La noticia nos la da Aurelio Gutiérrez
en su blog LA VIDA PASA:
Dia 18 de mayo a las doce menos
diez, los hermanos Estancona: Nekane, Txerra y Edu, aguardaban con cierta
expectación la visita del último cliente antes del cierre definitivo de la
carnicería.
En el barrio de Abatxolo se había
corrido la voz, que los Estancona a partir de las doce liquidarían las cuatro
alas de pollo, seis txuletillas de cordero y medio zancarrón de ternera, que a
precio de amigo aguardaban en el mostrador. Los frascos de las baldas no
entraban en la oferta. Fuera por eso o porque ningún parroquiano se quería
perder la despedida, a la hora que marcaba el reloj en el interior de la
carnicería ya eran decenas las personas que esperaban en los alrededores el
toque de las campanas de la Basílica de Santa María anunciando el Ángelus del
mediodía.
Los que consiguieron entrar con el
último tañido de campana, me aseguran que salieron sin ninguna bolsa en las
manos, porque estas estaban entretenidas tejiendo los pañuelos con los que
habían secado las lágrimas por la emoción de la despedida. Las muestras de
cariño se repartieron por doquier.
Aurelio nos sigue recordando que Edu
le había anunciado la jubilación de su hermano Joserra que seguiría sus pasos. Una
carnicería que jamás ha tenido un rotulo para identificarla, cada cual la ha
llamado por el nombre que mejor le ha convenido. Para mí es la carnicería de
Edu. Con su cierre el barrio se ve privado de una de sus señas de identidad, la
Carnicería, la de Adora, la de Estancona.
Antaño, en mi casa se la decía, “la
carnicería de Adora, la de Juli”, en cuyo interior también podías encontrarte
con Eduardo y Toñín. Juntos formaban un equipo para atender a las familias del
barrio, y bien lo debieron hacer para que la parroquia se mantenga fiel tantos
años después.
En los últimos años era la
carnicería de Edu, de Txerra, de Estancona, con Javi, con una sonrisa que se
regala en cada venta, con los mismos ingredientes que antaño, con el mismo mimo
y cariño.
Nos unimos a estos recuerdos de
Aurelio y les deseamos lo mejor, aunque nos queda un pose de tristeza al ver
desaparecer otro de los emblemáticos y queridos comercios de nuestra Villa.
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