miércoles, 21 de noviembre de 2018

EL TETRAMORFOS EN SANTA MARIA DE PORTUGALETE ( Y 5)





La última de las representaciones del Tetramorfos que hemos localizado en la Basílica se encuentra en uno de los laterales del retablo existente en la capilla llamada de la Inmaculada, la que está al lado de la sacristía, un mueble formidable de características neogóticasposiblemente salido del taller que compartían en la calle de la Ribera en Bilbao los escultores Serafín Basterra (1850-1927) y Vicente Larrea (1852-1922). Este bello mueble estuvo hasta finales del pasado siglo en la capilla de Salazar, junto a la entrada de la Ribera y ocultaba el monumento funerario que la preside en la actualidad. Allí acogía una imagen de la Dolorosa.

Al lado derecho según miramos rodeando a una bella imagen de la “Oración del Huerto” (de Getsemaní) vuelven a aparecer nuestros perseguidos signos. La verdad es que estas pequeñas tallas no alcanzan la solemnidad de las otras que hemos ido mostrando, son mucho más sencillas y además el entallador no tenía mucha fe en que por sí solos los símbolos que los representan fueran suficiente tarjeta de presentación para los cuatro evangelistas porque el artista les puso una peana con el nombre de cada uno labrado en ella para poder identificarlos con facilidad.

En la totalidad de los casos el símbolo acostumbrado los compaña y de forma unánime lo muestran ufanos en una especie de pergamino que portan en su mano izquierda y que en tres de ellos aparece con el dedo pulgar que lo sujeta.

En esta serie también vemos que a San Mateo le han colocado angelito en vez de hombre alado. A lo largo de estos elementos, presentes en la Basílica hasta cinco veces, podemos constatar el éxito del emparejamiento que hizo San Jerónimo en el siglo IV, unas representaciones que ya vimos que procedían de la Biblia (Ezequiel) y del Apocalipsis (San Juan), aunque en el origen del Tetramorfos, como recoge Irene González de la Complutense madrileña en un interesante trabajo, hay quien apunta otras referencias, por ejemplo hacia el arte egipcio y mesopotámico, donde coinciden muchos investigadores en señalar que los dioses egipcios con cuerpo de hombre y rostro de animal pudieron influir en los artistas posteriores. De hecho es muy evidente el paralelismo entre el águila de Juan y Horus (el halcón) o entre el león de Marcos y la leona Sekmet o el toro de Lucas y la diosa Hator. Y no olvidemos que Ezequiel estuvo deportado en Babilonia en el siglo VI antes de C. y tuvo conocimiento cercano de los “Lamassus”, seres con cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre, que ennoblecían las entradas palaciegas.

Un célebre monje medieval francés, Raúl Gabler, cuyas “Historias” son una excelente fuente para el estudio del pensamiento milenarista, también señalaba que existía una coincidencia entre los animales del Tetramorfos y las virtudes cardinales, los 4 elementos, los sentidos del hombre, y los ríos del paraíso, aunque sus consideraciones no fueron nunca plasmadas por los artistas. Tampoco tuvo desarrollo en el Arte la aportación de Orígenes, un padre de la iglesia Oriental del siglo III, que fue ordenado sin consentimiento de su obispo porque era eunuco, (se había castrado en un arrebato ascético), quien defendía en sus “Homilías sobre Ezequiel” la asociación de los elementos del Apocalipsis al hombre, (el águila era su espíritu, el toro sus instintos y deseos, el león su fiereza y afectividad y el hombre su raciocinio) y para otros, como el papa San Gregorio Magno, los vivientes del Apocalipsis podían corresponderse con la Encarnación, La Muerte, la Resurrección y la Ascensión de Cristo.

En la Basílica de Santa María de Portugalete, el edificio emblemático de la Villa Jarrillera, una iglesia parroquial que se construyó entre los siglos XV y XVI y que el pueblo ha ido enriqueciendo con los años, podemos admirar hasta en cinco lugares diferentes el triunfo de esta representación tan arraigada. La fuimos descubriendo en las dos bóvedas, la del ábside y a la entrada bajo el coro, en el retablo mayor, en el púlpito y hoy hemos podido señalar la del altar de la Inmaculada y ha sido gracias a las precisas fotografías de Natxo Pedrosa, asiduo colaborador de la Asociación de Amigos de la Basílica, el que os las hayamos podido ir mostrando.

Javier López Isla


1 comentario:

  1. Este retablo es una verdadera explicación de la religión cristiana. En la parte inferior vemos a Adán y Eva, echados del paraíso por culpa de comer la fruta prohibida, cometiendo el pecado original. A partir de este primer estadio todo es una explicación de cómo Jesús a partir de su agonía y muerte en la cruz ,libra a los hombres de ese pecado. Los evangelistas son los trasmitirles de esa doctrina.

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