No son muchas las noticias en la Villa referentes
a la construcción del Transbordador y la alteración de su vida diaria, y no
disponemos de fotografías del progreso de la misma tanto durante la obra civil
de su cimentación o de la estructura metálica y el desembarco de esta en
nuestros muelles.
En CIEN AÑOS DEL PUENTE BIZKAIA, editado por la
Diputación, Alberto Santana, nos habla de la construcción:
"Las obras habían comenzado con gran optimismo el
4 de agosto de 1890 con los desmontes del lado de Portugalete, buscando bajo el
muelle la antigua Peña de Santa Clara para asentar en ella el cimiento de los
pilares. Pudieron encontrarla hincando en ella el pilotaje de troncos verdes de
haya hasta una profundidad máxima de 10,53 m."
Roberto
Hernández Gallejones, nos aporta algunos documentos inéditos que nos indican cómo
pudo influir la construcción en el día a día del Casco Viejo.
El expediente C 92 Nº61 del AHMP, contiene tres
solicitudes de contratistas de la obra para que se les permita el transito por
sus calles de vehículos cargados con materiales.
En el de 23 de agosto de 1890, Alberto de
Palacio, solicita autorización para que los carros cargados de escombros pasen
por la calle Mª Diaz de Haro y que se le indique un vertedero de escombros.
Hasta aquí todo normal. Pero los problemas se les
presentaban a los contratistas que tenían que llevar la piedra atravesando el Casco Viejo (no se había abierto la Calle Nueva) y por aquí solo se podían usar
las narrias y para ello estaban los suelos con rebollos.
El primer contratista, era Georges Arnodin, quizás
familia del constructor Ferdinand, que el 19 de setiembre, se presenta como “residente
en la Villa, y encargado de las obras referentes a la construcción de un puente
a Las Arenas”, expone que es indispensable que los carros cargados de piedra
atraviesen los cantones desde la calle de la Barrera hasta Mª Diaz de Haro,
pues "hacerlo con narrias sería un gran perjuicio", estando dispuesto a reparar
los desperfectos que ocasionase en las calles.
El día 23, sería otro contratista, el vecino Domingo
Urruela que “tenía contratada la piedra para hacer los muros del nuevo puente,
en la parte del muelle Nuevo de Portugalete” quien pedía que se le señalase el
recorrido, pues podía descender por la “parte de la calle de la Barrera,
bajando por la parte de Santa Clara los carros”, no dejando por la noche ningún
resto de piedra.
Sin embargo señalaba que “luego hasta el muelle,
será conducido en narrias”. Este Domingo, no sabía firmar y lo hizo por el, Wenceslao
San Miguel.
Desconocemos más datos al respecto, pero éstos nos recuerdan la existencia de las narrias recorriendo las empinadas calles del
Casco Viejo.
Sobre estas líneas un dibujo de Echarte, cuando la
tracción del tranvía también era de sangre, y a la altura del Cristo y cerrando la entrada la única foto
que disponemos con el puente en construcción.