Desde tiempo inmemorial Portugalete ha poseído abundantes viñedos y manzanales, gracias a su favorable ubicación en un relieve de cuestas con, gran irradiación solar. Son frecuentes en la documentación las alusiones a las viñas tintas y blancas del rico vino de la cosecha patrimonial, es decir al txakoli zuri y gorri. Las partes bajas de las viviendas de nuestro Casco Viejo, se encontraban en buena parte ocupadas por lagares. Las laderas de Azeta, Abatxolo sobre todo, la Florida y Buenavista, merced a su orientación se hallaban cubiertas con viñedos, incluso la viña se encontraba presente en el interior de la población, así como el manzano. No es extraño entonces que desde tiempos muy antiguos el consumo del vino propio del país y de la sidra fuese algo muy habitual en nuestra localidad.
Marcos de Escorihuela y Conesa en su Topografía Médica de la Villa de Portugalete (1871-1873) nos dice que se conocía con el nombre de negrera un txakoli que, ''embotellado con una adición de azúcar y una sal carbónica, podría· imitar al Champagne perfectamente''. El famoso galeno castellonense, quien se hizo un acérrimo portugalujo, sigue expresando en su conocido texto que el renombrado txakoli, ''producto y única riqueza agrícola del mucho viñedo que por doquier se descubre, cuyo caldo agradable, sobre todo en estío, por lo limpio, delgado y ácido, hace grata su bebida, que bien pudiera servir para los enfermos en vez de limonadas sulfúricas, puesto que no contiene apenas un cuatro por ciento de alcohol y dos de azúcar''. En el capítulo de la alimentación, Escorihuela nos informa que el txakoli era sobre todo la bebida favorita, y que debido a su acidez se producía un extraordinario número de odontalgias. En 1873 nuestro galeno proporciona la noticia de que la cosecha del vino del país alcanzaba las 24.000 arrobas (una arroba = 11,5 litros)
A finales del siglo XIX poseemos ya más datos acerca del tema que nos ocupa. Existían muchos chacolíes o txakolindegis, como los de Salazar, los de Félix Chávarri, Garibaldi, de Butrón, de Valle, ''las Chulitas'', el de Gorostiza y el de la señora Gabriela. Al ir desapareciendo los txakolis por la plaga de la filoxera en 1890 se fueron implantando sidrerías o sagardotegis en distintos lugares de la Villa, siendo la más importante la sidrería de Antonio Echevarría, sita en la travesía al campo de la iglesia. Dicha sidrería había sido antes el lugar de asentamiento del txakoli de D. Félix Chávarri. Precisamente se conserva una fotografía de los años 30 del siglo pasado, en la que aparecen varios parroquianos en su interior consumiendo el vino o la sidra en la típica jarrilla que sirvió de inspiración para crear la que se quema el día San Roquillo, para rematar nuestras fiestas. La primera vez que aparece mencionada la quema de la jarrilla en nuestros festejos populares es en el Programa de Festejos del año 1989. Probablemente, a alguien se le debió de ocurrir este feliz hallazgo, entroncando con nuestra tradición. Es por esa costumbre de beber estos ricos caldos de la uva y del saludable manzano en jarrillas por lo que a los portugalujos se nos llama jarrilleros.
Las laderas de Azeta y Abatxolo no parecen las mas apropiadas, por su orientación norte, para cultivar txakoli, no así las de Rivas, donde tenía sus vides Arechaga, el famoso carlista, pero esa zona no ha pertenecido a Portugalete hasta mediados del siglo XX.
ResponderEliminarAndechaga, quería decir
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