
En
otra entrada, con una foto cedida por Xabier Martinez, se hablamos de esta
mujer, Juanita Ayuda Uraga. Hoy dentro de esta serie de puestos ambulantes volvemos
con la información que hemos completado.
Juanita
“la gorda” heredaría el puesto de su madre, realizando sus ventas en la Plaza y
luego en la Ranchería, instalándolo cerca de su domicilio.
El 15-3-67
EXPONE: que, viviendo con su hijo y su madre, viuda, dedicada desde
hace 29 años (desde 1938) a la venta de caramelos en un puesto en la vía
pública, primero en la Plaza del Generalísimo y en la actualidad en la plaza de
la Ranchería y en la necesidad de continuar con este menester para nuestra
subsistencia y para hacer frente a las inclemencias, solicita permiso para
instalar un quiosco para la venta de caramelos en la Plaza de la Ranchería,
junto al Cine Mar”. El 6-6-67: “Dado que la plaza de la Ranchería se
hallaba en vías de reforma, este lugar no es definitivo por lo que, en su día,
le será señalado el posible nuevo emplazamiento”. Valoración provisional de
60.000 pts.
El
17-7-1967, el Ayuntamiento la autoriza a instalar un kiosco en la Ranchería “en
el que realice las mismas ventas de caramelos que ahora vende en un puesto en
dicha plaza, en la situación que indica el plano y de los materiales y
características. La autorización se otorga título de precario sin derecho a
indemnización cuando el Ayuntamiento, por la razón que fuere obligue a retirar
dicha instalación”. Presenta el proyecto de situación y como modelo presenta
la foto de otro existente en el Parque de Santurtzi.
Antes
de 1968, dejó la calle, al parecer por obligación municipal, para instalarse en
un kiosco situado en la misma plaza.
En el Archivo Municipal hemos localizado la
siguiente denuncia, fechada el 30-7-1968, como concesionaria para la venta de
caramelos, confituras, etc. en un kiosco de su propiedad, situado en la plaza
de la Ranchería contra unos vendedores ambulantes. “EXPONE: que, desde hacía
aproximadamente un mes, colocaba su puesto ambulante al lado del Cine Mar que
es el lugar más estratégico, el mismo que anteriormente tuvimos que dejar
libre para obtener yo la autorización para instalar el kiosco, y como es
natural, se lleva casi toda la venta, anulándonos a los que desde hace muchos
años teníamos precisamente ahí nuestro modesto medio de vida, que, para
lograrla, nos vemos precisadas a tener que bajar a la Plaza del Generalísimo.
El matrimonio que tal hace, tiene desde hace unos 14 años puesto en la Plaza
del Generalísimo, y además se instala en la Ranchería, atendiendo a los dos
diariamente con el perjuicio manifiesto de la que suscribe, quitándome una
defensa natural de venta por el lugar donde se coloca. Por todo lo expuesto a
V. suplico que se obligue a dicho matrimonio a retirar el puesto del lugar
donde se coloca, haciéndolo a mayor distancia del Cine, distancia que nunca
deberá ser más corta que la fijada a la que suscribe, para la instalación y
venta, que como parece lógico, no debiera realizarla fuera del kiosco,
procurando así evitar una competencia que a simple vista causa muy
considerables perjuicios a terceras personas”.
Esta denuncia
provocó el 8-8-68, que como era posible que los intrusos no tuviesen la
correspondiente licencia y que tal vez hubiese otros vendedores ambulantes de
chucherías en las mismas condiciones, se daba orden a la Policía Municipal para
que exigiese a todos los vendedores la licencia, ordenando su retirada de la
vía pública a los infractores, lo mismo que a los mendigos.
En
su día, me contaron que Juanita había ocupado el kiosco sito en Atarazanas
junto al almacén de fruta, que antes regentó su madre y antes, las hermanas
Gabriela y Emilia Eguzkiza. En 1974 seguía en su kiosco, pero lo tuvo que
abandonar en 1981 por obras en la Ranche y volver al puesto callejero, pasando
luego a ocupar un local municipal en General Castaños nº 9, instalándose por
fin, en un kiosco situado en la misma plaza, desconociendo si era el mismo que
había construido en 1967.
JOSE
LUIS GARAIZBAL FLAÑO