jueves, 10 de agosto de 2017

RIÑA ENTRE PORTUGALUJAS EN EL AÑO DE 1839






El suceso habitual entre vecinos que recogemos hoy, como es una riña entre mujeres, todo un sainete costumbrista portugalujo, puede ser relevante por el gracejo que destila y las expresiones utilizadas.

Siguiendo las actas que se conservan en el Archivo Histórico Municipal vemos, según declararon los testigos, que todo empezó la mañana del día 28 de julio de 1839.

La joven Juliana de Eguía había ido a la casa de Ramona de Paguaba, esposa de Bonifacio de Madariaga, que vivía en el nº 11 de la calle Santa María, según ella a reclamarle una deuda, siendo recibida con un “¿qué traes tú?”, a lo que ella contestó: “ya sabe vuestra merced lo que traigo”. La esposa de Bonifacio le replicó: “diez cuartos vienes a buscar, ya me has robado tú que esa (sic) ladrona”. La joven la soltó que se lo dijese en la calle, si tenía valor para ello. Ramona le contestó, “como no tienes vergüenza revolvedora, como he parido de un sargento de Zaragoza, por eso me lo dice vuestra merced, y me ha marcado la cara el marido por eso”. Al salir Juliana fuera (insistía en que Ramona había dado a luz a consecuencia de su relación con un sargento de Zaragoza) esta insistió, “quítate de ahí, revolvedora”.

Ya de noche al pasar por la puerta de Bonifacio, según Juliana, oyó que Ramona hablaba con un tal Iglesias, en estos términos: “tiene vuestra merced el alojamiento mejor de Portugalete, Cascalajarra le pondrá buena cama, vuestra merced ya se dormirá con Cascalajarra”. (Cascalajarra era cuñada de Juliana).

Como Iglesias le contestó que no, ella siguió: “Muy desentendido se hace vuestra merced, cuidado que Cascalajarra es muy ladrona, que a mí me robó un jarro, mire que es muy pícara” y a continuación dirigiéndose a su marido le dijo “mira cómo me ha tratado a mí la cuñada, esa puta”.

Entonces Juliana intervino: “usted es la puta que ha parido de un sargento”. Visiblemente enfadado por esas expresiones, Bonifacio “saltó por el tablero de su tienda para pegarla”, mientras su cónyuge le animaba con “pégala a esa reputa, mátala”.

Juliana salió corriendo, metiéndose en la tienda de la casa de Leona de Arzallos, en donde el exasperado portugalujo comenzó a insultarle para que saliera fuera. Inmediatamente llegó su mujer repitiendo las mismas injurias que antes había proferido, contestándola la joven con el asunto del sargento.

El tema acabó en pleito, celebrándose un acto de conciliación en el ayuntamiento, el 6 de agosto, ante el regidor decano constitucional por enfermedad del alcalde, compareciendo Bonifacio de Madariaga en compañía de su esposa Ramona de Paguaba, y de otro lado Juan de Eguía, padre de Juliana, en su representación al ser ésta menor de 25 años.

A falta de pruebas y desconociéndose además “las circunstancias que pudo haber en las relaciones” entre las partes, tratándose de “un asunto tan indecoroso” el regidor consideró que no podría “recaer fallo con acierto”, por lo cual decidió amonestarles, aconsejándoles que sometiesen el litigio ante hombres buenos o “amigables componedores”. De todas formas la autoridad municipal les apercibió para que en el futuro no se volviesen a repetir semejantes escándalos, y en el caso de que se produjesen, se tomarían de oficio las providencias prescritas por la ley para evitarlos.

Además, con ánimo de que tales asuntos no trascendiesen, intentó tranquilizar a los litigantes, consiguiendo por último que Juliana se retractase de las expresiones injuriosas que le había dirigido a Ramona, y que manifestase que la consideraba como una mujer honrada y de buena conducta. Su progenitor afirmó lo mismo. Además olvidarían las palabras dirigidas por Ramona contra ellos. Ambas familias dijeron que se había tratado de un acaloramiento, y que en lo sucesivo se comportarían con el debido respeto, lo mismo en privado que públicamente.


Roberto Hernández Gallejones
El artículo completo se puede consultar en
biblioteca digital portugaluja "el mareómetro" 

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