Ya publiqué en este blog (31 de octubre de 2013) la
historia de las medallas de oro que la corporación municipal concedió a Franco
y a la Diputación en 1964. Ahora puedo aclarar un poco más por qué no se les
entregó.
Enterado el gobernador por “El Correo Español” de esta
concesión, informó al director general de Administración Local. Este prohibió
la entrega de las medallas hasta recibir su permiso y el de Franco. En junio y
en agosto llegaron los permisos correspondientes, pero el Ayuntamiento retrasó
la entrega por razones desconocidas.
En 1965 fue nombrado alcalde José Manuel Esparza que
retomó el tema en 1974. Personalmente se encargó de encontrar las fechas
oportunas para cumplir lo prometido y mandó imprimir un discurso apologético para
leerlo y entregárselo a Franco junto con la medalla. Encontró la sastrería más
barata para confeccionar 17 trajes estambre de media etiqueta: “El Francés” de
Sestao. Al final los confeccionó “Novedades Doneil” por 139.740 pesetas.
Como recordará el usuario de este blog, las medallas
no llegaron nunca a su destino y están en el ayuntamiento. ¿Y los trajes?
¿Dónde están los trajes pagados por el municipio? Pedro Michelena, que sucedió
a Esparza fallecido en 1975, le dijo a nuestro amigo Iñaki Llamas que los
concejales que iban a ir en la comisión se pagaron los trajes de su propio
bolsillo, afirmación contradictoria con lo reflejado en el libro municipal de
gastos.
En el tema “medallas de oro” a José Manuel Esparza,
Alcalde de la Noble Villa de Portugalete, Diputado provincial y Procurador en
Cortes, no había quien le ganase. Según decía en un pleno, “hay que saber pedir lo que necesitamos y hay que saber, sobre todo, tener el arte y la cortesía del
agradecimiento”. Le impuso el 14 de enero de 1972 la a Leopoldo Boado
Eceiza, titular de la Náutica. En junio de 1973 quiso ofrecerle otra al ministro
de la Gobernación, pero éste no la aceptó porque había prometido no recibir
ninguna distinción mientras durase su cargo. El alcalde la concedió en 1974 a Fernando María de
Ybarra, marqués de Arriluce de Ybarra,
subsecretario del Ministerio de Planificación del Desarrollo, nombrándole hijo
adoptivo de la Villa y titulando con su nombre la calle que ahora se llama
Libertador Bolivar. Costó 100.000 pesetas. Ybarra había sido presidente de la Diputación
y director general de Administración Local.
También al alcalde le tocaron condecoraciones: en 1972
la medalla de plata al mérito deportivo otorgada por la Delegación Nacional de
Educación Física y Deportes, en 1973 la Cruz Azul de la Seguridad Social, y
tras su fallecimiento, a título póstumo, medalla de Oro de la Villa “habida cuenta de los méritos contraídos
durante el periodo de tiempo que permaneció al frente de este Ayuntamiento”
(Pleno de 12.2.1975, por unanimidad).
Tasio
Munarriz
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