Las modistas con sus talleres de costura fueron muy
habituales en el siglo pasado y era rara la calle de Portugalete donde no encontráramos
una o más.
Si el sastre o sastra, corta y confecciona la ropa,
especialmente trajes, la modista o modisto es quien hace las prendas de vestir,
generalmente de mujer, aunque también de hombre, las diseña, patrona, crea
prototipos, elige tejidos, ajusta, confecciona… Por su lado la costurera que ni
diseña ni patrona, recibe las ropas ya cortadas y siguiendo las indicaciones de
la modista su trabajo es coserlas.
En aquellos años la gente adinerada de nuestra Villa,
como la de Neguri, querían vestir con distinción y a la moda que venía de
Cataluña o París y aquí encontraban verdaderas profesionales (fue muy comentado
cuando la hija de Franco vino a vestirse a la calle del Medio donde Valen
Lafuente, quizás la modista más importante que ha tenido Portugalete), pero por
otro lado las clases menos favorecidas necesitaban también saber coser para sus
propias necesidades familiares, al margen de que como aprendizas pasando horas en una pequeña
habitación cosiendo, cortando telas, hilvanando, sobrehilando y prendiendo
alfileres sacaran un pequeño sueldo.
Si el coser era una
habilidad que toda mujer debía dominar desde su más temprana edad, en las casas
que podían permitírselo esta labor podía ser compartida con costureras “externas”
ayudadas por sirvientas.
La foto que hoy presentamos es un verdadero mosaico recogiendo todos los
elementos de un taller como eran la cinta métrica, tizas de marcaje, alfileres,
agujas, lápices bien afilados, patrones, máquina de coser, de planchar, el
maniquí, la tabla de coser sobre las piernas…
En fín, un oficio muy antiguo en el que el hombre siempre fue el protagonista visible que monopolizaba casi en exclusiva el prestigio de la alta costura. Hemos recurrido a los programas de fiestas de los años 30, fecha de la foto, y hemos recogido algunas de las sastrerías que se anunciaban en la Villa, siempre dirigidas por hombres.
En fín, un oficio muy antiguo en el que el hombre siempre fue el protagonista visible que monopolizaba casi en exclusiva el prestigio de la alta costura. Hemos recurrido a los programas de fiestas de los años 30, fecha de la foto, y hemos recogido algunas de las sastrerías que se anunciaban en la Villa, siempre dirigidas por hombres.
Esta foto de
una modista portugaluja, de la que todavía no sabemos su nombre, se la han
enviado a Marisa Burgos las portugalujas hermanas Oilda y Aida Llano
Arejula que en la actualidad viven en Valencia y Madrid.
Era Ceci Lafuente, de Cecilio.
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