Se trata de un óleo de Ignacio Ugarte y Bereciartu (1862-1914) un gran pintor de familia acomodada que tras vivir en Madrid y recorrer lugares como Roma, al cumplir los 40 años volvió a su Donostia natal, donde alternaría su trabajo con el que realizaba en su estudio de Santurtzi, dado que su mujer era de aquí.
sábado, 5 de abril de 2025
SANTURTZI Y PORTUGALETE EN LOS PINCELES DE IGNACIO UGARTE HACE UN SIGLO
Se trata de un óleo de Ignacio Ugarte y Bereciartu (1862-1914) un gran pintor de familia acomodada que tras vivir en Madrid y recorrer lugares como Roma, al cumplir los 40 años volvió a su Donostia natal, donde alternaría su trabajo con el que realizaba en su estudio de Santurtzi, dado que su mujer era de aquí.
viernes, 4 de abril de 2025
jueves, 3 de abril de 2025
LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (4)
José
Miguel Comonte
nos habla de su madre, CLEMENTINA LÓPEZ PRESA, “CLEMEN”.
Había nacido en Bilbao en 1913, llegando a la Villa en 1935. Casada con el
zamorano Manuel Comonte, vivieron en Pando 15-bajo. Salvo su hijo Casto, que
nació en Vals (Tarragona), los otros cuatro nacieron en Portugalete.
Clementina tenía concedidos dos
puestos: uno, en la Ranchería haciendo competencia a Juanita Ayuda frente al
Cine Mar y otro en la esquina del cementerio de Pando y la calle Ramón y Cajal,
frente a la carpintería Arrieta, que regentaban Casto “Castorín” (n.
1938) o su hermana Mª Asun (n. 1940).
Me parecía un sitio raro para poner
un puesto, pero José Miguel me aclara que “lo ponían casi a diario ya que
además de la chavalería de la zona, era un punto de paso de toda la gente que
iba y venía andando desde Sestao, Repélega, el Valle, Urioste y parte de
Ortuella y que decir de las parejas que iban a ‘sus asuntos’”. A veces,
trasladaban uno de sus puestos al jardín del relleno en Peñota.
También me narra, como “su madre
regentó el puesto del cine hasta 1956, coincidiendo con la gran nevada. Ese
día, con el frío que hacía, no puso el puesto y al domingo siguiente, el
recaudador le quería cobrar el día que faltó. Discutieron acaloradamente,
recogió el puesto y no bajó más”. El puesto vacante en la Ranchería lo
cogió Moisés Baza “el cojito” citado anteriormente.
En las fotos podemos ver a la
familia Comonte-López. Manolo (n. 1937), Mariasun (n. 1940), Castorín (n.
1938), abajo, Clementina (n. 1913), José Miguel (n. 1949), Mª Ángeles (n. 1943)
y Manuel (1911). En el puesto del cementerio, arriba, las hermanas Mª Asun y Mª
Ángeles, y abajo, José Miguel y sus primas Ione y Bego Gaminde.
miércoles, 2 de abril de 2025
OBRA DE SANTIAGO ALVAREZ. 1954.
Hoy se nos descubre la existencia de otras dos obras de mismo autor en la casa Consistorial, que resulta ser Santiago Alvarez, por lo que volvemos a recoger dicho cuadro acompañado de otro de la plaza de la Ranchería con la torre de la iglesia al fondo.
martes, 1 de abril de 2025
ANTE EL CENTENARIO DEL COLEGIO MAESTRO ZUBELDIA: EL CAMBIO URBANISTICO
Si el nuevo centro se creó en 1925 en medio de los terrenos verdes de las laderas del alto de San Roque, tras la finalización de la guerra y en las cuatro décadas de dictadura el desarrollo urbanístico de la villa le afectó enormemente.
Atrás quedó una primera idea bucólica de
recuperar la ermita de San Roque en lo alto rodeado de campas, para empezar con
la construcción de un depósito de agua en lo alto, mediante voladuras de
ruidosos explosivos, que originó una montaña de piedras a sus espaldas y que
acabaría siendo un fracaso, siguiendo con la construcción de nuevas calles
circundantes como fueron las de Bailen y Axular en los años 60, o un nuevo
centro escolar al comienzo de los 70 tras el depósito de aguas, bautizado con
el nombre de Virgen de la Guía.
Hay que recordar que en
los años 60 y 70 del desarrollismo, el crecimiento de la población dio un gran
salto. La Villa que no llegaba a 22.000 habitantes en 1960, pasó a 45.000 en
1970 y más de 57.000 en 1978. Como consecuencia de ello a principios de esa década se empezaron a construir dos nuevos edificios
docentes en las zonas traseras de juego, junto a las edificaciones de la calle
Axular y en los terrenos de la tejavana el colegio de párvulos, al que
bautizaron con el nombre de Pilar Careaga y que al de pocos años se integró en
el centro Zubeldia.
El cambio hubiera sido total si se
hubiera llevado a cabo el deseo del director, en 1976, de proceder al derribo
del edificio que contaba con el visto bueno de la inspección de educación.