Angel Chopitea
(Lekeitio 1893- Donostia 1991), llegó a Portugalete en 1932 sustituyendo al
párroco de Santa María Eduardo Escárzaga Solaun y marchó a Bilbao en 1961 al
ser sustituido por Pablo Bengoechea Echevarría. Ejerció como arcipreste de Portugalete,
arciprestazgo que comprendía todas las parroquias de la margen izquierda y la
zona minera. Vivió en General Castaños 35 con dos sobrinas que hacían de
sirvientas y un hermano.
Euskaldun de
nacimiento, daba conferencias y sermones en otros pueblos en euskera, dio
clases de esa lengua en 1935 en el recién estrenado Batzoki y era socio de la
“Sociedad de Estudios Vascos” (“Eusko Ikaskuntza”).
En la
República tuvo varios conflictos con el alcalde socialista Cándido Busteros
Orobengoa. En la guerra, al sentirse perseguido, huyó con otros compañeros de
la parroquia y se escondió en Bilbao o en Lekeitio. El único cura de la
parroquia que se quedó fue Hilario Ugalde.
Cuando fue
ocupada Portugalete por las tropas nacionales el 22 de junio de 1937, volvió y
el 17 de julio envió un telegrama al cardenal Gomá diciéndole: “Nombre todo clero arciprestazgo Portugalete
adhiriéndome vuestra eminencia homenaje desagravio y simpatía”
El cardenal le
respondió con otro telegrama agradeciéndole su adhesión. Gomá había redactado
el día 7 una Carta colectiva del episcopado español apoyando al Ejército
rebelde de Franco en la que llamaba a la sublevación militar “Cruzada” y decía
que la guerra era una lucha entre religión y ateismo, civilización y barbarie,
el Bien y el Mal. Esa carta no la quisieron firmar el cardenal de Tarragona y
el obispo de Vitoria Mateo Múgica, que estaban en el exilio.
En 1946
Chopitea escribió un pequeño libro titulado “Mis veinticinco primero años de
sacerdote”, en los que probablemente contaría algunos sucesos que vivió en la
República y en la guerra. Pero ese libro es muy difícil de encontrar. Si algún
usuario del blog lo tiene, le agradezco que me lo haga llegar para completar el
libro que estoy escribiendo sobre la República y la Guerra en Portugalete.
En la foto que
encabeza estas líneas, aparecen Chopitea (derecha) y Víctor Sarduy (izquierda)
con cuatro portugalujas.
Tasio
Munárriz.
Chopitea fue un camaleón, un fascista y un jeta y no estaría de más que se revisara su figura, que se quite la calle que lleva su nombre y que se realice una investigación del expolio que realizó esta persona. Es de vergüenza que se esta persona esté en el callejero de portu y que se le recuerde como un notable de la localidad.
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