domingo, 6 de diciembre de 2015

MUESTRAS DE RELIGIOSIDAD EN LA POSGUERRA: VOCACIONES RELIGIOSAS MASCULINAS




Tasio Munárriz continúa hoy con otra de las muestras de religiosidad que se dieron en la Villa en la posguerra, como fueron las vocaciones religiosas:

Cuando D. Angel Chopitea llegó a Portugalete en 1932, en plena época republicana, se encontró, entre otros problemas, con la ausencia de seminaristas que pudiesen continuar la labor sacerdotal. Terminada la guerra en 1937 y en un ambiente más proclive a la Iglesia católica, se dedicó a despertar vocaciones religiosas, sobre todo masculinas, entre las familias más adictas. Como la escuela del Campo de la Iglesia había dejado de ejercer su función docente, el Ayuntamiento cedió provisionalmente sus locales al párroco, en 1941, para “escuela parroquial” de monaguillos, tiples y aspirantes a seminaristas regentada por los Hermanos menesianos.
Chopitea en su librito “Mis veinticinco primeros años de sacerdote” de 1946 escribía: “Son quince los jóvenes cursando en los seminarios de la Diócesis de Vitoria (el Menor de Castillo Elejabeitia y el Mayor de Vitoria). Son varios los que han tomado el hábito franciscano (…); también alguno es ya maestro gregorianista en Silos”
Los que llegaron a ser ordenados sacerdotes en distintos años fueron:
Sacerdotes seculares: Jesús Monje, Jesús Ellacuria, Periko Solabarria, José Luis de la Fuente, David Armentia, David Fernández, Txema Ramón, José Antonio Sánchez, Jesús López Orive, José Miguel Madariaga Izurza, Osmundo Bilbao, Pedro Hernández y algunos más, que los usuarios del blog pueden añadir en comentarios.
Jesuitas: Ignacio Ellacuria, José Ellacuría, José Luis Gárate
José Vellés González no fue sacerdote sino que marchó de misionero seglar a Ecuador con las Misiones diocesanas.
A lo largo de los años de D. Angel Chopitea en la parroquia (1932–1961) se pueden contabilizar unos 40 seminaristas que no terminaron la carrera. Los estudios en los seminarios no eran gratuitos y resultaban caros para muchas familias, sobre todo para los que estudiaban en la Universidad de Comillas. Por eso, había párrocos como D. Claudio Gallastegui de San Antón de Bilbao que conseguían dinero de los ricos para ayudar económicamente a los estudiantes. Como el tema era muy confidencial, no hay pruebas de que D. Angel Chopitea hiciera lo mismo.
Sobre las vocaciones religiosas femeninas hay muy pocos datos: María Angeles Lorente Barbat se hizo religiosa de las Clarisas del Monasterio de Santa Clara de Portugalete y tomó el nombre religioso de Clara e Inés Romero ingresó en la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.


Hemos ilustrado esta entrada con la foto de D. Pablo Bengoetxea con algunos seminaristas, en la foto superior, y D. Angel Chopitea con seminaristas durante el Congreso Eucarístico de 1943 y con la Escuela Dominical de 1946, sobre una de aquellas manifestaciones religiosas denominadas “la Gran Misión del Nervión”.


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