martes, 3 de julio de 2018

LAS SIERVAS DE MARIA DEL OJILLO Y LAS DE CAMAGÜEY (CUBA)




Las Siervas de María llegaron a Portugalete, allá por 1888, y tres años después se establecen también al otro lado del Atlántico en Camagüey, en la Isla de Cuba.

Con el siglo XX por el medio cada comunidad ha vivido sus propias historias y vicisitudes. En la Villa empezaron residiendo en la Plazuela del Cristo y después en el Muelle Viejo, para luego constituir dos comunidades de monjas que se establecieron en el nuevo Hospital de San Juan Bautista y posteriormente en el convento del Ojillo.

Estas del Ojillo se dedicaron durante todo ese tiempo a la asistencia a enfermos a domicilio, al igual que sus hermanas en Cuba, pero hoy como signo de los nuevos tiempos dicho convento se ha convertido en residencia donde por la edad se retiran las monjas tras su larga vida de servicio.

Sin embargo por una casualidad nos ha llegado una carta que nos recuerda que actualmente se preocupan de recoger las medicinas que la gente no utiliza para a través de Txomin Hermosilla, enviársela a sus compañeras de Camagüey que las dan una gran utilidad.

La carta escrita desde la comunidad de Cuba, un poco larga, como la utilización que dan a esta ayuda, dice lo siguiente:


Sr. Domingo Hermosilla

Portugalete, España



Con el corazón rebosante de alegría deseamos expresarle nuestros sentimientos de cercanía y gratitud por todo cuanto supone su colaboración al ejercicio de nuestro ministerio en favor de los pobres y enfermos, deseamos de todo corazón que sea el Señor quien recompense como solo él sabe hacerlo tanta generosidad y entrega desinteresada con el fin de aliviar un poco el dolor y sufrimiento de nuestros hermanos menos favorecidos de la vida.

Con gusto respondemos a su justa petición con respecto a los medicamentos y demás material sanitario que con puntualidad nos envía cada mes para paliar en la medida de nuestras posibilidades nuestro trabajo en atención a los enfermos y necesitados que diariamente se acercan a nuestra puerta extendiendo sus manos en demanda de asistencia.

Aprovechamos este medio para hacer llegar nuestro agradecimiento a todas esas personas a las que llamamos nuestros bienhechores, que anónimamente y tal vez sin darse cuenta son los eslabones que forman esta gran cadena de ayuda humanitaria.

 Cada cajita de medicamentos, cada tubo de crema, cada material de curas, etc., etc., etc., que usted recibe de tal o cual persona solidaria es una gota de bálsamo que además de aliviar un dolor o curar una herida, mitiga en el corazón de la persona que lo recibe el dolor y el sufrimiento que le produce el verse imposibilitado de poder encontrar por vías normales, como sucede en cualquier país del mundo, el medicamento que necesita.

Quisiéramos poder explicarle, poder expresarle la alegría, el agradecimiento de estas pobres personas que muchas veces después de caminar días y días por la ciudad visitando farmacias, policlínicos, iglesias tratando de conseguir los medicamentos que le han sido recetados por los médicos, que en muchos casos aun teniendo el dinero en sus manos no logran encontrar lo que necesitan y cuando después de mucho caminar ya casi sin esperanzas pero queriendo agotar todas las posibilidades llegan a nuestra casa porque alguien les dijo, “mire vaya donde las monjitas Siervas de María y pregunte” y ver que aquí encuentran lo que tanto han buscado y que no les cuesta nada o sea que lo reciben gratis.

Muchas, muchas veces se echan a llorar, incluso los hombres, lloran de agradecimiento por que al fin pueden comenzar a tratar el mal que les aqueja, ese llorar manifiesta la angustia, mucho tiempo llevada en el corazón, ante la posibilidad de no conseguir sus medicamentos, esto es la realidad que vivimos a diario aquí en nuestra pequeña casita en esta provincia de Camagüey.

Cuando la Madre va con sus pañales desechables [pampers], que aquí no pueden ser desechables, hay que reciclar para que duren un poquito más, esas mamás de los niños de CVA, que son enfermos que al momento de nacer les apretaron un poco sus cabecitas con los fórceps ocasionándoles daño cerebral irreversible, esas mamás no saben cómo agradecer la llegada de esos pañales que tanto les ayudan a proteger los colchones donde tienen acostados a sus hijos. Tenemos como 15 familias con un miembro en esta situación en nuestro barrio, en estas visitas aprovechamos también para llevarles leche cuando la tenemos.

Las bolsas de colostomía, son otro producto que en nuestro pueblo brilla por su ausencia. Cuanto trabajo pasan los pacientes con colostomía, sea temporal o permanente, cabe aquí mencionar a una joven con una colostomía permanente pero que su condición, hasta ahora, no le ha impedido poder llevar su vida “normal” dentro de lo posible y ella misma nos dice que no puede desechar las bolsitas después de una usada sino que las lava para volverlas a usar hasta que ya no sirva el pegamento que traen, simplemente porque no las encuentra en ninguna farmacia ni pagándolas a sobreprecio y nos cuenta la angustia que pasa cuando no las consigue.

Así mismo pasa con todos los medicamentos que recibimos, los analgésicos, los antinflamatorios, los hipertensivos y todos los que nos llegan, tal vez ustedes piensen que lo que aportan no sea de gran valor porque son algunos medicamentos que ya no tienen utilidad para ustedes, pero aquí en nuestra querida Cuba hasta la más ligera aspirina tiene un fin primordial, aun aquellos medicamentos que ya han cumplido el tiempo para su uso también nos son de mucha utilidad ya que con ellos elaboramos pastas y cremas que utilizamos en la cura de heridas y ulceras sobre todo los que son antibióticos.

Es preciso ver cómo llegan aquí algunos pobres que tienen ulceras en las piernas, muchos viven solos y ellos mismos se curan en sus casas con lo que encuentren porque no tienen quien los ayude, al llegar a nuestra casa y comenzar nosotras a curarlos rápido se comienza a ver la mejoría ya que usamos medicamentos que son apropiados, a veces es necesario hacer combinación de antibióticos y la lectura de los prospectos nos ayudan a realizar una mejor elección. Ellos mismos se quedan sin palabras y no se conforman con decirnos gracias, quieren manifestar ese agradecimiento de mil maneras porque les parece que no dan las gracias suficientes.

 También hemos tenido casos que han estado ingresados en el hospital varios meses curándose allí pero cuando ven que no obtienen los resultados esperados, dejan el hospital y vienen a hablar con nosotras para que los curemos en nuestra casa, o en las casas de ellos cuando en la nuestra no tenemos cabida para más, entonces es que comienzan a ver que sus úlceras van mejorando, en ocasiones tardamos meses hasta lograr que se cierren por completo y es casi imposible poder expresar la alegría que sienten al verse curados y también nosotras experimentamos alegría en nuestro corazón al ver la alegría de ellos.

Lamentablemente hay una gran escases de medicamentos y lo poco que hay los pobres no tienen acceso a ellos, algunos de estos medicamentos que recibimos pero que no tenemos como darle uso porque son medicamentos algo complejos pues en nuestra comunidad tenemos dos médicos que nos ayudan en la distribución de dichos medicamentos, ellos se los llevan al hospital donde trabajan y los usan allí con pacientes ingresados o se los dan a otros que asisten a las consultas y no tienen suficientes ingresos para costeárselos, aquí es donde entra o llega la misericordia de Dios, misericordia que se manifiesta porque ustedes la hacen posible, él toca los corazones y los mueve a la solidaridad para poder lograr en nuestro pequeño pueblo algo de la civilización del amor.

Sí, gracias a Dios, pero también gracias a ustedes, tal vez estos acontecimientos no se publiquen en la prensa o no los saquen en el noticiero de TV pero de una cosa si pueden estar seguros, que Dios Padre Misericordioso tiene sus nombres escritos en el libro de la Vida. Lo digo así porque así lo siento, en cada ocasión que curamos, cada enfermo que asistimos o socorremos, es una lágrima que enjugamos de unos ojos tristes que sufren el dolor y la angustia y en su lugar dejamos un rayo de luz y esperanza dando a entender que un mundo mejor es posible, basta ver esos rostros que nos llegan enmarcados casi por la desesperación y ver como se transforman cuando logran obtener lo que tanto necesitan para aliviar sus dolencias, nosotras Siervas de María por nuestra vocación consagrada estamos llamadas a ser y hacer en nuestro mundo doliente buenas samaritanas que mitiguen el dolor y sanen las heridas de nuestro tiempo producidas más bien por el egoísmo y la ambición de quienes no toman en serio la presencia de nuestros hermanos desfavorecidos.

Pero muchas veces no podemos llevar ese consuelo sin la intervención de aquellos que en la retaguardia de la vida y con un corazón abierto a la acogida del Espíritu de Dios saben aportar a tiempo, aunque sean pequeños fragmentos de bondad que iluminan el sendero que juntos recorremos haciendo posible la vivencia fraterna entre todos, esos que van en la retaguardia son ustedes, sin su cooperación, sin su aporte, no logramos los frutos que obtenemos en nuestro ministerio con los pobres y enfermos, una vez más les damos las gracias y les animamos a seguir adelante siendo todos juntos consuelo y sostén, alivio y fortaleza en las penas y dolor de nuestros hermanos necesitados.

Con un abrazo encomendando a Dios sus necesidades e intenciones me despido

Su afma. en el Señor


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