A lo
largo de la historia de la Villa, han sido muchos los riojanos que se
establecieron y echaron raíces familiares aquí, y muchos relacionados con el negocio
del vino.
Hace 80
años, durante la república, aparecen en el programa de fiestas los anuncios de
tres riojanos que fueron muy populares: Eulogio Crespo (El Resbalón), Eusebio
Santa María (La Viña P.) y Justo Martínez (El Metro).
El
primero de ellos, natural de Baños de Ebro, donde tenía bodegas familiares,
llegó en 1915, y con el nombre comercial de Almacén
de vinos, Eulogio Crespo y Hermanos, en el nº 2 de General Castaños, se dedicaba
a aprovisionar a los buques que llegaban al puerto. Le fue bien el negocio pues
en la década siguiente era presidente de la Sociedad Unión Comercial de la
Villa.
Eusebio
Santa María, de Laguardia, llegó con su mujer, Clara Pérez de Viñaspre, en
1917, viviendo en la calle Maestro Zubeldia como inquilino de Eduardo Miguel,
que tenía una panadería y con el que trabajaría como repartidor de pan con su
camioneta por Portugalete y todos los pueblos vecinos. La amistad con Eulogio,
que fue padrino de una de sus hijas, se desarrollaría también, en el ámbito del
negocio vinatero, sin dejar de trabajar para el panadero, y en 1924, cogió la
taberna que se arrendaba en el nº22 de la calle Santa María, junto a la
“carbonería” o establecimiento de carbón al por menor. El utilizaría también el
logotipo de las cuatro barricas que usaba Eulogio en sus facturas y anuncios.
Finalmente
Justo Martínez, primo de Eulogio y nacido en Baños de Ebro en 1898, que era 11
años más joven, llegó a Portugalete en 1920. Seis años después llegó una moza
de Rasines (Cantabria) Purificación Torres, con la que formaría familia con
tres hijos. En 1931 llegó la hermana de ella Conchi, que completaría el trío
que nos queda en la memoria de todos los que conocimos y añoramos, el bar de la
plaza de la Ranchería, EL METRO.
Tanto El Resbalón (luego lo regentó Chamorro, “el chato”), como El Metro (fotos
inferiores) hace tiempo que desaparecieron, continuando sólo el bar de Eusebio
Santa María, “Polvorilla”, regentado por su nieto.
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