
Esta mañana trataba de unos años en que el deporte hay que contemplarlo desde la situación que se vivía en la Villa con la recién implantada dictadura tras el fin de la guerra. Sin embargo hubo muchos que no la pudieron vivir por tener que huir de su casa camino del exilio.
Félix Arce que vivía en La Rantxe fue uno de ellos y en la página 209 de
Portugalete en la fotografía, la sociedad portugaluja del siglo XX, lo encontramos en la escuela de Zubeldia. El largo exilio lo afincó definitivamente en Francia y al igual que hace unos años nos dejó su hermano Romualdo, hoy también lamentamos su pérdida.
Como a tantos, el paisaje en que se desarrollaron sus años de niñez, marcaron su patria, y su patria era Portugalete. Nos dejó un deseo: que sus cenizas se mezclen con las aguas de la Punta donde de niño fue tantas veces a pescar. Descanse en Paz.
Como salimos hacia Burdeos, adelantamos la entrada de mañana, en la que presentamos dos fotografías que nos han cedido
Karlos Llanos Etxabe y
Francisco Javier Sánchez, de sus correspondientes álbumes fotográficos de la familia, con grupos familiares que suponemos que corresponderán a principios del siglo pasado.
La superior es de la familia Llanos Sierra, con Aurelio Llanos, con su boina, pañuelo al cuello, faja, reloj de bolsillo, alpargatas… etc. y cantidad de detalles a resaltar tanto en las mujeres como en los niños, de cómo se vestían en aquellos años para acudir a una romería. Porque suponemos que estarían en alguna romería (quizás la de Santa Lucía en San Fuentes) al pie del Serantes.
Por su parte la foto de la familia Sánchez de Alfonso, constituye una verdadera estampa campestre, en torno al mantel con sus platos de comida y jarras de vino, e interesantes formas de vestir, boina, corbata y alpargatas, aunque no conozcamos el lugar como en el caso anterior.
Como se dice al pie de una fotografía de 1920, ante una fila de romeros en el Cristo a la espera del autobús de Gallarta, en
Portugalete en la fotografía (1900-1975) página 75, a los portugalujos les gustaba asistir a las romerías de los pueblos de los alrededores, y al regreso por la tarde a la Villa se organizaban verbenas en la plaza hasta media noche.
En las
Notas del Diario de un marino portugalujo, de Julián de Salazar, en
Miscelánea portugaluja de la Colección el Mareómetro, se dice refiriéndose a los años 60 del siglo XIX que estas romerías venían en el verano una tras otra, Santa Lucía, el Carmen, Santa Ana y San Salvador.