Mediante estas líneas, quisiéramos
homenajear a todas las personas que se brindaron a compartir con nosotros sus
vivencias portugalujas, al tiempo que pusieron a nuestra disposición esa “caja
de galletas” donde se acumulaban los recuerdos de toda una vida, en forma de
fotos, recortes de prensa, etc.
No sabéis lo gratificante que ha sido charlar
con todos ellos y como en el caso de estos dos portugalujos que nos han dejado
últimamente, Josetxu Maruri y Félix Gil Salabarria, aprender tantas
historias que hemos ido aprovechando para contarlas en el blog.
Fue en 2013, cuando les conocí. Otro colaborador
incondicional, José Ramón Tejada, me
puso en contacto con Josetxu para un
trabajo sobre fuentes, bebederos y lavaderos de la zona de Repelega, La Sierra,
etc. (que algún día verá la luz) y como buen conocedor de la zona, me paseó a
sus 90 años (en 2016) por lo que quedaba de aquellos entrañables barrios. Así,
pude escribir sobre los bolos a cachete, ya que su padre, Tomás, era el
encargado del carrejo y bolos de la Sierra Alta, o sobre el San Isidro que
viajó a Cabieces sin billete de vuelta, las vaquillas prófugas, etc.
De sus confidencias pude ponerme al tanto del “urbanicidio” que pendía y pende aún sobre las casas de Federico Martínez y de su pequeña huerta en la que pasaba horas muertas, de cuyos frutos me hizo partícipe en forma de tarros de exquisitos pimientos. Nos dejó en 2020, un mes antes del confinamiento.
Josetxu
me
puso en contacto con su amigo Félix Gil
y hacia Abatxolo me fui a conocer a otro entrañable colaborador. Me recibió con
los brazos abiertos y puso en mis manos cuanto material disponía.Un día, comentando
en la cocina de su casa una foto de los primeros alumnos de las Escuelas de
Abatxolo, me cantó de memoria,enfundado en el chándal de
su querido Athletic, y entre risas, la canción que fueron entonando por el
barrio:
Como recuerdo de aquel encuentro grabé
aquella actuación que podéis disfrutar en este video.
Mi última conversación con él, fue de
forma telefónica en Marzo de este año y dada la edad y salud, no me pudo
aclarar la pequeña historia de la Hermandad
San José Oriol. Ya no se acordaba de mí y mucho menos de la hermandad de la
que fue miembro fundador en 1953. Falleció hace un mes, el 6 de Noviembre, a
los 97 “tacos”.
Seguirá en el “más allá” cantándole a su amigo Josetxu, con su buena voz, aquella Romanza Tasquera que compuso su amigo y miembro de la Hermandad, José Luis Zaloña, que fue estrenada por su cuadrilla el día de Santiago de 1954: “Somos de Portugalete, Noble Villa Jarrillera, y entonamos muy alegres, esta Romanza tasquera…”.
JOSE LUIS GARAIZABAL
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