El buque inglés de carga “SARASTONE”, tiene un
lugar de honor en la historia, y por ello sus restos están considerados como
Bien Cultural por la Junta de Andalucía, al haber sido hundido en la II Guerra
Mundial, por un avión alemán en octubre del año 1941 en el puerto de Mazarrón,
Huelva.
Su relación con Portugalete nos la
cuenta Aurelio Gutiérrez en su blog LA VIDA PASA, dado que fue uno de los buques que trasportó niños vascos al exilio
francés durante la guerra civil:
Cuando las fuerzas sublevadas
franquistas y sus aliados, entraron en Portugalete en junio de 1937, la
desbandada de ciudadanos fue total, y si hasta ese momento, el buque “Habana”
desde el puerto de Santurtzi, era el medio de alejar a los niños de corta edad
fuera de la contienda, con la caída de la margen izquierda, los nuevos
evacuados lo fueron a primeros de julio desde el puerto de Santander y
posteriormente en agosto, del puerto del “Musel” en Asturias.
Muchas de
estas personas que escaparon de Portugalete y pueblos vecinos, consiguieron
embarcarse en el buque inglés SARASTONE, que del puerto de Santander, el 9 de
julio de 1937 con 2.500 personas a bordo, se dirige al puerto francés de Saint-Nazaire.
Sus pasajeros a bordo, la mayor parte eran niños de edades comprendidas entre
los 5 a 15 años de edad, pudiendo ir acompañados en esta ocasión por
familiares.
De Saint-Nazaire,
fueron trasladados y repartidos por diversas regiones francesas, en concreto a
la región de Calvados-Normandía-Francia, donde un Comité de bienvenida les iba
repartiendo en el seno de familias adoptivas o en diferentes colonias o
refugios en manos del gobierno francés, fueron destinados una centena de
personas, entre ellos varios vecinos de Portugalete.
Esta estancia
en tierras francesas duró hasta comienzos de noviembre del mismo año, cuando el
gobierno francés con la excusa de que en el lugar de procedencia de los
refugiados no existían ya combates, y por lo tanto en ausencia de guerra y
peligro, podían retornar a España. Por detrás también estaba el argumento del
alto coste económico que significaba para el gobierno francés el mantenimiento
de dichas colonias.
Los únicos
casos de personas relacionadas hoy en día con Portugalete que se embarcaron el
9 de julio en el SARASTONE, y de los que he podido recoger alguna información
son los de Tomás Izaguirre Las Heras y los que corresponden a mi familia, en
concreto a Felipa Aguado Bastida, aún habiendo más.
FELIPA AGUADO
BASTIDA, (Ortuella 1911, Portugalete 1944) casada con Patricio Gutiérrez del
Moral, natural de Portugalete, embarcó embarazada de 7 meses en compañía de su
hija Araceli Gutiérrez Aguado, nacida el 29 de mayo del año 1936, y por lo
tanto con un año escaso de edad.
Mi hermano Antontxu, nace en Bénouville-Caen, en la maternidad de Hombay 03/09/1937 falleciendo
en Gorliz, en 2016). Mi hermana Araceli por su corta edad en el exilio, no
tiene apenas recuerdos, y lo poco que sabe de aquella estancia en Francia, es
lo que le fueron contando otros portugalujos de mayor edad que ella, y que
tuvieron el mismo destino.
TOMAS IZAGIRRE
LAS HERAS, (Erandio 1927), raro era el día que no le veíamos pasear por el
muelle de Portugalete, luciendo su eterna juventud.
Su aita
Salustiano Izagirre, “Salus”, según me contó, consiguió el mismo día que era
destruido el Puente Colgante embarcarle a él y a sus tres hermanas mayores que
él, en una lancha con destino a Santander, y de aquí una vez que se embarcaron
en el Sarastone dirigirse a Villequiers-Caen. Y como el resto, retornar tres
meses después a Erandio, y varios años después a Portugalete, de donde no se
separó desde que tenía unos trece años hasta su fallecimiento.
Su relato hace
revivir como en esos días anteriores al 22 de junio, decenas de pequeñas
embarcaciones, bordeando la costa para si evitar a los buques franquistas que
controlaban el Abra, se dirigieron hacia Cantabria, evitando así el tortuoso
camino por carretera, y los peligros que entrañaba ese itinerario.
Como en tantos
otros relatos, el recuerdo del pan blanco, en contraposición del pan negro que
se encontraron a su vuelta a España, surge una vez más, así como los vivos
recuerdos de su aita, patrón que fue de los remolcadores Eusko Mendi y del
Altsu Mendi de la flota naviera Sota y Aznar.
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