Seguimos con las fotos que nos ha cedido Mikel López de Vergara, y nos encontramos con esta, de sobra conocida, pero mejorada en su calidad y con simpático colorido, que nos sitúa en los años de la guerra civil.
Si la guerra comenzó
en julio de 1936 con la sublevación militar, fue en junio del año siguiente
cuando la Villa cayó en manos del ejercito fascista, con lo que llegamos a las
fiestas de 1938 en lo que el ayuntamiento impuesto por los sublevados denominaba
III Año triunfal.
Mientras la guerra
continuaba con toda su intensidad en el resto del país, para dar la sensación de normalidad en la vida
social, se programaron las fiestas de San Roque desde el día 14 al 16 de agosto.
Concretamente este
día el programa especificaba:
A las 8 ½ de la
mañana, la comparsa de gigantes y cabezudos, recorrerá las calles del barrio de
San Roque.
A las 10, misa
rezada en la ermita del Santo, con asistencia del Ayuntamiento. Acto seguido y
durante toda la mañana, se celebrarán diversos festejos infantiles en la Campa
de San Roque.
A las 6 ½, cucaña
y patos en la ría. A continuación, un grupo de ochotes dará un concierto en la
Plaza.
A las 10 ½ se
quemará otra colección de fuegos de artificio. En los intermedios la Banda local
ejecutará algunas piezas de concierto y terminará el acto tocándose los Himnos.
Con tantos jóvenes en la guerra, luchando en ambos bandos, el txistulari que aparece en la foto, Luis López de Vergara tuvo que recurrir a su sobrino Celestino López de Vergara Iturbe, de 15 años, todavía con pantalón corto, del que se había convertido en maestro a la muerte de su hermano Jesús, para suplir la falta de txistularis.
El colorido de los gigantes y cabezudos contrasta con la negra realidad que se
estaba viviendo en la Villa en aquellas fechas.
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