa bajo la capa un “fardito”, lo que aceptó siempre que no fuera cosa de contrabando ya que “era un empleado y como tal no quería comprometerse”. Goitia le dijo que no se preocupase pues aunque fuera contrabando, “por tener amistad con el sargento del resguardo”, no le cobraría nada por pasarlo.

Tras saltar a tierra los dos y el celador, les dio alto el sargento del resguardo, y “preguntando qué era lo que contenía el fardo que llevaba”, Goitia respondió que era de su propiedad, y que no llevaba en su interior nada más que 8 ó 10 vestidos para su esposa y sus cuñadas, lo que no sirvió para que el paquete quedara decomisado en su caseta. Como el asunto se empezó a poner serio, Goitia, intentó sobornar al guardia con 24 duros y que no llegase a oídos de los dueños del barco, sin conseguirlo, pues se informó al alcalde que envió al alguacil quien incoó correspondiente expediente.

De resultas de ello Ceferino fue condenado a 701 reales de multa lo que le llevó a demandar a Goitia por sentirse engañado, considerando que había actuado de forma desaprensiva y con mala fe, reclamándole además daños y perjuicios.

El expediente tras llegar a Burgos acabó ante el juez de paz, en aquella época el alcalde, quien les amonestó, ordenando que Goitia le pagase a Urízar 500 reales y medio, a lo que este último se negó dando por finalizado el acto. Con posterioridad, tras ciertos tiras y aflojas se convino en que Goitia le pagase a Urízar 320 reales, sin que este último pudiese argumentar más derecho para otra reclamación, dejando constancia por escrito de todo el litigio, firmando la totalidad de las personas intervinientes en dicho juicio. 


lunes, 15 de abril de 2019

FOTOS DE LAS PROCESIONES PORTUGALUJAS





.
Elena Martín López, ha puesto a nuestra disposición una serie de fotografías de su álbum familiar de las que seleccionamos tres de las procesiones portugalujas del siglo pasado y otra bajo estas líneas con motivo de una concentración de motos celebrada en la Plaza en los años 50.


A lo largo de la historia de este blog hemos recogido en diversas ocasiones imágenes de esta tradición religiosa, para lo cual recomendamos recurrir a tres de ellas, pinchando sobre su título:








domingo, 14 de abril de 2019

RECOGIDO DE OTROS MEDIOS: SALAZAR Y SU HISTORIA EN PORTUGALETE EN ETB2






En ETB2 hemos podido ver el trabajo del portugalujo Jon Arregui titulado ESCAPADAS CON J. ARGUIÑANO: PORTUGALETE.

Recogemos la parte en la que se nos solicitó participar, 






viernes, 12 de abril de 2019

UN TEATRO DE GIMNASIA EN PORTUGALETE EN 1880


El rico Archivo Histórico Municipal de Portugalete, que tan celosamente custodia y gestiona nuestro Archivero y amigo Roberto Hernández Gallejones, no para de depararnos sorpresas. Esta vez hemos dado con un expediente (C48-N52) fechado en 1880 referente a la solicitud de D. Bartolomé Lassarre para la construcción de una caseta provisional para dar algunas funciones de “Teatro de gimnasia” en la plazoleta que se hallaba frente del Santo Hospital de la Villa.

Esta plazoleta estaba situada tras la quinta manzana del Muelle Nuevo, a continuación de las cinco casas adosadas de uno de los promotores, Luciano Urizar, que entre 1869 y 1872 habían levantado las casas del nuevo ensanche de la Villa entre la Plaza
del Solar y Las Arenas. Partiendo de la plaza del Solar estaban las siguientes manzanas: 1ª Manuel Calvo, 2ª Familia de Luciano Urigüen, 3ª Josef Yerschik, Leandro Yohn, y familia de Ezequiel Urigüen, 4ª Juan Tomás Epalza (con su capilla) y 5ª la citada de Luciano Urizar.

El plano con el proyecto de Francisco de Berriozabal, fechado el 3 de Julio de 1880, muestra la situación de la plaza formada por la última casa de Urizar (hoy nº 42 de Mª Díaz de Haro), el Santo Hospital (situado donde hoy está el Bar Sutegi y los viveros de marisco) y un edificio que creemos podría ser la Casa del Telégrafo (hoy nº 44), que se construyó en 1840.

No sabemos en qué consistirían los espectáculos de gimnasia o si los gimnastas eran simples volatineros, pero en aquellos años comenzó a tener mucha importancia la gimnasia y ya en 1866, Felipe Sarrate había comenzado a difundir la gimnasia en Bilbao y José Zamacois había instalado en aquella villa un gimnasio-higiénico donde se practicaban entre otros, ejercicios de trapecio y anillas.

Sea como fuere, el Ayuntamiento portugalujo estuvo de acuerdo con la petición de Lassarre “sin perjuicio y mientras el Ayuntamiento no resuelva otra cosa, con la circunstancia además de que el camino de servidumbre que pasa por aquella plazoleta deberá quedar expedito, libre y franco para el tránsito de las gentes y que la caseta provisional se deberá construir con entera sujeción al plano presentado, pintando convenientemente por sus costados exteriores para que no haga mal efecto al ornato público”.

Examinando el plano vemos que el “teatro de gimnasia” era en realidad una carpa con dos entradas. Una principal por la plaza, de madera pintada simulando piedra de sillería, dado que era una instalación provisional, a cuyos lados se colocarían los programas de espectáculos y sobre la puerta, un frontón indicaría la naturaleza del edificio. La puerta que daría al muelle era más pequeña y toda la cornisa, frontón y cúspide, estarían decoradas con banderas. Las paredes podían ser de lona o madera. Las medidas serían de 20 m x 8 m x 10,50 m de alto (sin contar la bandera). En el techo (seguramente de lona) se aprecian unos respiraderos para evacuar el calor producido por las luces, público y gimnastas.


JOSE LUIS GARAIZABAL


jueves, 11 de abril de 2019

EL CASCO HISTORICO A TRAVES DE LAS MAQUETAS DE MIKEL TORKA Y EL TRABAJO DE AMAYA ALAVA





Hoy dedicamos esta entrada a nuestro CASCO HISTORICO JARRILLERO, como motivo de ofrecer en la Biblioteca Digital Portugaluja el trabajo de nuestra compañera Amaya Alava Ulibarri, que sirvió de base para confeccionar el último ejemplar de Tesoros Portugalujos.

Un trabajo imprescindible no solo para los turistas que cada vez nos visitan en mayor número, los guías que ofrecen las visitas guiadas, y a los portugalujos en general como lo ha demostrado el citado Tesoro Portugalujo, que tan pronto se agotó.

Aprovechamos también para ofrecer algunas fotos que sacamos en la exposición de Mikel Torka en la Torre de Salazar, que ante el éxito que está teniendo se ha aumentado su programación hasta finales de mayo.

En las fotos superiores nos hemos centrado en la calle del Medio, con su puerta de entrada medieval superior y la torre del Coronel sobresaliendo en su ángulo superior derecho, fuera de las murallas, así como la otra entrada junto a la torre de Salazar en el ángulo inferior izquierdo. Junto a la torre de la calle del Medio la antigua plaza donde se hacían los mercados.

Como reconocimiento al artista, recogemos bajo estas líneas las imágenes que hemos tomado de la del taller de zapatería que tenía su padre J.R. Torca en el cantón de Salazar, hoy del Elai Alai.

La meticulosidad en los detalles es asombrosa.


miércoles, 10 de abril de 2019

JOSEFA AROSTEGUI (1901-1989) ENPORTUGALETE.COM





El periódico enportugalete.com de este mes nos ofrece la figura de una mujer a la que ya dedicamos una página en el nº 24 de CUADERNOS PORTUGALUJOS, dedicado a las mujeres portugalujas, como fue la comadrona Josefa Aróstegui Ecenarro.

Según vemos, es la ficha número 115 de las que llevamos publicadas y que forma parte del proyecto de DICCIONARIO BIOGRAFICO PORTUGALUJO que estamos confeccionando con la ayuda de todos.







martes, 9 de abril de 2019

LAS LAVANDERAS PORTUGALUJAS EN EL SIGLO XIX





El estudio de este “oficio tradicional de la mujer” existente en la sociedad antigua desde sus inicios dentro de las tareas domésticas, y que tuvo un especial desarrollo en el siglo XIX y XX, está todavía sin realizar entre nosotros.

Estamos ante u
no de los oficios más duros que tuvieron que afrontar las mujeres, llamándole poderosamente la atención al doctor Escorihuela cuando se estableció en la Villa, al constatar que “las lavanderas verifican la limpieza de las ropas, en todo tiempo metidas las piernas en el agua, descalzas y mojando y dando golpes a la ropa contra la piedra, siendo raro que no les produzca este ejercicio afección alguna, estando todo el día y todos los días del año, las que lo tienen por oficio, incluso los días en que tienen el flujo catomenial. También tiene la costumbre de llevar las cargas en la cabeza, cargas pesadas con las que andan dos y tres leguas…

La trasformación de la sociedad había hecho que a principio del siglo XIX se produjera una demanda de este servicio, especializándose algunas en este oficio. En el padrón de 1824 encontramos a la primera portugaluja que declara ejercer el “oficio de lavandera” y era Manuela Ríos, con domicilio en la calle Coscojales y que todavía con 60 años y viuda estaría en activo, junto con otras tres mujeres como eran María de la Peña de 50 años, Mª Antonia de Uría de 48 años, que natural de Getxo llevaba 9 años viviendo en la Villa y Micaela González de 40 años.

El lavadero público cubierto en aquellos años estaba en el comienzo de la calle Coscojales en su parte más baja, junto al matadero, en cuyo solar hoy está el edificio del Mercado al que se le abrió luego un pozo con bomba para extraer el agua que era algo salobre.

También había otros puntos para lavar junto a fuentes como La Canilla, el Ojillo o los barrios de Repelega y los Hoyos.

En las épocas de escasez de agua se recurría al riachuelo de Ballonti o al otro lado de la ría en el Gobela, como vimos en una entrada anterior, y sobre todo en este caso en épocas de epidemias, sin olvidar el último recurso de lavar en el agua del mar.

Un agosto de 1888 un vecino se quejaba desde las páginas del Noticiero Bilbaino, de la gran escasez de agua por lo que “una persona que yo conozco, solo por esta necesidad, tiene que disponer de dos criadas para las coladas y jabonaduras”, y que la solución para muchas amas de casa y jóvenes era la de acudir al Gobela, Sestao, Santurce o al río de Galindo, porque de no haber sido así “en algunas casas de mucha familia y de cortos recursos, la miseria les hubiera comido.”

Estamos a final de siglo, la Villa va creciendo con una importante clase burguesa, lo que llevó al ayuntamiento, velando por la sanidad pública, a la construcción de un edificio mas amplio de lavadero en la falda de San Roque en 1889 y ante el crecimiento del barrio obrero de Azeta, en 1893 levantó otro junto a la carretera bajo el colegio del Carmen.

El número de mujeres que atendían a la burguesía portugaluja era también importante y se hallaban organizadas, como lo demuestra un escrito firmado por mujeres “de oficio lavanderas”, en 1900, solicitando al Ayuntamiento “poder jabonar la ropa en la campa del Cristo” y como muchos de sus clientes vivían en invierno en Bilbao, “que se les permita también traer ropa de alli”, algo que al parecer estaba prohibido.

****

La foto superior corresponde a un grupo de mujeres que usaba el lavadero de la Campa de San Roque en los años 40 del siglo pasado. Bajo estas líneas la situación del lavadero cubierto existente en 1879 en la parte inferior de la calle Coscojales, según un plano del Archivo Histórico Municipal.




lunes, 8 de abril de 2019

LA VIDA EN EL SIGLO XX A TRAVES DE LAS FOTOS FAMILIARES




Hoy queremos agradecer a quienes nos ofrecen sus fotos familiares para que las demos a conocer pues son documentos gráficos de gran interés para que las generaciones actuales conozcan como fue la vida de sus aitites y amamas.


Una muestra es la que recogemos hoy del álbum de Marisa Burgos, por lo que aparece ella de niña, que nos recuerda el puesto de los helados de Sierra, tan popular en la Villa durante décadas, y que también nos la ha ofrecido Karla Llanos en Las Arenas.
También recogemos junto a estas líneas una foto de jóvenes de la calle Coscojales, algunos ya hace tiempo desaparecidos.

Así mismo la inferior nos recuerda que hace más de 60 años también los niños se reunían en torno a la tarta con velas para celebrar los cumpleaños (aunque no fuera posible en todas las familias) con en la foto inferior de la familia Olano.


domingo, 7 de abril de 2019

RECOGIDO DE LA PRENSA: VIRGEN DE LA GUIA


En la edición de la margen izquierda de EL CORREO, se publica esta página con el título UN RINCON CON HISTORIA: VIRGEN DE LA GUIA, donde recoge dos fotos comparativas separadas por un siglo de la celebración de la festividad de la Virgen de la Guía.

viernes, 5 de abril de 2019

PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA DEL FUTBOL PORTUGALUJO: FELICIANO ORTIZ DE MENDIBIL URCELAY (1900-1981)




Preparando la biografía de este portugalujo con la colaboración de sus nietos, para el siguiente número de Cuadernos Portugalujos, recogemos hoy el material que tenemos de su faceta de futbolista.



Feliciano Ortiz de Mendibil empezaría jugando en el Club Portugalete en 1920 y en diciembre de 1921 figuraría entre los 60 entusiastas del foot-ball, encabezados por Angel Astobiza, y con nombres como Rivera, Ortúzar, Quiroga, Portillo, Sáez, Subijana, Fatrás, Isasi, Babio, Bilbao, Bustinza, Meaurio, Ruiz, Astondoa, Alcalde, Loredo, Aldama, Basañez, Peñafiel, García, Quincoces, Becerra, Gabiña, Lizarraga, Gorostiza, Hernández, Fuentes y Ocerín, que le piden al Ayuntamiento la cesión de  una parte del terreno que tenía tras el Cementerio de Pando, una ayuda económica, así como utensilios y materiales necesarios para nivelar el terreno de dicho campo, ya que el trabajo lo realizarían voluntariamente los socios.

En noviembre de 1922 el club empieza una nueva etapa en su historia jugando en una de las categorías inferiores del Campeonato vizcaíno, ascendiendo al año siguiente al Grupo A. Para afrontar esta nueva temporada Feliciano propone a la Junta directiva presidida entonces por Teodoro Basterrechea una serie de directrices para modernizar el club, que establecieran una disciplina entre los socios y directivos, y afrontaran la situación económica.

En el Club era habitual entonces que muchos jugadores no solo no asistiesen a los entrenamientos sino tampoco a los partidos, por lo que proponía establecer normas y sanciones. Y ante la falta de campo propio recomendaba a la directiva establecer acuerdos con otros clubs para jugar en campos adecuados y cuidar también el equipo de reservas entonces muy descuidado pues era la base para mantener las sustituciones.

Como algunos jugadores vivían en Bilbao (había sido su caso pues se vino a vivir aquí en 1922) proponía que se les hiciera socios del Club Deportivo de Bilbao pagándoles la cuotas para que así tuvieran donde entrenar.

Con esa nueva filosofía afrontan la temporada quedando campeones y ganando la final en mayo en San Mamés al Zugazarte. Al mes siguiente, en junio de 1924, ganará las finales de la Serie C enfrentándose en Las Llanas al Deportivo Alavés, y al Cantabria ascendiendo así a la Serie B.

La alegría en la Villa por esta victoria del Portugalete F.C., fue tal que según refleja el programa de fiestas de ese año el día de la víspera de Santiago, el 24 de julio, en obsequio de sus jugadores, se organizaron diversos actos como fue una Romería, con banquete popular. El Club contaba ya con 500 socios y con una ayuda del Ayuntamiento consiguió inaugurar el campo de La Florida, con un partido entre el Atlhetic y el Arenas.

En la siguiente temporada con Dionisio Babio de presidente, quedarán los segundos y en la de 1925-26 los primeros empatados con el Deusto. Tras un partido de desempate, termina ganando finalmente al Deusto por 2 a 0, y quedando finalista de la Serie B junto con la Cultural. En este partido jugado en San Mamés, el 17 de febrero de 1926, se pierde por un resultado de 4 a 2, quedando la Cultural de Durango campeona de la Serie B. Los jugadores que participaron en este partido fueron: Rivero, Fano, Quiroga, Elorduy, Sáenz, Ortíz de Mendibil, Delfín, Antón, Portillo, Fatrás y Miguelín.

Tras esta temporada Feliciano ficha por el Arenas que en 1925 había sido campeón de Vizcaya, y disponía del nuevo campo de Ibaiondo y que en 1928, disputó el Campeonato Nacional, germen del actual Campeonato Nacional de Liga, que empezaría a disputarse un año más tarde, donde terminaría su carrera deportiva tras haber jugado en Primera División.






jueves, 4 de abril de 2019

EL METRO, DE JUSTO MARTINEZ, SEGÚN MIKEL TORKA (2)





En la primera entrada de esta semana recogíamos, según venimos haciendo, dos dibujos de Mikel Torka sobre el recordado bar EL METRO de Justo Martínez, así como una foto que ya habíamos ofrecido en una entrada de hace cuatro años titulada LA MAQUETA DE LA RANCHE.

Ayer con motivo de la inauguración de la exposición de su obra Historia de una Villa: Portugalete, en la Torre de Salazar, el autor nos descubrió un detalle en que no habíamos reparado. Solo habíamos vista la fachada con la entrada del bar, como recogemos bajo estas líneas, pero no nos habíamos dado cuenta de que por dentro de la maqueta, y por lo tanto mirándola por detrás, se podía apreciar el interior del establecimiento que es lo que ofrecemos encabezando esta entrada.

La meticulosidad y el detalle de sus maquetas es asombrosa y así tras el mostrador recoge a dos mujeres (Conchi y Puri) mientras a la derecha Justo va a descender la escaleras que daban al local que disponía en su parte superior, o en el exterior la cartelería y pinturas políticas de hace 40 años.

Como la exposición va a estar todo el mes, volveremos sobre ella a observar despacio este tipo de detalles que se nos habían pasado desapercibidos.






miércoles, 3 de abril de 2019

RECORDANDO A MANOLO "EL SACRISTAN" (1932-2003)


Estamos ante un personaje muy querido y recordado en Portugalete. Muchos se acordarán de su dedicación al Club Portugalete, del que fue directivo, colaborando en la venta de entradas, boletos para rifas, etc. o su filial el Estrella, o colaborando con el Club de Remo, pero sobre todo se le recuerda por su más de medio siglo sirviendo a la parroquia de Santa María.

Pertenecía a la familia que formaran Alejandro Fernández Carpintero y María Herrero Simón, naturales de la provincia de Valladolid, que llegaron en 1918, todavía jóvenes, a la Villa y donde en 1922 nacería el primero de sus 6 chicos y 2 chicas.

Vivían junto al matadero (el cuarto hijo Antonio fue matarife) y desde muy pequeños todos los hermanos ayudaban en la parroquia, como monaguillos, al sacristán Ignacio de Izaga, que fue el último que con sueldo del Ayuntamiento ocupó a tiempo completo este cargo, desde 1915 hasta la guerra.

En los primeros años de la posguerra su hermano Félix (n. 1925), y también muy recordado como Felitxu, “Sacris”, fue quien ejerció como sacristán, con Manolo siempre junto a él como monaguillo, para tomar luego las riendas del cargo, que atendería tras las ocho horas de trabajo en la fábrica.

Fue la mano derecha de monseñor Chopitea en su época de esplendorosas funciones religiosa y después, en la época postconciliar y de transición política, fue el verdadero guardián de la Basílica y de su tesoro artístico, en unos momentos en que los curas, preocupados solo de la función pastoral, no valoraban su aspecto artístico e histórico. Su acción, cuidando y guardando algunos objetos, fue decisiva para poder seguir contando hoy en día con ellos.

Si en aquellas décadas pudieron desaparecer algunos elementos del patrimonio religioso, a él se debe agradecer que esto no se generalizase, al haber hecho de la Basílica de Santa María, su verdadera casa, objeto de todo su celo y preocupación.




martes, 2 de abril de 2019

CUANDO LAS LAVANDERAS PORTUGALUJAS PASABAN A LAVAR A LAS ARENAS


Con motivo de una de las epidemias que sufrió nuestra tierra en el siglo XIX, concretamente la de viruela de 1881, el consistorio getxotarra con el fin de evitar que dicha enfermedad saltara la ría, dispuso la presencia de un alguacil en Las Arenas para evitar “que ninguna persona de la Villa venga al lado de esta jurisdicción a lavar ropas pasando por la Plazuela”, aunque si se les permitiría a las que habitualmente hacían su trabajo en el rio Gobela, pero asignándoles un punto determinado aguas abajo del río.

Esto no gustó al consistorio portugalujo que en otra ocasión se había quejado de este tipo de medidas “sobre la rigurosa prohibición del paso de personas de esta Villa a dicha Anteiglesia y viceversa, igualmente de las que van al río Gobela a lavar sus ropas, so pretexto de que en esta Villa habían algunos casos de viruela.”

O sea que durante el siglo XIX, como cuenta Karla Llanos, a quien seguimos en este tema en su blog Memorias de Getxo, era habitual que lavanderas portugalujas pasaran la ría:

Como había que buscar aguas, a poder ser no contaminadas por la temida viruela, el desfile de lavanderas tras atravesar la ría camino del Gobela por la entonces incipiente “Avenida de Maximo Aguirre”, portando sobre la cabeza los recipientes en los que se transportaban sabanas y vestimentas, parecía una colorida procesión. Por entonces el río Gobela era un lugar tranquilo, donde los peces, cangrejos y ranas daban vida a aquel torrente de aguas cristalinas. La rivera del río era casi recta, de suave pendiente llena de juncos. En sus herbazales ponían los patos sus huevos. En la zona de lavaderos existían algunos meandros donde ellas lavaban las ropas.

Por aquellos días era frecuente ver a mujeres arrodilladas sobre pilas de cemento o sobre la rugosa mezcla de arcilla y piedra en la que apoyaban sus rodillas. El trabajo de las lavanderas era duro, había que llevar las ropas hasta el cauce del río, enjuagar la ropa, enjabonarla, restregarla sobre la tabla, volver a enjuagarla, retorcerla para escurrirla, extenderla sobre la rivera del río para que se secara, doblarla y luego estaba el camino de regreso que se hacía especialmente largo con las pesadas cargas sobre su cabeza. Más tarde había que planchar la carga en casa. El permanente contacto con las gélidas aguas era especialmente penoso en el invierno, pero ellas se encargaban de calentar el ambiente con sus distendidas charlas, creando un ambiente de camaradería entre las lavanderas de Las Arenas, Santa Eugenia y Portugalete. Todo ese proceso hacía que las labores se retrasaran hasta bien entrada la tarde, dando juego al intercambio los sucedidos de ambas poblaciones.

El jabón con el que restregaban las ropas, estaba compuesto por grasa animal, o bien sosa mezclada con grasa sobrante de la matanza del cerdo. Sus viejas y raídas ropas a veces eran blanqueadas con las cenizas del hogar, a las que también solían añadir añil (una pasta que se elabora macerando los tallos y las hojas de ciertas plantas) para blanquear la ropa.

En el Noticiero Bilbaino de 1888, un portugalujo recordaba aquella fila de lavanderas que iban al Gobela “las muchas por la mañana, y venirse por la tarde, y otras pasarse la tarde entera con una descarga de ropa; ya los corrillos y colas de las fuentes” que formaban una “interminable fila de cacharros de todas formas, clases, géneros y edades, que eran un baldón para el ayuntamiento portugalujo”.