Al recoger unos pequeños apuntes para la
historia del barrio de Azeta, en el próximo número de Cuadernos Portugalujos,
hemos incluido esta figura que hoy traemos al blog, basándonos en la biografía
que escribiera su hijo Ricardo en 1977 y que nos ha llegado a través de Jose Luis Garaizabal Flaño.
Nacido en Murguía (Alava), era maquinista en el
ferrocarril de Galdames, lo que hizo que se trasladara a vivir a Azeta, cerca
de su trabajo. Aquí, un obrero iba a la madrugada por los domicilios de los maquinistas,
fogoneros, galgueros, etc. llamando a la aldaba y, en voz alta, les señalaba la
hora de salida y su lugar de destino.
Eran los últimos años del siglo XIX, cuando
alquiló la planta baja y el primer piso de una casa, antes taberna y tras
realizar algunas obras la abrió nuevamente, atendiéndola su mujer, y donde al
igual que en las demás del barrio, se vendía también pan, aceite, jabón,
droguería, alpargatas y toda clase de quincallería. Hacia 1905, construyó un
carrejo de bolos detrás de la casa, próximo al lavadero, que le daba bastante
vida a la taberna y más tarde construiría otro en el lugar denominado “La cantera”.
Trabajador infatigable, en 1907 se metió en el
negocio de las gabarras, dedicadas al transporte de arena de la playa para la
construcción, con las que aprovechó los años florecientes de la primera guerra
mundial, con el movimiento del mineral para los barcos extranjeros.
En 1920, tras 37 años en el ferrocarril
minero, se retiró para dedicarse con sus hijos al trasporte de materiales por
mar o en camiones, donde los nombres de sus embarcaciones Elena y Lagun Bi, se
haría muy conocidos en toda la costa cantábrica, pues la recorrían con cargas
de carbón, cemento, cal hidráulicas, salazón, etc. sin olvidar la arena para
obras y las industrias de la Ría.
Tras la primera vivienda, pasó después a
construir una casa, adquirir unos terrenos para tener su propia huerta con
frutales o vides para hacer chacolí y hasta disponer de alguna vaca. Su familia
fue muy popular en el barrio. Como anécdota, durante los bombardeos de la
guerra, colocaron una campana grande de uno de los barcos en su casa, que
servía para anunciar la presencia de la aviación y la gente decía ¡¡que ha tocado la campana de Flaño!!
corriendo para los refugios en la cantera o en el túnel del ferrocarril minero.
La foto familiar que encabeza esta entrada nos
muestra a la familia completa: Juan Flaño Gil y su mujer Isabel Greño Moreno,
sentados, y de pie,de izquierda a derecha, Arsenio, Nicolás, Juan, Margarita,
Pedro, Ricardo y Elena.
el barco Elena que estuvo fondeado en el dique muchos años creo que era de la familia Flaño.
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