Mikel Torka que sigue
incansable recreando distintas imágenes de la Villa en siglos pasado, nos ha
enviado estas dos imágenes con un indudable encanto.
En el próximo numero
de CUADERNOS PORTUGALUJOS la primera de ellas ocupara las páginas centrales.
Mikel Torka que sigue
incansable recreando distintas imágenes de la Villa en siglos pasado, nos ha
enviado estas dos imágenes con un indudable encanto.
En el próximo numero
de CUADERNOS PORTUGALUJOS la primera de ellas ocupara las páginas centrales.
Una vez finalizada
la III Exposición Nacional Vinícola que se había desarrollado en Madrid entre
el 1 de Abril y el 30 de Junio, se publicó un Estudio con los datos de los
productos presentados, ordenados por provincias, que nos permite tener una foto
de la situación en 1877 de la que extraemos estos datos de la Memoria del
Secretario de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio:
Referente a Bizkaia
dice: “En Vizcaya no es posible que alcance el fruto de la vid la
madurez conveniente; tanto por la falta de calor, cuanto por hacer la vendimia
antes de tiempo, para evitar que las lluvias de otoño le inutilicen, y por lo
mismo, tampoco obtener vinos muy alcohólicos”.
Sus condiciones
climatológicas: 1º.- Cuadro de temperaturas medias mensuales en Bilbao en
los años 1860, 61, 62, 63 y 72. En éste último año se registraron, de Mayo a
Noviembre, estas temperaturas: 12,4º; 16,2º; 20,1º; 21º; 22º; 12,6º y 11,4º
respectivamente. 2º.- El agua de lluvia recogida durante los meses de otoño fue
cambiante, por ejemplo, en 1872 se recogieron 46 mm en Septiembre en 6 días de
lluvia, 178,01 en Octubre en 25 días y 169,03 en Noviembre en 18 días. Aun
cuando los resultados precedentes no se podían aplicar a toda la provincia, los
datos de temperaturas acusaban un calor anual inferior al necesario para una
completa maduración de la uva que unido a la cantidad media de agua caída en
Septiembre y Octubre, y obligaban a adelantar mucho las operaciones de
vendimia.
Antes de la
aparición del oídium, eran numerosos los plantíos de vid en Vizcaya y de alguna
consideración la cantidad de chacolíes, la mayor parte tintos. Atacados por el
oídium, los viñedos de uva negra, especialmente en las Encartaciones, y sin
medios para remediar y contener el mal, todos los propietarios se decidieron a
deceparlas (desceparlas), reduciendo a superficies insignificantes las
dedicadas al cultivo.
Clases de vides
cultivadas: Habiéndose observado que, en esta provincia, las cepas de uva
blanca francesa habían resistido bien, sin ser atacadas, se replantaron
muchas de las viñas arrancadas con sarmientos de la citada clase, sin llegar a
la superficie que en 1851-52 existía en la provincia, y utilizando la
experiencia, la mayor parte de las cepas conservadas y la casi totalidad de las
nuevamente plantadas, eran de uva blanca francesa y algunas pocas de Medoc.
Clases de uva
negra: Las escasas viñas de uva negra que se conservaban eran las conocidas
en el país como Bartolomesa, Seña, Graciana, Verdeja y Prieta.
Zonas
productoras: 1ª Las Encartaciones, destacando Barakaldo y Somorrostro.
Antes del oídium producía 12.000 Hl de chacolí y en 1876, solo 3.000. 2ª
Partido Judicial de Bilbao, destacando los pueblos de Begoña y Abando. 3ª
Partido Judicial de Gernika, destacando por su producción los de la costa y la
más apreciada era Bakio. 4º Partido Judicial de Durango, muy escasos terrenos,
destacando uno de Yurre por su esmerado cuidado al elegir las plantas de uva
blanca francesa y la exquisita labor de colocación y cultivo.
Cultivo y
producción de las vides: La uva blanca francesa en cepa baja,
de poda redonda a pulgar. A razón de unas 10.000 plantas por hectárea. Se roza
(bina = arar por segunda vez) en primavera y después, se deslechuga o se quitan
los vástagos que no traen fruto. La poda cuesta unos 25 jornales por Ha de viña
y de 30 a 40 la cava a azada. No se abonaban. La producción de uva blanca era
de unos 30 Hl/Ha.
Parras de uva
negra: En emparrados, con rodrigones (tutores) de castaño y cañas,
colocándose 6 a 7.000 plantas por hectárea. Producían unos 80 Hl/Ha.
Superficie
ocupada por el terreno de viñedo: Los caseríos, de su extensión de 1,5 y 2
Ha dedicaban unas 20 a 40 áreas a viñedo. Destacaban uno en Begoña de 6 Ha y
otro en Yurre de 3 Ha.
Producción de
chacolíes: Los de Bizkaia tenían 5, 6 y 7º los blancos, y entre 8 y 8,5º
los tintos. Se realizaba pisando y prensando la uva inmediatamente que se cogía
y dejándola fermentar en pipas de 4 a 5 Hl de cabida, donde se conservaba hasta
el trasiego en Febrero o Marzo. La negra se dejaba fermentar con hollejo y
escobajo en pipas de 4 a 5 Hl o bien en toneles de 16 a 24 Hl. Se trasegaba a
los ocho días y se pasaba a pipas comunes. Se vendían a 42,50 a 50 ptas./Hl en
los puntos de producción. El consumo se hacía totalmente en la provincia, no
presentándose a las Exposiciones de Viena y Filadelfia. A la de Madrid solo se
presentaron cinco expositores, entre ellos la portugaluja Dª Rosa Lazcano, aunque
Zabalburu fue el único en enviarlos a Paris.
JOSE LUIS
GARAIZABAL FLAÑO
Portugaleteko
mahastizainak –
Txakolinaren
Elkartea
De los
fondos fotográficos del Archivo Foral de Álava ofrecemos dos fotografías de personajes
como son el botero de los años 40 cruzando la ría, obra de Gerardo López de
Guereñu y el bañero de playa, en Las Arenas, en el año 1905, obra de Emilio Oñate
Reynares (1887-1918), médico vitoriano aficionado a la fotografía.
Tras presentar la
semana pasada una de las fotos de López de Guereñu de hace 80 años, no me resisto
a volver sobre ella al recibir otra actual que ha aparecido en Facebook, y de la que
no se nos señala autor, para que nos sirva de comparación, evitando todo
comentario.
Así que no es de extrañar que su visita a la Villa se complementara con la
ascensión al Serantes o a los montes de La Arboleda.
La foto superior con Santurtzi en primer plano, sin la
Virgen el Carmen (1950), nos muestra el Muelle de Hierro completo rematado por
el faro y detrás, en la zona de las Arenas, la balsa del Sporting Club que en
1934 había cambiado de ubicación. En
estos años 40 desaparecería, sin que sepamos exactamente la fecha, el citado faro.
La foto inferior con la zona del puerto al fondo se
cierra con la imagen del puente colgante.
En
1851 se celebró en Londres la primera Gran Exposición, teniendo un gran éxito e
impacto internacional. Este éxito animó al gobierno español de Cánovas del
Castillo a impulsar la celebración de una gran Exposición Nacional dedicada al
mundo del vino, dado que los caldos españoles habían tenido mucho éxito en la
Exposición de Viena de 1873, obteniendo el primer puesto en la primera
categoría, galardón otorgado por un Jurado Internacional compuesto por 80
miembros de las 31 naciones participantes.
Por
otro lado, en Europa aparece la filoxera, destruyendo masivamente las cosechas,
obligando a Francia a importar vinos españoles tras el ataque a sus viñedos en
la década de 1860. Se llegó a pensar que España podría erigirse en la primera
potencia del mundo en producción de vino, ya que no se vio afectada hasta 1878
(Málaga y Girona), pero al final, el insecto picador terminó asolando todo el
país a finales de siglo. (El álbum de la Exposición 1877, Juan Antonio
Fernández y Mª Teresa García).
Vistas
las cosas, se publica el real decreto de 15-9-1876, en el que se describen los
objetivos de la Exposición Nacional Vinícola: “(…) Conocer los diferentes
productos de la industria vinícola española, sus procedimientos y maquinaria e
instrumentos empleados, realizar análisis y catas de las diferentes bebidas, y
reunir amplia información estadística y censos de producción y productores”.
Por
circular de la Presidencia de la Junta dirigida a los Gobernadores con fecha
14-10-1876, se recomendó el inmediato envío de relaciones nominales de los que
pudieran concurrir a la Exposición, acompañando modelos acomodados a las
secciones y clases del programa.
Estos,
cursaron órdenes a los ayuntamientos para que facilitasen los datos de los
productores locales y las materias que producían, si estaban entre las siete
clases de la sección. En la portada del expediente del AHMP C154-010 se dice
que eran “los que deseaban concurrir con sus productos a la
Exposición Vinícola”.
Ya
publicamos en su día en este blog la relación de los 34 productores
portugalujos de “chacolí blanco”, a 6 de Febrero de 1877, en la
que figuraban apellidos ilustres: Butrón, Lazcano, Menchaca, González, Mier,
Urioste, Chávarri, Capetillo, Esmoris, Castet, Casado, Carranza, Zugazaga,
Calvo, Fernández, Durañona, Balparda, Salazar, Allende, Otaduy, Vallejo,
Careaga, Retuerto, Moro, Ariño, Echelecu, de la Hormaza, Villar y Echevarría. De
ellos, 14 eran mujeres, al menos 12 viudas, figurando en segundo lugar la
protagonista de este artículo: Dª Rosa de Lazcano.
Igualmente,
enviaron la relación de los fabricantes de instrumentos, aparatos, herramientas
y utensilios de todas clases comprendidos en la sección segunda del programa.
En
ella figuraban: Narciso Trochu y Nicolás Villanueva (fabricantes de
embudos, medidas, jarros y bombas de trasiego, todas ellas de hoja de lata),
indicando que no existían fabricantes de los demás instrumentos solicitados.
En
el modelo nº 5, se indicaba que no existían fabricantes de los enseres y
utensilios solicitados, especificando que: “Para beneficiar la uva y hacer
chacolí, se usan lagares y prensas de madera y fierro, y para la conservación
del caldo o líquido, pipas catalanas (238,50 l.) que vienen con
aguardiente y también pipotes que son mucho mayores que las pipas catalanas.
Las
pipas catalanas las suelen comprar los cosecheros, bien en su localidad después
que quedan vacías de aguardiente o bien en Bilbao. Los pipotes también suelen
comprarse generalmente en Bilbao”
Representando
a Portugalete acudió Dª Rosa Lazcano Echebarria (1823 -1884), viuda de
Millán José de Vicuña, domiciliada en la casa sita en el solar de la antigua
Torre del Coronel (plaza del Cristo nº 3), como productora de chacolí blanco
de la cosecha de 1876, procedente de la hacienda denominada “Cerrada de
Cálega”, a peseta la medida de azumbre (2,06 litros). Producción
anterior, 160 hectólitros. La representaba en Madrid, su hijo D. Gumersindo
Vicuña, calle de La Gasca, nº 22.
Para
la Exposición, se publicó un catálogo con todos los expositores, productos,
producciones y precios, figurando Dª Rosa representando a Vizcaya con el número
5.559. Junto a ella, D. Policarpo Lezama y Hermano, de Bilbao, con su “vino
tinto natural, de pasto, chacolí rojo de Orduña” etc., y D. Juan de
Villar, de Zalla, con “chacolí tinto” de la cosecha de 1876,
elaborado con uva graciana, seña, garnacha y gascón, procedente de la finca Luigueti,
a 42,50 ptas. hectólitro en la localidad y 49 ptas. en el resto. Producción 35
Hect. El último productor (5.562) de chacolí era D. Mariano de
Zabalburu, de Begoña, a 50 ptas. hectólitro. Como contraste con la situación
actual, de Gipuzkoa solo acudieron tres sidreros. (Biblioteca Digital
Hispánica)
En
la orla de la Junta de la Exposición podemos ver, con el cargo de
Vicepresidente, a otro “portugalujo” ilustre, como fue el I Marqués de Mudela, D.
Francisco de las Rivas Ubieta, dueño y constructor de la “Finca de los
perros” (Lexarza) en la que vivió su hermana Antonia.
JOSE LUIS
GARAIZABAL FLAÑO
Portugaleteko
mahastizainak-
Txakolinaren Elkartea
En su edición del 18
de setiembre de 1937 nos muestra con el título DE UN ARTISTA ESPAÑOL CON FRANCO
su obra con el puente colgante tras su voladura, mientras en la página de su edición
del 20 de mayo nos ofrece un buen reportaje fotográfico de los niños de la
guerra con su evacuación en el Habana y su estancia en campamentos ingleses.
Siguiendo con las fotografías de Gerardo López de Guereñu recogemos una fotografía tomada desde la zona alta de General Castaños y el Puente Colgante al fondo con los chalets de Abaro y en la inferior (es un detalle de la foto original mas extensa) se ve la parte rural de la Villa en su descenso hacia Ballonti, destacando el camino antiguo que bajaba pasando, por un puentecillo, el arroyo y que luego sería totalmente rellenado y la carretera general con las dos casas del barrio de Cajigas que en su parte superior está cubierto de arbolado.
La fotografía
superior que figura en el Archivo Foral de Alava, dentro de las fotografías de
Emilio Oñate Reynares (1887-1918), nos muestra la zona de la plaza donde estaba
situado el conocido como “Castillo”, hoy “Fabrica de tubos”, o “Tubos” a secas,
tradicional zona de reunión de la gente ociosa.
Unía el muelle Nuevo
con el muelle Viejo, por lo que hemos añadido otra foto de esos años para
entenderlo mejor, ya que la zona se modificó con el proyecto municipal que alineaba
los dos muelles, y daba entrada al actual embarcadero.
Como complemento al
nombramiento en 1500 de Francisco de Olanda, ya pulicado hace unos días por Portugaleteko
mahastizainak Txakolinaren Elkartea, en la siguiente relación podemos ver
los distintos “títulos” y algunos salarios de los encargados del buen orden en
las viñas de la Villa, desde 1500 a 1838:
Jurados, guardas de
las viñas, guarda principal de las viñas, guarda de campo, guardas de heredad,
vigilantes de viñas, cuidadores de viñas y guardianes de viñas.
Los datos se han
obtenido en el Archivo Histórico Municipal de Portugalete: fichas de Policía
(A-9-3) y apuntes del Libro de Cuentas C73-5.
No hay que
confundirlos con los edificios rurales llamados “guardaviñas” que existen,
restaurados en algunos pueblos de la Rioja, y que servían de refugio a los
trabajadores de las viñas y sus animales. También llamados “chozas y chozos”,
fueron usados por las instituciones de Guardas de Campo para vigilar desde
estos emplazamientos las cosechas.
Desconocemos si en
Portugalete y alrededores existiría algún tipo de refugio y/o atalaya, pero me
anima a pensar que la Torre de Castet, que estuvo situada en lo más alto de la
Viña de la Torre (Alto de la Pastora), pudiera tener esta utilidad como punto
estratégico de la zona de viñedos con vistas a las dos vertientes.
Se han localizado
algunos cargos de alguaciles y guardas no relacionados con las viñas y que
citaremos por sus curiosos cometidos:
“Alguacil y recoger las bulas”, “guarda de
galeones”, “mayordomos de la propiedad encargados de evitar la introducción de
vinos”, “guarda del monte Loyola”, “guarda del resto de montes”, “alguacil,
barrendero y mantener orden en la playa del Salto (evitar baño desnudos)”,
“alguacil de vara y tamborilero” y “guardias municipales”.
1533 Sancho de Sorriba y Pedro de la Herrería,
“jurados”.
1534 Iñigo de Ribera, “guarda de las viñas”.
1536 Sancho de Liarze, Sancho de Riberas y Juan de
Brena, “jurados”.
1536 Sancho de Riberos y Sancho de Liarce,
“jurados”.
1537 Liarce y Ribera “cuiden de que nadie saque
leña de viñas ajenas”.
1541 Sancho de Ribera y Hortuño de Landesa,
“jurados”.
1542 Sancho de Ribera y Sancho de Rice, “jurados”.
1543 Sancho de Heras, Domingo de Valles y Juan
Navarro, “guardas de viñas”.
1544 Juan de Trucios y Gonzalo, “guardas de viñas”.
1553 Sancho de Sorriba y Pedro de Herrería,
“jurados”.
1560 Sancho de Sorribas y Lope de Luyando,
“jurados”.
1560 Pedro de la Herrería, “jurado”.
1560 Andrés del Río y Lope de Luyando , “jurados”.
1561 Pedro de Sorribas, “jurado”.
1561 Aquendibar, “guarda de las viñas”.
1565 Diego de Arenas, “jurado”, hubo “plaga de
gorgojos de las viñas”.
1565 Juan de Flor y Pedro de Aresti, “guardas de
las viñas, huertas y heredades”.
1566 Aquendibar, “jurado”.
1566 Hernando del Barco y Sancho de Revila y en su
ausencia a Diego de Arenas y Juan Toribio, “jurados”.
1569 Martín de Aquendibar y Domingo Arecha,
“jurados”.
1570 Toribio de Inojedo y Juan de Inojedo,
“guardas de las viñas”.
1574 Cristóbal Sarri y en su ausencia a Martín de Santurce,
“guardas de viñas”.
1574 Cristóbal Sarri, “guarda principal de las
viñas”.
1574 Juan de (Seor) y Sancho de Inojedo, “guardas
de las viñas”.
1575 Rodrigo de la Torre y Hernando del Barco,
“jurados”.
1626 Juan del Valle en sustitución de Pedro de
Sernueva, “guarda de campo”.
1642 Sebastián de Balparda y Tirso de la Torre,
“guardas de heredad”.
1687 Felipe de Lecubarri y Ventura de Rotadai,
“vigilen las viñas y prendan a cualquier persona que cause algún daño en ellas”.
1691 Lucas de Bringas y Juan de Urcullu,
“vigilancia de las viñas”.
1694 Juan de Urcullu y Gaspar de Chauxeta,
“cuidadores de viñas”.
1695 Antonio de Nocedal y Juan Luis Guillo,
“guardianes de viñas”.
1700 Miguel de Chavarri y Roque de Zuazo,
“guardianes de viñas”.
1704 Lucas de Laredo y Sebastián de Herrera,
“guardianes de viñas”.
1714 Pedro de Larrea y Miguel de Chavarri, “
guardas de viñas”.
1729 José de Butazaba, “guardián de viñas para
evitar que los ganados entren en las viñas y en especial los cerdos”.
1729 Pago de 162 reales de vellón por el salario de
“los guardas de las viñas”.
1730 Pago de 12 ducados a “los guardas de viñas”,
conforme a la costumbre.
1732 Pago de 139 reales por el salario de los
“guardas de viñas”.
1734 Pago a Joseph Suarez, 2/3 de su salario de
“guarda de campo” a 83 rv.
1746 Manuel de Villachica, “guarda de campo”.
1784 Juan de Masustegui, “guarda viñas”.
1838 Cristóbal de Gorroño y Francisco Abad,
“guardianes de viñas”.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO
Sobre el cuadro de la Villa en 1880 de J. Mennie,
De las
fotografías de Gerardo López de Guereñu en el Archivo Foral de Alava, nos
centramos en estas tres tomadas a la entrada de la barquilla.
Unas
sardineras con la cesta en el suelo y sin quitarse todavía el sorki de la cabeza
una de ellas, en la zona de espera quizás con la caseta de la taquilla y dos
vistas hacia la dársena con el arco de la base del puente y el murete del muelle
Nuevo. Sobre la ría el pasaje del bote a remo y un velero remolcado
El periódico ENPORTUGALETE.COM con el que colaboramos mensualmente, ha alcanzado este mes de abril su número 200 por lo que nos unimos a su celebración felicitándoles y recogiendo el mosaico que nos presenta en sus páginas centrales con las fichas de los personajes publicados en sus ejemplares de este segundo centenario y que finaliza con la ficha nº 167, dedicada a Mª FRANCISCA URRAZA LARROCEA .
Las presiones que sufrió ella y sus padres fueron enormes, incluso se recurrió a influir en el juez quien se posicionaría cumpliendo la voluntad de los novios y casándolos civilmente.
En 1889 en un mitin en Bilbao apoyando las ideas de su marido explicó: “Me enamoré de un librepensador, y desde aquel instante se entabló dentro de mi alma una lucha terrible; si hablaba con amigas de la infancia me auguraban males sin cuento; si iba al sermón, oía decir al predicador que el matrimonio civil era nulo, porque con él se podían casar los hombres con muchas mujeres; si me iba á confesar, me aseguraba el confesor que no hiciera caso del librepensador, porque éste no querría más que engañarme. A pesar de tan tristes vaticinios, no hice traición á mi corazón y me casé”.
El enlace que se preveía para principios de enero de 1887, no consta en el Registro Civil y sería quizás el primero realizado por lo civil. Tuvieron que transcurrir dieciséis años hasta que otra pareja de Bizkaia se atrevió a imitarles. Ninguno de sus seis hijos, Zoraida (muerta de bronquitis con un año), Volney, Ángel, Leticia, Zaida y finalmente, en 1897, Delfina, fueron bautizados y la inscripción de su nacimiento y su entierro fueron los primeros actos de ese tipo que no se realizaron por la iglesia en Bizkaia.
Cinco años después moriría ella de tuberculosis pulmonar, cuando tenía 35 años. Su entierro fue una ceremonia civil pública multitudinaria, cuando estos entierros fuera de la jurisdicción religiosa eran casi clandestinos.
Tras anunciar el pasado viernes la muerte de nuestro amigo Jabitxa, hoy día en que le despediremos desde la basílica, recogemos dos fotos en su recuerdo.
En la superior una simpática de su época escolar y en la segunda
en unión de sus amigos de Zubeldia, en una de las comidas en el PACHIN.