viernes, 24 de noviembre de 2023

EL ESCANDALO TAURINO EN LA PLAZA DE TOROS EN 1893

  


Aurelio Gutiérrez Martin de Vidales, en su blog LA VIDA PASA, nos ha recordado el artículo que publicó en 1997 OLMO, en el periódico BILBAO, tras haber encontrado la noticia en el Irurac Bat del 10 de abril de 1893.

El recordado padre de D. Celes lo contaba así:

Todo ocurrió el día 9 de abril de 1893 en la plaza de toros de Portugalete, porque en aquellos tiempos más o menos felices, la villa jarrillera, además de ser una elegante colonia veraniega, tenía su propio coso taurino y fue en este escenario donde el Esparterito y su cuadrilla intentaron lidiar una novillada cuyo final superó con creces al famoso rosario de la Aurora que, según una tradición andaluza, terminó con un reparto extraordinario de farolazos.

El cisco se originó cuando el Esparterito se empeñó en matar a los novillos por el método de la pulmonía, que consiste en llenar al bicho de pinchazos para que la corriente de aire, al penetrar en el cuerpo del morlaco por sus cuatro costados, provocase una congestión pulmonar. Pero el secretario del Gobierno Civil que presidia la corrida no estaba de acuerdo con este sistema y cuando las mulillas se llevaban el primer novillo convertido en un colador chino, llamó al palco al Esparterito y le ordenó que despachara a los novillos por el método tradicional en este tipo de festejos.

Mientras se celebraba la conferencia en el palco presidencial, sale a la arena el segundo novillo y el “Esparterito” baja al ruedo y repite la misma faena del toro anterior. El diestro multiplica los pinchazos, pero el bicho tenía el tórax a prueba de ser devuelto a los corrales.

Sale al ruedo el tercer novillo y se desata la tormenta. El autor de la reseña comparaba al toro con una oveja, pero como la oveja tenía cuernos, el “Esparterito” sigue empeñado en utilizar para la suerte suprema el método de la pulmonía y la bronca alcanza niveles de motín público. El presidente opina que de él no se pitorrea nadie, llama a la Guardia Civil y ordena que se lleven al “Esparterito” a la cárcel. Y se lo llevan.

¡Faltaría más!

Una vez encarcelado el diestro, sale el cuarto novillo y la cuadrilla, al verse sin maestro, opta por largarse del ruedo y dejar al toro a disposición de quien acredite ser su dueño. Y ante esta situación insólita, el «respetable» deja la respetabilidad a un lado y se desahoga lanzando al ruedo todos los bienes mostrencos que pueden ser utilizados como proyectiles, lo cual complica aún más el problema de los pobres subalternos, porque al peligro del toro se añade ahora el peligro del botellazo y la cuadrilla insiste en no asomar las narices por el ruedo.

Ante esta situación, la autoridad competente monta en cólera y ordena a la Guardia Civil que se lleve a la cuadrilla a la cárcel para que hagan compañía a su maestro y  decide dar fin a la corrida con la retirada del toro al corral. Sale el cabestro de turno y surge una nueva complicación, porque el cabestro, en vez de confraternizar con el novillo, arremete contra él y se lían los dos a cornadas. El espectáculo excita aún más las iras de los espectadores y, como se han quedado ya todos sin proyectiles, deciden resolver el cisco por su cuenta arrojándose al ruedo en masa.

Es una pena que el cronista no explicase en la reseña lo que ocurrió en el ruedo con el novillo, el cabestro y los espontáneos iracundos. Lo único que hace el revistero es afirmar que no se había dado otro escándalo mayor desde que el famoso Jacobo Watt asombró al mundo con el descubrimiento de la máquina de vapor. Lo podemos leer en este pareado que incluía en su relato y que dice así: «Desde el descubrimiento del vapor, no se ha visto otro escándalo mayor».

La reseña no aclara cómo terminó aquella especie de motín taurino. Fue un fallo del periodista que nos impide saber lo que hicieron los espectadores enfurecidos con el novillo. No debió ser nada bueno porque la crónica termina con esta invocación misericordiosa: «Dios nos coja confesados».

Nota adicional.

-Al día siguiente publicaba el mismo periódico esta gacetilla: «Ayer mañana fue puesta en libertad la cuadrilla del “Esparterito” así como también el espada».

Es de suponer que en cuanto se vieron libres salieran huyendo de incógnito y no les quedasen ganas de volver en su vida a Portugalete

No hay comentarios:

Publicar un comentario