miércoles, 2 de diciembre de 2015

COMERCIOS ANTIGUOS PORTUGALUJOS: CALZADOS JUR



La Villa fue durante un siglo la capital del comercio de calzado de Bizkaia, centrado según recordaba José Antonio Zunzunegui, en la “popularmente llamada calle de Enmedio, donde una tienda sí y dos no son zapaterías; zapaterías que cuelgan sus ristras de botas en las jambas de las entradas dando un aire de zoco a la calle”.
Hoy, ya en el siglo XXI, todavía nos queda el último de aquellos establecimientos del pasado siglo, calzados RUMBO, que fundaran Rodrigo Pérez Díaz y María Martínez Torrealday tras haber empezado con el popular Calzados JUR.
“Rodri” como cariñosamente era conocido, había nacido como tantos otros portugalujos que en aquellos años bajaron “del monte”, en Gallarta y empezó en 1930, con 14 años, a trabajar en el comercio de calzado de Rodrigo Barroso en el número 6 de dicha calle, donde permanecería 17 años.
Por su parte María Martínez Torrealday, nacida en Santurce en 1919, dotada de una gran simpatía y dotes innatas de vendedora, sería la compañera ideal para emprender la aventura empresarial.
A pesar de su experiencia en el mercado de calzado, hay que recordar que también ella tenía sus antecedentes en el mismo pues su abuelo materno fue zapatero en Gernika, su primera iniciativa fue montar una “taberna”.
Fue el año 1945, (ellos se casarían el año siguiente) cuando Rodrigo consiguió autorización para abrirla en Coscojales nº 10 con el rótulo de “Vinos y licores Rodri”, donde María atendía el mostrador, según recoge la foto lateral y el ayudaba al finalizar su trabajo de dependiente de Calzados Barroso. Al parecer como no era un personaje calificado como adicto al nuevo régimen, le exigían que estuviera personalmente al frente del bar, o una persona autorizada por la policía, y le apercibían de que si permitía “la estancia de personas que con sus modales, forma de conducirse o conversaciones, se produzcan en contra del Régimen o sus Postulados, será motivo suficiente, para la inmediata clausura, sin perjuicio de cualquier otra sanción a que hubiera lugar”. Como prevención, según práctica de aquellos años, se puede vislumbrar en la foto el cartel que colocó de “Se prohíbe cantar, blasfemar y hablar de política”.
Similares problemas encontró dos años más tarde cuando al cerrar Delgado su Relojería en la calle Salcedo, quiso adquirir el traspaso del local. A pesar de un certificado de buena conducta de Rodrigo Barroso, tuvo que recurrir a un amigo, Julio Llona, para que pusiera su nombre en la solicitud de apertura del negocio.
El nombre del nuevo comercio que llegaría a ser muy popular al comienzo de la calle del Medio, concretamente en Salcedo nº 3, JUR, con las dos primeras letras del nombre de su amigo y la primera suya, sería un pequeño gesto de agradecimiento al amigo que hizo posible que diera comienzo a su experiencia empresarial en el gremio del calzado.
Continuaremos en la entrada de mañana.
La foto superior nos muestra al matrimonio con dos de sus dependientas en el citado establecimiento, que como vemos bajo estas líneas no era muy amplio.






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