jueves, 5 de septiembre de 2024

NAVEGANDO POR LA RED: NAUFRAGIOS EN LA BARRA (3)

 


Seguimos recuperando algunos de los relatos de naufragio en la barra que Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales nos ofreció en su blog LA VIDA PASA y que recomendamos consultar en su totalidad.

Seguimos en la década anterior, al comienzo de las obras de la construcción de muelle de Hierro, y fue el 6 de enero de 1863 cuando la goleta francesa SULLY , procedente de Sunderland (Inglaterra) con un cargamento de carbón de piedra, franqueaba la barra y por efecto de un golpe de mar perdió el timón y la vimos dirigirse a merced de las embravecidas olas a la costa del S. O. al punto llamado Peñota. 

Gran número de personas inmediatamente se acercaron a la costa, y por cuanto se hacía del todo imposible poder dar ningún auxilio por medio de las lanchas, pudo alcanzarse de las peñas más salientes al mar, un cabo que se lanzó de abordo, por medio del cual se dio otro más grueso y atándose los náufragos al primero, han sido salvados los seis individuos que componían la tripulación uno por uno más el práctico

Una hora después de haber encallado el buque estaba ya deshecho completamente, llenándose la costa de sus fragmentos. El capitán no ha podido salvar absolutamente nada, ni aún sus papeles

Destacaron en esta acción de salvamento con una abnegación digna de los más grandes elogios, y sin otro estimulo que el de sus sentimientos humanitario, exponiendo sus vidas por salvar las de los infelices náufragos, habiendo sido cubiertos muchas veces por las olas y algunos arrastrados por ellas y revolcados entre las peñas, los vecinos de la Villa Juan Domingo de Aspiazu, Juan José de Arechavala, Remigio de Careaga, José Ramos y Lorenzo de Echavarría.

Por esta actuación y otra posterior del mes de marzo con la nave JEANNE MARTHE, el emperador de Francia concedió a los participantes una medalla.

Otro naufragio que Aurelio nos recuerda es la de la goleta FARAON, en diciembre de ese año, cuando tres buques, el vapor Pelayo y dos bergantines goletas se presentaron a la vista de nuestro puerto a cosa de las doce del mediodía

Uno de los buques de vela pidió remolque al vapor, y después de un momento de duda, se decidió su capitán a remolcarlo, echándole con este objeto un fuerte cable, pero era tal la fuerza de los golpes de mar, que, en el trance más apurado, precisamente cuando atravesaban la barra, se rompió aquel cable. Aquel momento fue verdaderamente angustioso, pero gracias a una maniobra tan hábil como atrevida el vapor enderezó su rumbo, y logró salvar al bergantín-goleta, que ya se hallaba próximo a estrellarse contra la punta del muelle de Portugalete.

No cupo la misma suerte al otro buque, que al cruzar la barra quedó varado, hasta que la violenta sacudida de un golpe de mar lo arrastró como una pluma al mismo sitio exactamente donde tuvo lugar la catástrofe del hermoso vapor RITA. Felizmente no ha habido que lamentar ninguna desgracia personal, porque el paraje donde definitivamente quedó encallado el buque queda en seco al bajar la marea, librándose toda la tripulación de esta manera de aquel horrible peligro. El buque náufrago es un bergantín-goleta de la matrícula de San Sebastián, llamado FARAÓN, que venía de Cádiz con un cargamento de sal e higos.

El práctico que participó en las operaciones de auxilio fue Ramón Goicoechea, de la Cofradía de Mareantes de Portugalete, hombre experto, valiente y muy marinero, que en ausencias y enfermedades del señor Piloto Mayor de barra diferentes veces ha desempeñado este cargo.

 

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